El entonces embajador argentino Normando Álvarez García buscó irse de Bolivia en la víspera del golpe de Estado. Según pudo reconstruir El Destape, el funcionario pidió tomarse un remanente de vacaciones el 4 de noviembre de 2019, seis días antes del derrocamiento de Evo Morales. El 7 de noviembre, desde Cancillería le rechazaron el requerimiento. Las sospechas sobre su rol en el proceso que terminó con la caída del gobierno popular boliviano se multiplican. Todo indica que estaba al tanto de lo que vendría. Álvarez García está imputado por el envío de armas por parte del gobierno de Mauricio Macri a los golpistas. Estaba en el aeropuerto el día de la entrega de las municiones. Además, un documento reservado que publicó este medio expone el rol que tuvo la embajada argentina en La Paz en la “operación fraude”.
Vacaciones en pleno golpe
Normando Álvarez García pidió tomarse el remanente de la Licencia Ordinaria Anual 2019 cuando el golpe de Estado contra Evo Morales era casi un hecho. Su pedido formal se hizo el 4 de noviembre de 2019, casi un mes antes de terminar su mandato cuando no podía tomarse ese beneficio. Entonces, Bolivia ya estaba sumida en una crisis política desatada por el cuestionamiento a las elecciones de octubre, proceso en el que la embajada argentina tuvo un rol central, como publicó El Destape. Un documento reservado, al que accedió este medio, revela que a fines de abril de 2019 existió una reunión entre funcionarios diplomáticos argentinos y norteamericanos en la embajada estadounidense en La Paz y que allí se habló de “fraude” y de difundir la idea de “desconfianza” en torno a las elecciones que se avecinaban, que fue lo que luego realizaron.
MÁS INFO
En los primeros días de noviembre de aquel año, con la crisis desatada, Álvarez García intentó irse de Bolivia. Pero tres días después de su pedido, que incluso había hecho extensivo al canciller Jorge Faurie, desde el ministerio de Relaciones Exteriores le rechazaron el requerimiento. La respuesta oficial le llegó el 7 de noviembre pasadas las 19.
“Bolivia atraviesa por una compleja coyuntura a partir de la crisis desatada por la disputada elección del 20 de octubre, que la oposición desconoce, con violentos enfrentamientos cruzados en prácticamente todo el territorio boliviano. En este período, las representaciones han incluso estado cerradas al público”, le remarcaron desde Cancillería en la respuesta que le brindaron. Acto seguido, le destacaron lo que el embajador ya sabía: que su segundo en jerarquía, el encargado de Negocios, Diego Alonso Garcés, también estaba de licencia en “la parte inicial de la licencia solicitada”. Por esas razones “no se considera oportuno prescindir del jefe de la Misión”. “No están dadas las condiciones para conceder la licencia solicitada”, se señaló.
MÁS INFO
Si Normando Álvarez García lograba irse, la sede diplomática hubiera quedado a cargo del tercer funcionario en orden de jerarquía. Y todo a menos de una semana del golpe. Porque tres días después del rechazo del pedido de vacaciones, el 10 de noviembre, el presidente de Bolivia era obligado a renunciar. Y el 12 de noviembre asumía la dictadora Jeanine Áñez. Ese mismo día por la noche viajaban las armas argentinas destinadas a los golpistas. El armamento, según la prueba recolectada tanto en la justicia de Bolivia como en la Argentina, se entregó en la madrugada del 13 de noviembre en el aeropuerto de La Paz. Allí estaba el embajador argentino. Justamente, una carta de agradecimiento por las municiones enviadas, dirigida hacia Álvarez García por parte del comandante de la Fuerza Aérea Boliviana, Jorge Terceros Lara, fue la que destapó este escándalo.
MÁS INFO
Tal como publicó este medio, apenas dos semanas después del envío de armas, Normando Álvarez García agasajó a los golpistas en la sede diplomática argentina.
MÁS INFO
Según pudo reconstruir El Destape, el 29 de noviembre de 2019 concurrieron a un encuentro en la embajada argentina el alto mando militar que apoyó a la dictadora Áñez y el ministro de Defensa golpista Fernando López Julio, hoy prófugo de la Justicia. De acuerdo a las fuentes consultadas, también estuvieron militares estadounidenses y brasileños, entre otros.
El rol de EE.UU. y la embajada Argentina
El rol de los Estados Unidos –y también de Brasil- parece clave en el desarrollo del golpe.
El Gobierno actual de Bolivia reconstruyó la trama del golpe y trazó una cronología donde las conspiraciones comenzaron el 24 de julio de 2019. Un documento que reveló El Destape marca que el proceso comenzó antes, en abril.
De acuerdo a un documento reservado, que según supo este medio fue elaborado por fuentes argentinas vinculadas a la embajada en Bolivia, a fines de abril de 2019 existió una reunión entre funcionarios diplomáticos argentinos y norteamericanos en la embajada estadounidense en La Paz. Allí se habló de “fraude” y de difundir la idea de “desconfianza” en torno a las elecciones que se avecinaban.
El documento está fechado en mayo de 2019 e informa que hubo una reunión con altos funcionarios de la embajada de los EE.UU. en la que estos advirtieron que podría existir un fraude electoral en las elecciones presidenciales del 20 de octubre de aquel año. La excusa que se esgrimió fue la situación que atravesaba el Tribunal Supremo Electoral (TSE) de Bolivia.
El punto central de la operación surge de la estrategia que se coordinó para que la idea del fraude se propague: “Se sugirió a los funcionarios de la embajada argentina en Bolivia, que hagan conocer públicamente esta situación de desconfianza, reclamándose transparencias en el acto electoral y sobre el hipotético riesgo de fraude si no se toman medidas que garanticen que el ‘TSE’ actúe con independencia y capacidad técnica que permita evitar cualquier intento de fraude en las próximas elecciones”.
Seis meses después, en octubre de 2019, Evo Morales ganó esas elecciones presidenciales por 10 puntos de diferencia, justo lo necesario para evitar el ballotage, pero se instaló la idea del fraude, con manifestaciones en las calles de Bolivia y rebeliones de las fuerzas de seguridad. Fue el detonante del golpe.
Según este documento reservado, para los funcionarios diplomáticos argentinos y estadounidenses estaba claro que la situación política de Bolivia no era la de Venezuela pero “en el actual contexto regional toma importancia geopolítica”. En abril de 2019, cuando ocurrió la reunión, la avanzada neoliberal en la región de la mano de Macri y Jair Bolsonaro era brutal y Bolivia era uno de los pocos países donde había un gobierno popular.
Tan importante era el rol de Bolsonaro que, de acuerdo al documento, la posición sobre la desconfianza en el proceso electoral en Bolivia “tendría que comprender a la embajada de Brasil, al considerar que ambos son países relevantes en la región”.
El documento revela que el gobierno de Macri, a través de la embajada argentina en Bolivia, tuvo un rol clave en el proceso que luego desembocó en el golpe de Estado.