Luego de días convulsionados, el Frente de Todos volvió a mostrar una postal de unidad en un acto en la presentación del programa MESA, en Florencio Varela, encabezado por el gobernador Axel Kicillof, compartiendo mesa con el ministro de Desarrollo Social, Juan Zabaleta -uno de los hombres más cercanos al presidente Alberto Fernández- y el diputado Máximo Kirchner. En la lógica de la unidad con disenso, que parece será la manera en que funcionará el oficialismo, el ministro de Desarrollo con la comunidad y secretario general de La Cámpora, Andrés Larroque, remarcó en su mensaje que "no vinimos a adular, vinimos a transformar las cosas, enfrentando lo que haya que enfrentar". "No vamos a titubear nunca en hacer lo haya que hacer en materia de política", sostuvo luego Zabaleta.
Hacía unos días ya que no se veía una imagen tan representativa de la unidad del Frente de Todos, tensionada desde comienzos de año por el cierre de las negociaciones con el FMI y, luego, por el reclamo de alguna recomposición salarial de urgencia para que los trabajadores pudieran hacer frente a la suba récord de alimentos provocada por la guerra en Ucrania. Después del pasado fin de semana largo con versiones de rupturas y cambios de gabinete, el Presidente salió a ratificar al ministro de Economía, Martín Guzmán, y se centró en llevar adelante una agenda de gestión. En paralelo, la avanzada de la Corte Suprema sobre el Consejo de la Magistratura sirvió para unir voluntades.
En este contexto de unidad precaria se organizó este lunes el acto de lanzamiento de un importante programa que apunta a garantizar la seguridad alimentaria a más de dos millones de familias que asisten a 11 mil comedores bonaerenses. En Desarrollo Social lo mostraban como la continuidad de una línea de trabajo con el gobierno de Kicillof que aumentó 16 mil millones de pesos los giros de ayuda, más los recursos puestos en el aumento de la Tarjeta Alimentar y el reciente bono de 18 mil pesos a informales, monotributistas, empleados domésticas y jubilados, que en buena proporción residen en la Provincia. Es decir, marcaban una estrecha colaboración nacional con la gestión provincial.
Antes del acto, hubo una carpa previa donde los invitados tuvieron oportunidad de conversar. Allí, como haría luego en el escenario, Máximo Kirchner se sentó junto a Zabaleta y charlaron sobre las cuestiones de la política social, también en tensión en las últimas semanas. El intendente Andrés Watson abrió el acto haciendo hincapié en la unidad del peronismo. "Sigamos trabajando en la unidad porque es lo que va a salvar al pueblo trabajador", propuso. Larroque destacó el programa MESA (Módulo Extraordinario para la Seguridad Alimentaria) Bonaerense consistirá en la entrega de un módulo alimentario por mes a través de los establecimientos educativos incluidos en el Servicio Alimentario Escolar.
Recordó la proximidad del 27 de abril, la fecha de las elecciones que consagraron presidente a Néstor Kirchner en 2003. "Cómo se venció la antipolítica, al antipueblo, representando lo que hay que representar, mirando a la gente de frente y peleándose con quien hay que pelear", sostuvo Larroque. También mencionó que "cuando la vía del diálogo, del consenso o del acuerdo no dan resultados porque hay cuatro vivos jugando a las escondidas, hay que saber bien dónde pararse y el del lado del pueblo, defendiendo los intereses de la gente". Claros mensajes dirigidos a la gestión nacional. Después del acto, Larroque reivindicó la utilización de las tribunas, como la que ofrecía el acto, para expresarse: "Cuando no debatimos, allí pierde el espacio en su conjunto", sostuvo.
Máximo Kirchner se mantuvo callado e, incluso, durante el mensaje de Larroque intercambió al oído algunas palabras con Zabaleta. El "Cuervo", en una entrevista posterior, hizo un señalamiento directo a Guzmán al indicar que desde los ministerios podían hacer políticas de contención o de ayuda, pero que "las modificaciones estructurales se hacen con la política económica". La crítica vino a coincidir con la versión que el fin de semana publicó el portal El Cohete a la Luna acerca de que la designación de Guzmán como ministro, que sorprendió allá por 2019, había sido a partir de una sugerencia que la titular del FMI, Kristalina Georgieva, le hizo llegar a Fernández. Guzmán, lo dejó en claro el Presidente esta semana, está ratificado en su cargo y pareció atar su suerte a la suya.
Zabaleta hizo un paneo sobre la real politik. Recordó que de joven salía a hacer pintadas contra el FMI y como ministro le tocó hacer una reunión vía zoom con sus autoridades. Pero enumeró algunas de las políticas sociales que el Gobierno puso en marcha en medio de esta situación de crisis dado que "tenemos 17 millones de pobres y vinimos a hacernos cargo". Puso el acento en que "vinimos como frente político a transformar la provincia para que a los que menos tienen le vaya mejor" y aclaró que no necesitaba que nadie le viniera a contar la realidad porque recorría a diario cada barrio de la Argentina. "Vamos todos juntos para adelante", fue su invocación final.
Kicillof, inusualmente breve, marcó las políticas de reparación que puso en marcha en su gestión y la función social clave que adquirieron hoy las escuelas en cuestiones básicas como la alimentación. En la última frase le agradeció "a Juanchi y a través de él al Presidente porque esto no se hubiera podido hacer sin la asistencia también del gobierno nacional". No hubo foto de abrazo final porque Zabaleta bajó rápidamente a saludar a alguien en la fila de asientos. En su entorno minimizaban luego las diferencias expresadas en el mensaje de Larroque, que evidentemente tomó el rol de vocero del sector.
Otro dato a resaltar fue que en la entrevista posterior al acto, el secretario general de La Cámpora consideró "una falta de respeto" hablar ahora de una eventual candidatura presidencial de Cristina Kirchner o de quien fuera. "Es muy pronto para hablar de eso, estamos preocupados por 2022", replicó. El fin de semana fue el jefe de asesores de Kicillof, Carlos Bianco, quien avisó que la vicepresidenta era su candidata para 2023. Todas diferencias que el Frente de Todos comienza a asimilar como distintas lógicas internas dentro de un esquema de unidad precaria que se mantendrá, en apariencia, hasta las elecciones presidenciales.