Reabren denuncia de Magnetto y Mitre contra Moreno por investigar el robo de Papel Prensa

Los dueños de Clarín y La Nación denunciaron al entonces Secretario de Comercio por la realización del informe "Papel Prensa - La Verdad".

15 de julio, 2021 | 17.00

La Cámara Federal de Comodoro Py reabrió una denuncia de Héctor Magnetto y Bartolomé Mitre contra Guillermo Moreno por haber investigado el robo de Papel Prensa. La denuncia fue archivada por inexistencia de delito, pero los camaristas Martín 'Doctrina' Irurzun y Leopoldo Bruglia ordenaron revocar esa decisión. Mitre falleció el año pasado; Magnetto sigue impune.

Moreno fue denunciado el 31 de mayo de 2010 por Magnetto y Mitre. Dijeron que abusaba de su autoridad por la firma de la resolución 126 de la Secretaría de Comercio. Magnetto y Mitre denunciaron que “se ha montado, desde el poder Ejecutivo Nacional, un verdadero aparato para-estatal sui generis, al que se le han adjudicado facultades investigativas que sólo competen al Poder Judicial, con la única intención de empañar y tergiversar la legítima adquisición de parte del paquete accionario Papel Prensa (…) Todo ello con la aparente finalidad ulterior, de privarnos ilegítimamente de nuestra libertad”. Nada más alejado.

La resolución 126 lo que hizo fue indicarle a los directores del Estado en Papel Prensa que reunieran documentación de la empresa y organismos públicos y prepararan un informe sobre como fue el proceso por el cuál Clarín, La Nación y La Razón se quedaron con la única fábrica de papel para diarios del país que era propiedad de David Gravier. Esa operación fue coordinada entre la cúpula dictatorial y los tres diarios y ejecutada el 2 de noviembre de 1976 en las oficinas de La Nación.

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El informe se llamó “Papel Prensa – La verdad” y fue presentado por CFK el 24 de agosto de 2010 en la Casa Rosada. Sus 27.000 hojas fueron remitidas al Congreso junto con un proyecto de ley para declarar de interés público la producción de papel para diarios y que todos los medios gráficos pudieran acceder con las mismas condiciones a su insumo básico.

Para Magnetto y Mitre era inaceptable e insistieron con su denuncia. El caso le tocó al juez Ariel Lijo, que lo archivó por inexistencia de delito. Magnetto apeló y tuvo un cómplice: el fiscal Carlos Stornelli. ¿Será motivo de la protección del Grupo Clarín a Stornelli, procesado por su participación en múltiples casos de inteligencia ilegal?

Ahora los camaristas 'Doctrina' Irurzun y Bruglia (que sigue en el cargo donde lo puso a dedo Mauricio Macri) ordenaron reabrir el caso. El juez Eduardo Farah, que en su momento protegió a Magnetto y Mitre de ser indagados por el robo de Papel Prensa, ahora opinó que no hay motivo para revocar el archivo de esta denuncia contra Moreno.

El juez 'Doctrina' Irurzun dice que entre los elementos para investigar si Moreno tenía un ánimo persecutorio contra Magnetto y Mitre hay que tener en cuenta el fallo del 24 de mayo de 2017, cuando los jueces Jorge Ballestero y el propio Bruglia confirmaron sus sobreseimientos en la causa donde se los acusaba de delitos de lesa humanidad en la apropiación de Papel Prensa. Los había sobreseído en primera instancia Julián Ercolini pese a que los fiscales Leonel Gómez Barbella y Franco Picardi dictaminaron que existían pruebas de que se quedaron con la empresa con maniobras extorsivas durante la dictadura cívico militar, ergo, que eran delitos de lesa humanidad.

Irurzun también alega que debe revocarse el archivo porque Moreno pidió “información relativa a los balances, declaraciones juradas del Impuesto a las Ganancias de un listado de contribuyentes, que se haga saber si se encontraba gravada la transferencia de acciones entre los años 1976 y 1977 y que se acompañen copias certificadas de las constancias de pago del tributo correspondiente a la transferencia de acciones de Papel Prensa S.A” y que eso viola el Secreto Fiscal. En definitiva, no querían que se viera que el traspaso accionario fue fraudulento.

El robo

La historia de Papel Prensa y de cómo se la quedaron hasta hoy Clarín y La Nación junto al Estado como socio bobo explica el fondo de esta denuncia.

“Dudi” Graiver murió en un dudoso accidente de avión el 7 de agosto de 1976, mientras viajaba de Estados Unidos a México. Su muerte repercutió de inmediato en su esquema de negocios, cuyo diagrama de relaciones, vínculos y transacciones estaba completo sólo en su cabeza. En medio de aquel drama familiar, Lidia Papaleo, viuda de Graiver, pidió una reunión con Jorge Rafael Videla, el genocida que encabezaba la Junta Militar. Pero se la negaron. Las tres armas tenían otros planes para Papel Prensa.

Entre la muerte de Graiver y el robo de Papel Prensa hubo un juego de pinzas orquestado entre los diarios y los militares. Los medios comandaron una feroz campaña contra Graiver y sus negocios. El gobierno militar atormentaba a la familia para que vendiera la empresa con misivas que llegaban a través del capitán de navío Francisco Manrique, ex ministro de Bienestar Social del dictador Alejandro Lanusse, y de Pedro Martínez Segovia, a quien Graiver había colocado como Presidente de Papel Prensa y que era socio del ministro de economía dictatorial José Alfredo Martínez de Hoz. A Lidia Papaleo también le llegaron mensajes por medio de su abogado, Miguel de Anchorena: los militares querían que vendiera Papel Prensa a Clarín, La Nación y La Razón.

Papel Prensa era un objetivo central tanto para la Junta Militar como para los diarios. Para Videla, Eduardo Emilio Massera y Orlando Ramón Agosti significaba deshacerse de un socio incómodo y además usarla como prenda de cambio para el silenciamiento de sus crímenes. Para los diarios, obtener el monopolio de su insumo básico. El objetivo era claro: debían concretar el traspaso antes del 3 de noviembre, fecha en que había una Asamblea de accionistas donde debían validar el traspaso. Lo lograron el 2.

La idea surgió de la cúpula dictatorial. Más precisamente, del ministro de economía Martínez de Hoz quién, según el testimonio del general José Rogelio Villarreal, lugarteniente de Videla, fue quien propuso que Clarín, La Nación y La Razón se quedaran con Papel Prensa.

En 1976 Magnetto llevaba cuatro años en Clarín, a donde llegó en 1972 reclutado por Rogelio Frigerio (abuelo de Rogelio Frigerio, exministro de Mauricio Macri) entre las filas desarrollistas. Su carrera iba en pleno ascenso, al punto que el 15 de octubre de 1976 el directorio de la empresa le había encomendado las tratativas de la compra de Papel Prensa. Estuvo en la reunión en las oficinas de La Nación dos semanas después.

Clarín, La Nación y La Razón habían conformado la sociedad Fábrica Argentina de Papel para Diarios SA (FAPEL) en 1974, pero el trámite lo terminaron recién el 12 de febrero de 1976. Las fechas son relevantes, ya que revelan un plan: FAPEL no tuvo ningún movimiento hasta el 2 de noviembre de 1976, cuando se quedó con todas las acciones de Papel Prensa. En el mismo día, en la oficina de Florida 343, FAPEL se quedó además con las acciones de Galerías Da Vinci y de Rafael Ianover (Clase A), Juan Graiver, Eva Gitnacht de Graiver y Lidia Papaleo de Graiver (Acciones Clase C y E). Esa fue la parte formal. La real y concreta, que la viuda de Graiver no olvidaría en todos estos años, fue que le dijeron que “firmara para conservar la vida de su hija y la suya también”.

El 10 de noviembre, 8 días más tarde, FAPEL les transfirió las acciones Clase A a Clarín, La Nación y La Razón en partes iguales. Al día siguiente, Clarín anunció: “Producirán los diarios argentinos su propio papel” y reconoció que se trataba de “una gravitante decisión del gobierno de las Fuerzas Armadas”. El 16 de noviembre FAPEL les vendió también a los 3 diarios las acciones Clase C y E. Fue la confesión de parte: FAPEL era un sello ficticio cuyo único sentido era ser vehículo para esta transacción.

Clarín, La Nación y La Razón acordaron relegar al Estado como socio bobo de la empresa. El 18 de agosto de 1977 firmaron un acuerdo que decía: “Los comparecientes convienen en regir las relaciones entre sí, para actuar conjunta y coordinadamente y asegurar la unidad de criterio en la conducción de Papel Prensa SA”. Lo firmaron Ernestina Herrera de Noble por Clarín, Bartolomé Mitre por La Nación y Ricardo Peralta Ramos por La Razón. El acuerdo establecía: “Las tres empresas convienen y aceptan que sus derechos societarios dentro de Papel Prensa SA se ejercerán coordinadamente, por intermedio de los representantes de cada signataria”: Magnetto por Clarín, Mitre por La Nación y Patricio Peralta Ramos por La Razón.

El 14 de marzo de 1977 Lidia Papaleo fue secuestrada, violada, quemada y golpeada al punto que le generaron coágulos en la cabeza y la tuvieron que intervenir quirúrgicamente en las catacumbas del coronel Ramón Camps. Lo mismo ocurrió con su entorno: Jorge Rubinstein, mano derecha de Graiver, fue asesinado durante la tortura. Isidoro Gravier, Eva y Juan Graiver, Ianover, las secretarias Silvia Fanjul y Lidia Gesualdi, también fueron secuestrados. No podían quedar cabos sueltos.

El 28 de septiembre de 1978, Ernestina, Magnetto y Videla, junto a otros socios y genocidas, brindaron en la inauguración de Papel Prensa.

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