El ministro de Economía, Sergio Massa, hizo su debut en las reuniones de gabinete con un mensaje de austeridad en torno a la necesidad de ponerle un techo a los gastos del Estado. "En el primer semestre el gasto se expandió más de lo debido", subrayó, y adelantó que por eso este jueves convocarán a Economía a los encargados de manejar las cuentas de cada ministerio y de las empresas estatales para indicarles en qué rubros avanzar y en cuáles había que fijar un límite. El presidente Alberto Fernández participó durante el segundo tramo de la reunión para marcar el inicio de "una nueva etapa" en el Gobierno e indicó las cuatro áreas que serán prioritarias por lo que, hay que imaginar, allí no habrá recorte: obras públicas, vivienda, educación y ciencia y tecnología.
El jefe de Gabinete, Juan Manzur, viene convocando a los encuentros ministeriales semana de por medio, pero la gran novedad del de este miércoles fue la participación de Massa, que llegó unos minutos más tarde de lo previsto. Antes que él expusieron la ministra de Salud, Carla Vizzotti, el canciller Santiago Cafiero y el ministro de Turismo y Deportes, Matías Lammens. Massa ingresó junto al secretario de Hacienda, Raúl Rigo, quien se viene ocupando de las cuestiones presupuestarias desde las épocas de Néstor Kirchner. Había dejado el cargo con la asunción de Silvina Batakis y verlo aparecer de nuevo, carpetas en mano, fue un alivio para muchos ministros. "Es el que más sabe de las cuentas públicas", comentó luego uno de ellos.
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Massa comenzó destacando la gran noticia del canje de títulos en pesos del martes, que sirvió para despejar un preocupante cuadro de vencimientos de corto plazo y así evitar recurrir a la emisión. Insistió en su idea de mantener el déficit dentro de lo pautado en el Presupuesto, por lo que remarcó que en la primera parte del año se había gastado de más y ahora hacía falta poner un techo. En ningún momento habló de ajuste, sólo de mantenerse en los límites de lo pautado. Claro que la inflación establecida en aquel presupuesto de Martín Guzmán fue del 62%, por lo que en los hechos será un recorte dado que todas las estimaciones dan por encima de eso. A partir del jueves, continuarán las reuniones con cada ministerio y con los encargados de las empresas estatales para delinear los reacomodamientos de los números de cada sector.
Más allá del mensaje de austeridad, Massa planteó a sus pares la visión de que se atraviesan días de dificultades pero que, a partir de septiembre, la situación mejorará. Por un lado, porque se terminarán los días frío y la necesidad de importar combustible, lo que repercutirá en las reservas. También en septiembre el Estado comenzará a ahorrar en subsidios dado la puesta en marcha de la segmentación tarifaria. La sensación que les quedó a sus pares -algo así como el "espíritu" del mensaje de Massa- es que se atraviesa una etapa de estrecheces pero que es indispensable para pasar más adelante a políticas más expansivas, en coincidencia con el año electoral.
Todo fue bastante rápido. Fernández y Massa luego se fueron juntos hacia Saliqueló para participar del acto de firma de contratos para la construcción del gasoducto Néstor Kirchner, una obra estratégica. Si había dudas en cuanto a cómo se iban a reacomodar presidente y ministro en su nuevo vínculo, al momento parece marchar todo sobre ruedas. Sin diferencias en lo referido a a gestión y gestos públicos de buena sintonía. En la reunión, Fernández agradeció a todos los ministros por el esfuerzo que venían haciendo para adecuar la gestión a la nueva realidad, con más dificultades, y subrayó la necesidad de hacer algún esfuerzo para que se mantenga la inversión en las cuatro áreas que marcó como estratégicas: obras públicas, vivienda, educación y ciencia y técnica.
En el acto por el gasoducto, Massa prefirió destacar lo que no es visible de la gestión estatal porque todo el mundo da como hecho. Por ejemplo, que si se están pasando estos sofocones con el nivel de reservas es porque el Gobierno decidió "soltar un poquito"de divisas pero así "garantizar a los argentinos que pudieran tener calefacción, la computadora o las máquinas de las empresas funcionando”. También destacó que se estuvieron poniendo en marcha obras que durante el anterior gobierno quedaron congeladas. “Cómo nos hubiese ido si este gasoducto ya estuviese hecho, si esos 11 millones de metros cúbicos por día de mínima hubiesen estado hoy al servicio de los argentinos”, reflexionó.