Imperio Adorni: la voluminosa estructura del vocero presidencial

El portavoz gestó una gigante estructura que incluye casi una veintena de reparticiones y más de 100 empleados. El millonario presupuesto en comunicación que contrasta con el Plan Motosierra.

09 de septiembre, 2024 | 07.36

El portavoz del presidente Javier Milei, Manuel Adorni, encabeza una de las estructuras más voluminosas y expandidas del Poder Ejecutivo. Bajo su dirección, existen siete direcciones generales que coordinan distintas áreas clave para la difusión y manejo de la imagen presidencial. Estas direcciones incluyen: Transmisiones Presidenciales, Actividades Presidenciales, Vocería y Comunicación Directa, Comunicación Digital de la Presidencia de la Nación, Planeamiento y Seguimiento, Contenidos Audiovisuales e Imagen Institucional de Gobierno, y Publicidad Oficial.

Además, bajo el mando de estas direcciones generales, se despliegan catorce direcciones simples que abarcan un amplio rango de funciones específicas. Estas son: Producción y Difusión de Actos de Gobierno, Realización Audiovisual de la Presidencia de la Nación, Innovación y Nuevas Tecnologías, Comunicación de la Vocería, Operativa de Comunicación Digital de Presidencia de la Nación, Campañas, Información Pública y Enlace, Creativa, Redacción, Comunicación e Imagen Institucional, Producción Audiovisual, Planificación de Medios, Planificación Digital, y Supervisión Operativa.

La mini "empresa" de Adorni

Esta estructura, que se asemeja a una pequeña empresa por su tamaño y complejidad operativa, requiere una inversión mensual significativa. Se estima que la vocería de Adorni tiene un costo aproximado de 300 millones de pesos al mes, lo que equivale a un total de 3600 millones de pesos al año. Este monto incluye la contratación de 101 personas, distribuidas en diferentes cargos, desde directores y coordinadores hasta 29 asesores. El costo mensual destinado a recursos humanos alcanza los 132.500.000 pesos, cifra que podría incrementarse si se incluyen pagos por horas extras y otras unidades retributivas adicionales.

El despliegue de esta estructura adquiere especial relevancia en el marco de un ajuste feroz que afecta de manera directa a sectores vulnerables como jubilados y docentes. Mientras estos colectivos enfrentan recortes en sus ingresos y recursos, la magnitud del gasto destinado a la vocería presidencial contrasta de forma notable con la prédica de la motosierra que Milei desplegó durante la campaña y Adorni sostiene en sus conferencias matinales. El presupuesto asignado a sostener esta maquinaria comunicacional parece estar desalineado con las demandas de austeridad que el gobierno impone a la fuerza sobre quienes perciben salarios y pensiones modestas.

La importancia que el Gobierno le otorga a la comunicación institucional, representada por la estructura bajo el mando de Adorni, choca con la realidad de miles de trabajadores pauperizaos que ven cómo sus ingresos se deterioran frente a un ajuste económico implacable. El contraste expresa el sistema de prioridades gubernamentales en la asignación de los recursos públicos en un contexto de crisis generalizada.

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