En teoría, el renunciamiento de Alberto Fernández a ir por la reelección ayudaría al Frente de Todos a organizarse y a avanzar en la preparación de su estrategia electoral. Sin embargo, la primera discusión posterior al video presidencial vuelve sobre una cuestión que se creía ya resuelta: si el candidato presidencial debe decidirse por consenso, como propone Cristina Kirchner, o si tiene que salir de las PASO, como insiste Alberto. Mientras el asunto se discute, cada sector pone sus fichas a uno de los postulantes en danza, con alguna interna que ya empieza a ponerse picante. El consuelo en el Frente de Todos es que las cosas en Juntos por el Cambio no andan más tranquilas. Todo ganancia para Javier Milei.
Días atrás, cuando todavía no se conocía el video de Alberto, un funcionario de su mesa chica ponderaba que aún no se hubiera bajado de la reelección y lo comparaba con la suerte que había corrido Mauricio Macri. "Dijo que no iba a ser candidato y al otro día Rodríguez Larreta le separó la elección en la Capital", comentaba. Ahora ese funcionario le podrá explicar a Alberto que deberá batallar para que se cumplan algunos de los puntos de su video como que las PASO serán el vehículo "para que la sociedad seleccione", algo que consideraba un triunfo personal. El kirchnerismo quiere volver a la idea de una candidatura consensuada, un esquema en el que pesa el liderazgo político de Cristina. Ergo, la lapicera.
Es cierto que las circunstancias cambiaron. La fragilidad del Gobierno, la crisis de reservas y la corrida financiera junto a la caída en las encuestas que viene mostrando el Frente de Todos no aconsejarían una fuerte disputa interna. La vicepresidenta reaparecerá el jueves en el Teatro Argentino de La Plata para recordar los 20 años del triunfo de Néstor Kirchner y allí dará pistas sobre el futuro. Según aseguraban quienes conversaron con ella en las últimas horas, su principal apuesta sigue siendo por el ministro de Economía, Sergio Massa, pese a todas las dificultades.
Cristina saca cuentas y evalúa. Cree que un candidato muy identificado con ella, como el ministro del Interior, Eduardo "Wado" de Pedro, tendría sus mismas fortalezas y debilidades. Es decir, un núcleo duro de votantes alto, pero muchas dificultades para capturar al electorado moderado e independiente. Un techo que le volvería casi imposible ganar en un ballotage. Massa, en cambio, atrae a ese elector de centro, definitorio en las segundas vueltas. Este escenario, imagina, sería propicio para al Frente de Todos si enfrente tiene a candidatos de la ultra como Patricia Bullrich y Milei. Wado podría acompañarlo como compañero de fórmula para asegurar el apoyo de los propios.
Máximo coincide con el análisis de su madre. El diputado cerró este sábado el plenario de la militancia porteña en Ferro y sostuvo que "debemos tener un programa claro, que tenga 10, 15, 20 puntos y el compromiso inquebrantable de cada una de las partes del Frente de Todos de llevarlo adelante definitivamente, para no después tener dolores de cabeza". Es decir, puede ser Massa, pero con un programa de gobierno deteminado, cuestión de no repetir lo ya vivido. Por ejemplo, la renegociación del acuerdo con el FMI que plantea todo el kirchnerismo. "Que ningún candidato de nuestro espacio lo olvide en cuanto qué hay que proponer y cómo debemos hacerlo", subrayó cuando mostró los pagos que se le deben hacer al organismo en los próximos años.
Massa se juega buena parte de su suerte en los despachos del Fondo. En los próximos días, viajará gente de su equipo a Washington para avanzar en las conversaciones iniciadas días atrás, durante la asamblea de primavera del organismo. Massa quiere que adelanten de una vez los ocho mil millones de dólares de los próximos desembolsos para fortalecer las reservas del Banco Central y evitar corridas como la de última semana. El Fondo accedería, el problema es que ofrece girarle DEGs, los derechos especiales de giro que constituyen la moneda del organismo. Los derechos de giro no sirven para pagar importaciones, como pretende Massa, por eso negociará por dólares contantes y sonantes.
Una ventaja de Massa es el espanto que provoca en la administración Biden la posible llegada a instancias decisivas de un candidato como Milei y el caos en el que podría sumergirse esta parte del continente. En ese sentido, fueron significativos los elogios que recibió de parte del principal asesor de la Casa Blanca para América Latina, Juan González. "Sergio está avanzando con pasos concretos, pero el desafío es enorme", comentó. Y añadió que Estados Unidos siempre está dispuesto a "jugar un papel constructivo" para ayudar a la Argentina. El voto de Estados Unidos en el FMI es decisivo. Cristina y Máximo también ponen estas cuestiones en la balanza.
El ministro trabaja para convertirse en candidato. La foto que consiguió con los dos gobernadores electos el domingo pasado en Neuquén y Río Negro hubiera tenido otra repercusión en una semana normal, pero al menos sirvió para mostrar sus contactos provinciales. También estuvo con el entrerriano Gustavo Bordet, uno de los referentes del peronismo de la región centro. No sólo el cristinismo, hay integrantes del entorno presidencial que lo miran con buenos ojos. Se comenta que el vicejefe de Gabinete, Juan Manuel Olmos, es uno de los que apuesta por Massa como candidato de consenso. De lo contrario, considera que el escenario más probable es el de una interna entre Wado y quien resulte el candidato de la Casa Rosada.
Las simpatías del albertismo están divididas. El canciller Santiago Cafiero mantiene un vínculo cercano con el embajador Daniel Scioli, de quien fue funcionario los ocho años que gobernó la Provincia, y quiere que se convierta en el candidato de la Casa Rosada. No lo plantea así, sino que habla de "un candidato del peronismo contra uno del kirchnerismo". Desde que anunció que "cuentan conmigo", Scioli y su entorno se imaginan en un mano a mano con Massa, su enemigo íntimo. Es una interna que promete ganar en tensión.
Un diputado massista Rubén Elaisman salió con tuit durísimo contra Scioli, aludiendo a cuestiones personales. En el entorno del Pichichi dijeron ver en esa declaración el certificado de que Massa andaba "por el piso" después del castigo económico de la última semana. Scioli encargó algunos focus group y le dio que no le convenía presentarse como el candidato de Alberto, algo lógico dada las circunstancias. A partir de ahí, buscó alejarse algunos pasos y difundió esa recorrida por Quilmes junto a la intendenta camporista Mayra Mendoza.
"Rossi es muy buen candidato, yo lo animé a jugar", afirmó Alberto, que se enojó con el "despegue" de Scioli. El jefe de Gabinete todavía no confirmó pero ya se prueba el traje. El viernes llegó a la reunión del Consejo del PJ junto al Presidente y a la ministra de Desarrollo Social, Victoria Tolosa Paz, quien aspira a quedarse con la candidatura a gobernadora bonaerense de la boleta. Ambos compartieron este sábado un plenario en La Plata, virtual lanzamiento.
Quien también rankea alto en las simpatías presidenciales es el activo ministro de Obras Públicas, Gabriel Katopodis, que no descartó la posibilidad de presentarse. "Voy a ocupar el rol que me toque y tendré la responsabilidad que corresponda, como cada compañero", dijo en diálogo con El Destape Radio. Podría ser tanto una candidatura nacional como una bonaerense.
Pese a tener sus candidatos más definidos, Juntos por el Cambio se encuentra en el mismo estado de ebullición. El jefe de gobierno Horacio Rodríguez Larreta parece dispuesto a profundizar su distanciamiento con Mauricio Macri. En los próximos días podría anunciar su coincidencia en que el PRO tenga un sólo candidato para la continuidad en CABA, pero ese candidato no es Jorge Macri, como desea el ex presidente, sino el ministro de Salud, Fernán Quirós. Una declaración de ese tipo, tensaría a la coalición opositora a niveles no vistos hasta el momento. Como adicional, Larreta puso como jefe de campaña de Quirós al diputado Alvaro González, de muy mala relación con los Macri.
De concretarse, la jugada del jefe de gobierno podría terminar de acercar al macrismo hacia la ultraderecha de Milei, quizás en las PASO que les propuso el libertario. Al respecto, en lo que coinciden en el Frente de Todos y en Juntos por el Cambio es que las últimas encuestas que recibieron lo muestran a Milei en ascenso. Pero, lo marcan los encuestadores, no es un voto ideólogico, es un voto enojado. Es decir, que en la segunda vuelta no necesariamente iría, por ejemplo, a Patricia Bullrich, sino que tranquilamente podría optar por alguien como Massa, En Ferro, Máximo los convocó: "Si alguien tiene bronca acá hay un espacio político que la puede traducir en energía, en trabajo, en calidad de vida". Y el jueves habla Cristina.