El Gobierno salió a responder al documento elaborado por economistas de Juntos por el Cambio por la supuesta "bomba" que estaría dejando como herencia la actual conducción económica, una velada amenaza de que podrían volver a reperfilar la deuda en pesos en caso de llegar a la Casa Rosada. "¿Cómo una deuda del 8% del PBI, que requiere sólo del 0,2% del PBI de esfuerzo fiscal para no crecer, es catalogada de insustentable?", se preguntó el viceministro Gabriel Rubinstein, quien dedicó varios tuits a refutar los cuestionamientos de los economistas macristas. El ministro Sergio Massa lo explicó en la reunión del martes a la noche con el presidente Alberto Fernández e intendentes en Olivos. "La oposición va a jugar a desestabilizar la economía porque Macri sólo tiene lugar empujando el caos", intervino.
Rubinstein, un economista ortodoxo de buenos contactos en el mercado financiero, fue el encargado de salir a responder con números. La reunión de la mesa nacional de Juntos por el Cambio del lunes pasado concluyó con un documento que habló de "endeudamiento récord" durante la gestión de Fernández y de una supuesta "bomba de tiempo" que le estaría dejando a la próxima administración, obviando recordar la toma de deuda histórica y la crisis en la que se fue envuelto Mauricio Macri.
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En el Gobierno interpretaron que el documento tenía un doble objetivo: desestabilizar la economía y comenzar a abonar el terreno para un futuro brutal ajuste, el plan alumbrado por los economistas opositores en caso de llegar al poder. "¿Y si el problema son los vencimientos de 2023, por qué no cambian de discurso? ¿Qué tal si dicen que de ninguna manera piensan reperfilar?", los puso en evidencia Rubinstein.
Más elocuente fue el consultor y ex viceministro Emmanuel Alvarez Agis, quien denunció que "Cambiemos apuesta a que el Gobierno tenga una crisis financiera" para la economía "explote" y le permita ganar las elecciones. El economista recordó los dos antecedentes que existían al respecto, bien diferentes. En 2015, cuando tenía chances de ganar, Macri avisó que iba a devaluar y el gobierno de Cristina Kirchner y Axel Kicillof debió apelar a la venta dólar futuro para frenar la corrida, medida por la que encima les iniciaron una causa judicial.
"Cambiemos apuesta a que el Gobierno tenga una crisis financiera" para la economía "explote" y le permita ganar las elecciones"
Y que en 2019, lo llamaron Hernán Lacunza y Guido Sandleris para pedirle "por favor" que le pusieran un techo al dólar en el medio de la corrida que desató Macri con su increíble conferencia de prensa luego de la derrota que sufrió en las PASO, pedido al que accedió Alberto Fernández. “Ver ahora a los mismos que me llamaron porque me necesitaban hacer este jueguito para que le vuele todo por el aire al Gobierno es miserable”, concluyó.
Fernández y Massa expusieron esta nueva intentona opositora en la cena en Olivos del martes con intendentes de la primera y de la tercera sección electoral. El ministro dejó claro que el caos es la única chance electoral de Macri, que se genere algo tan espantoso que la gente olvide lo que fueron sus últimos meses de gestión. De hecho, la tarea de "ordenamiento" y de "estabilización" de las variables económicas que Massa cree haber conseguido en estos meses que lleva en el cargo son los avances que entiende hoy muestran al Frente de Todos de nuevo competitivo en las encuestas.
Luego de haber prometido, tal vez con exceso de entusiasmo, el objetivo de bajar un punto la inflación cada 75 días, hoy el ministro "reperfiló" sus objetivos y habla de mantener el índice estable alrededor del 5 por ciento para ir bajándolo paulatinamente los próximos siete meses. En ese rango, adelantaban, la inflación será la calculada en el Presupuesto, de alrededor del 60%.
En Economía hablan de una línea de estabilización en la que deben confluir el orden político, el orden económico y el orden social como el sustento indispensable para pensar en un triunfo del Frente de Todos. Si bien aclara en todas las reuniones de las que participa que como ministro de Economía no puede presentarse como aspirante a la presidencia -justamente para evitar ataques desestabilizadores como el pergeñado desde Juntos por el Cambio- en el entorno de Massa entienden que si consigue mantener ese orden se convertirá en el candidato natural del espacio. Luego de un primer trimestre de ajuste -le decimos "estabilización" y "ordenamiento", aclaraban en el ministerio-, prometían meses de mayor gasto que le permitirán al oficialismo volver a conversar con aquellos votantes desencantados de 2019.
"Nuestros votantes de 2019 no fueron a votar a 2021. El que está muy enojado se va a ir con Milei, pero los demás no van a votar al macrismo, a lo sumo se quedarán en su casa. A esos son los que tenemos que ir a buscar", adelantaban en Economía. Mientras sostiene que no es candidato, Massa hace cuentas y reclama mantener las diferencias internas del Frente de Todos en mute. "El internismo se lo tenemos que dejar a Juntos por el Cambio, nosotros tenemos que estar concentrados en la gestión", alecciona.