El Gobierno acelera una mesa de diálogo y la CGT, su fractura

El jefe de Gabinete, Guillermo Francos, recibirá junto a Julio Cordero y Santiago Caputo a las mayores cámaras patronales reunidas en el Grupo de los Seis como paso previo al llamado a una mesa tripartita con la central obrera. Pablo Moyano, más cerca de Cristina que nunca, amaga con romper otra vez la central obrera. 

08 de octubre, 2024 | 21.09

El Gobierno recibirá este miércoles a las principales cámaras empresarias de la Argentina como paso previo a una convocatoria tripartita de la que formará parte la CGT y que, todo indica, la dejará al borde de una nueva fractura. La convocatoria será a las 17 en la Casa de Gobierno con el jefe de Gabinete, Guillermo Francos, el secretario de Trabajo, Julio Cordero, y el asesor plenipotenciario Santiago Caputo como anfitriones del Grupo de los Seis (G6) que reúne a las mayores patronales de la industria, el comercio, la construcción, el agro y el sector financiero. 

El encuentro se hará en espejo del que la semana pasada mantuvo el mismo equipo de funcionarios con la "mesa chica" ampliada de la CGT a excepción de Pablo Moyano. El camionero y cosecretario general de la central obrera, de hecho, tomó como ejemplo aquella reunión para advertir este martes que en caso de continuar el acercamiento con la administración libertaria, renunciará a su cargo en el triunvirato de conducción y se llevará consigo a los gremialistas que le responden. Se preanuncia, así, una posible división como la que se produjo en 2012 y que determinó que los cuatro años siguientes hubiese dos versiones de la misma organización. 

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En los planes del sector dialoguista de la administración libertaria está la cristalización de una "mesa de concertación por la producción y el trabajo" bajo el modelo ideado por Gerardo Martínez (albañiles, Uocra), el "canciller" de la CGT que impulsa esa herramienta basada en experiencias europeas. El anzuelo exhibido por los funcionarios es que mediante esa instancia de negociación podrá moderarse el ritmo del ajuste en algunos sectores acordados. Y, como casos testigo, habilitaron conversaciones reservadas en los conflictos de Aerolíneas Argentinas y el sector universitario. 

Planteado así, el Gobierno le ofrecerá a la CGT administrar en conjunto el conflicto por un lado y el manejo de un bisturí para efectuar recortes en lugar de la motosierra que blandió Javier Milei ya desde la campaña electoral. Superado el encuentro de hoy con el G6 los funcionarios se entusiasman con una próxima mesa que podrá incluir a la central obrera y a Javier Milei al frente de las deliberaciones. 

Pero además de las negociaciones subterráneas por Aerolíneas y universidades entre el Gobierno y la CGT hay otro canal abierto: se trata de la demorada reglamentación del artículo de la reforma laboral que habilita a los empresarios a despedir sin indemnización a los trabajadores que señale como responsables de bloqueos. Ese punto quedó deliberadamente vacante en la reglamentación publicada días atrás y en la Secretaría de Trabajo avisan que existe margen político para morigerar sus efectos. En particular, mediante la creación de una instancia administrativa o legal de mediación antes de la ejecución de una cesantía, como reclamaba la CGT. 

De todas esas conversaciones Pablo Moyano se mantuvo hasta ahora al margen y, en cambio, intentó sin éxito madurar un paro nacional del transporte. Llegó a reunir a las dos centrales de gremios en los que se había dividido la representación sindical de la actividad, la CATT (bajo su control) y la Ugatt (gobernada por los colectiveros de UTA y los maquinistas de trenes de La Fraternidad) para avisar de una huelga sectorial que tenía como fecha tentativa el 17 de octubre, pero que este martes debió reprogramar para el 30 del mismo mes. Con una salvedad: lo hizo en esta oportunidad sin la participación de la UTA. El líder de los colectiveros, Roberto Fernández, dio la nota en la reunión de la semana pasada en la Casa Rosada al declararse "mileísta de la primera hora", tal como reveló El Destape

Así, el hijo mayor de Hugo Moyano se vio obligado a recrudecer su tono beligerante al dar la nueva fecha del paro y llegó a advertir de su posible salida del triunvirato de la CGT. Lo supeditó al resultado de un encuentro que habrá la semana que viene (entre martes y miércoles) de la "mesa chica" de la central, para definir si la organización aceptará el convite del Gobierno a una mesa de diálogo (como todo indica) o bien, retomará el plan de lucha que en el primer semestre alumbró dos paros nacionales y varias marchas de protesta. 

El camionero viene de mantener una reunión con Cristina Fernández de Kirchner en el Instituto Patria el lunes. De ese encuentro, organizado por el senador Mariano Recalde y del que participaron Nicolás, hijo del sindicalista, y los dirigentes Graciela Aleñá (viales) y Pablo Flores (personal de AFIP), Pablo Moyano salió resuelto a tensionar con sus pares de la CGT. No obstante, en ese propósito aparece un posible obstáculo insalvable: su propio padre, Hugo Moyano, líder de Camioneros y más volcado a los sectores dialoguistas que su propio hijo mayor. Hasta los más cercanos a Pablo Moyano temen que una renuncia a la jefatura de la CGT pueda ser subsanada por Hugo con otro nombramiento aportado por el gremio. Es decir, convertiría el gesto en inocuo para la interna de la central obrera.