"¿Qué otro político puede dar una charla así y generar semejante atención? Hasta los canales de ellos lo tuvieron que pasar porque se les caía el rating", celebraba un legislador muy cercano a Cristina Kirchner el magnetismo que genera la vicepresidenta, revalidado en su aparición del jueves, lo mismo que su liderazgo dentro del Frente de Todos. Eso fuera de discusión. El problema, para algunos, fue que si se esperaban avances en la definición de las candidaturas todo está como entonces. El plan A sigue siendo Sergio Massa, pero su suerte depende de que pueda controlar el dólar y poner en caja la inflación. La idea de redactar una propuesta programática -¿quiénes, cuándo, cómo?- alteraba al sector no K. "Ya no saben qué inventar para seguir estirando los tiempos y que sea ella la que resuelva todo", mascullaban.
Con su "ya dí lo que tenía que dar", la vicepresidenta volvió a dejar en claro que se margina de las candidaturas. Aunque con el "presidenta no", algunos reinterpretaron que el paso a costado era válido sólo para el cargo mayor y no, por ejemplo, para la senaduría bonaerense. En definitiva, las lecturas posteriores evidenciaban que para una parte del kirchnerismo es importante mantener viva la posibilidad de una postulación de la vice como factor ordenador dentro de la coalición, especialmente en momentos de sacudones económicos. De acuerdo a la interpretación de un funcionario de diálogo con el Instituto Patria, más allá de los postulantes que se muestran con legítimas aspiraciones, en la cabeza de Cristina el plan A es Massa y, si las condiciones no lo permiten, el b sería Axel Kicillof, posibilidad que el gobernador resiste con uñas y dientes.
Corrido el presidente Alberto Fernández de la competencia, Massa empezó la semana dispuesto a convertirse en el vértice de la gestión y terminó manguera en mano tratando de que no se le incendie el rancho. Pudo conjurar la corrida, pero la pulseada aún es larga. "Tiene que conseguir cinco o seis mil millones de dólares de algún lado, sino van a volver a la carga", comentaba un colega del gabinete. Dispuesto a hacer de la crisis una oportunidad -dado que la batalla contra la inflación parece perdida-, el ministro aspira a mostrarse como el único que puede torcerle el brazo a los mercados y mantener los números en caja. Desde Economía difundían un gráfico con la parábola de las cotizaciones del dólar. Los valores que realmente importan, los dólares MEP y CCL, terminaron por debajo de los que mostraban el lunes.
El contragolpe de Massa con las reservas del Banco Central dio resultado y por partida doble. No sólo bajó el dólar, también le sirvió para mostrarle a la dirigencia kirchnerista que lo mira de reojo que el discutido acuerdo con el FMI no le va a atar las manos. Hiperactivo, Massa fue por más y se animó a armar una incipiente mesa de diálogo con la CGT y los movimientos sociales. Su nueva apuesta es conseguir una estabilización de los precios por 90 días, para lo que comenzó a convocar a los empresarios. Cristina lo elogió -moderadamente- en dos momentos del discurso, uno de ellos referido al acuerdo con China para pagar las importaciones en yuanes. El martes, el ministro acompañará a Alberto a Brasil para avanzar en un acuerdo similar con Lula.
No es poco, porque China y Brasil son los principales socios comerciales de Argentina. Países integrantes de los BRICS, exhibirán en los hechos las facilidades que puedan dar países con intereses en común en momentos de dificultades. En Cancillería pensaban que podía funcionar como incentivo extra para que Estados Unidos -preocupado por la creciete influencia china- facilite la colaboración del FMI. Massa sigue negociando un adelanto de los desembolsos para fortalecer las reservas. "Tienen línea abierta e intercambian números todo el tiempo", respondían en Economía respecto a las conversaciones con el organismo. El adelanto estaría acompañado de una revisión integral de las metas del acuerdo.
Intercambios comerciales en monedas locales, desembolsos adelantados de dólares, acuerdo de precios para contener la inflación; son muchas negociaciones paralelas que lleva adelante el ministro que ponen un interrogante en su postulación. "Si la puede llevar, es el candidato natural. Tiene cinco semanas para mostrar que puede mantener todo más o menos en orden. Te diría que, a esta altura, la inflación ya no preocupa tanto", afirmaba un funcionario de diálogo diario con el ministro. ¿Y si no puede? "Bueno, siempre está la variante Axel", agregaba. El gobernador no quiere saber nada con la disputa por la Casa Rosada, pero ya avisó que si Cristina se lo pide, obviamente acatará.
Fue todo un síntoma que Carlos Bianco, jefe de asesores y mano derecha de Axel, fuera uno de los impulsores del operativo clamor virtual que se armó previo al acto con los militantes utilizando la birome para escribir "Cristina" como candidata presidencial en las redes sociales. Para asegurarse un destino bonaerense, Kicillof y su gente son los impulsores número uno de la candidatura de Cristina. Tienen sus motivos extra: la ausencia de la vicepresidenta en las boletas, por extraño que parezca, está mutando en un voto a favor de Javier Milei en puntos caliente del Conurbano. La rebeldía se volvió de derecha, es el título de un libro que analiza el fenómeno. Doble razón para que CFK elija al "pelífero" libertario como adversario. El otro, la creencia de que al Frente de Todos le resultaría más sencillo enfrentarlo en un ballotage que a quien resulte electo de Juntos por el Cambio.
Los demás competidores, por ahora, corren de más atrás aunque el ministro del Interior, Eduardo "Wado" de Pedro, dio un paso adelante en su visita a La Rioja. "No nos podés privar, ni a los riojanos, ni a los argentinos, de tenerte como oferta electoral para que podamos decidir libremente con nuestro voto", le pidió el gobernador Ricardo Quintela, quien lo elogió por haber recorrido todo el país y "saber lo que es el federalismo". El gobernador chaqueño, Jorge Capitanich, adelantó el malestar de sectores del kirchnerismo por tener "otro candidato conservador" y propuso que sea uno peronista, presentándose como alternativa.
Con todo, buena parte de los gobernadores se mostraron esta semana con Massa y Alberto en el acto de lanzamiento del Plan Argentina Irrigada. El ministro es una figura atractiva para las provincias del centro, con un electorado más moderado. Los gobernadores están concentrados en mantener el poder en sus distritos, que en algunos casos bien complicado la tienen. Las siete elecciones que se realizarán entre el 7 y el 14 de mayo están pensadas como el lanzamiento real de la campaña del Frente de Todos, cuando el oficialismo podrá mostrar un perfil ganador ante un Juntos por el Cambio sumergido en sus peleas internas y que apenas aspira a revalidar títulos en Jujuy. Luego de eso, los jefes provinciales buscarán que su voz pese en el armado nacional.
Desde el no kirchnerismo, Daniel Scioli y Agustín Rossi siguen apostando a una competencia en las PASO. El jefe de Gabinete se mueve como candidato pero todavía sin lanzarse oficialmente. Tiene como fecha de referencia el Congreso Nacional del PJ del 16 de mayo. Superadas las elecciones provinciales, se supone que alrededor de esa fecha tendría que quedar toda la oferta electoral establecida. Pero dadas las turbulencias económicas, hay quienes creen que la cosa podría prolongarse. Cuanto más cerca de la dead line, más pesará la figura de Cristina como factor ordenador. "Llegado el momento, ella se va a poner en tema y lo resolverá. Es una profesional de la política. En 2017, un día antes del cierre se reunió con Florencio Randazzo y le ofreció ir juntos. No hay porqué pensar que esta vez no lo hará de nuevo", imaginaba un importante dirigente.