El equipo económico de Javier Milei negocia con el Fondo Monetario Internacional (FMI) un nuevo acuerdo por 10 mil millones de dólares. El organismo exige la unificación cambiaria vía una devaluación superior al 20% sin abrir el cepo. La negociación es complicada porque un sector del Fondo con el director del Hemisferio Occidental Rodrigo Valdez a la cabeza se resiste a volver a apostar a Argentina y suma nuevas exigencias. Además de la devaluación, el FMI pide una política fiscal muy dura y tasa de interés alta. Se habla de un dólar que flote, pero a la vez se exige que el Banco Central intervenga con cuenta gotas. Los 10 mil millones tendrían restricciones de uso. El Fondo también exige ir bajando el Impuesto País y eliminar el Blend, sistema que permite un mejor tipo de cambio a los exportadores.
Aunque Luis Caputo asegura que no va a devaluar, el Gobierno está en una encerrona y se prevé que terminará aceptando. Necesita dólares y las dos opciones que tiene para conseguirlos –el campo y el FMI- le reclaman un tipo de cambio al nivel de los financieros. La exigencia del Fondo de unificar los tipos de cambio le pone un número a la devaluación: el oficial tiene que unirse con el MEP que está cerca de los 1300 pesos. El equipo económico piensa que con el ingreso de los dólares del Fondo y una política fiscal y monetaria dura el MEP puede bajar un poco y encontrarse con el oficial en un precio aproximado de 1200 pesos. A Milei le parece alto; Caputo niega, pero está más cerca de aceptar el pedido del FMI.
Este proyecto lo hacemos colectivamente. Sostené a El Destape con un click acá. Sigamos haciendo historia.
MÁS INFO
Los reacción de los mercados a las exigencias del organismo internacional revela el estado de situación. Fuerte caída del precio de títulos públicos y acciones, un nuevo salto en el CCL, que ya está en 1400 pesos, y el Banco Central que vende en vez de comprar y así caen las reservas. Si se lee detenidamente el comunicado del organismo y los reclamos para entregar fondos frescos se concluye que el FMI discrepa con casi todo lo hecho hasta ahora.
Otros factores suman presión sobre los mercados: El balance del Banco Central exhibió para abril un incremento exponencial del financiamiento en dólares impulsado por la banca privada, en torno al 17% mensual y del 40% en la comparación interanual. Es decir, se registró un fuerte aumento de la deuda comercial de las empresas que operan en el comercio exterior. Esta semana también se conoció que el Gobierno le adeuda a Cammesa abril y mayo. Los datos revelan la fragilidad de los superávit gemelos.
Un artículo publicado esta semana en The Economist, el medio económico más prestigioso de occidente, refleja como se ve al Gobierno libertario desde el norte: “Milei hasta ahora ha ofrecido anarquía monetaria en lugar de un nuevo orden. Durante la campaña electoral prometió dolarizar la economía y hacer estallar el Banco Central. Ahora él y su equipo hablan de competencia de monedas, según la cual el peso coexistiría con otras divisas. Pero los detalles siguen siendo preocupantemente vagos y todavía quiere cerrar el Banco Central. Toda esta incertidumbre tiene costos. Los inversores no quieren destinar dinero a un país donde el sistema monetario y la moneda están en juego”.
Todo lo que propone el FMI es recesivo. En principio, la devaluación va a impulsar un nuevo pico inflacionario. Con suerte, le sumará un 5% a la inflación actual en el primer mes y 3 o 4 puntos más en los dos meses posteriores. Sumado a la política fiscal dura, que en realidad ya existe pero ahora sería una condición, condena al país a seguir en la actual depresión económica que genera desempleo y mayor pobreza. La caída de ventas de supermercados y shoppings y la desastrosa performance turística del fin de semana largo que mostró una caída del 65% revelan la gravedad de la crisis. El tiempo apremia al equipo económico y el FMI tiene sus ritmos.
La híper recesión y la incertidumbre cambiaria son un cóctel suficientemente negativo, pero hay más. El último informe de la Oficina de Riesgo Agropecuario advierte que hay un 65% de posibilidades de que se instale el fenómeno La Niña con su consecuencia de una “sequía moderada”. No como la de 2023, pero suficiente como para que la próxima cosecha sea menor que la actual.
“La dinámica de la actividad excluyendo el sector agropecuario muestra una tendencia al estancamiento tras la fuerte caída registrada en marzo”, evaluó CP Consultora en el informe que cerró este martes y fue publicado por Fernando Alonso en El Destape. Incluso, ve mayor caída cuando se analiza el nivel de actividad sin el efecto recuperación del agro después de la sequía de 2023: “En particular entre abril y mayo el indicador Actividad C-P sin agro aceleró su caída interanual de -8,9% a - 10,4%”, evaluó.
El FMI lo advirtió así: “El camino hacia la estabilización macroeconómica sigue siendo muy incierto. La actual recesión económica podría prolongarse más y el proceso de desinflación podría resultar más persistente, provocando penurias prolongadas e intensificación de las tensiones sociales, incluso con el refuerzo del gasto social”.
El Gobierno inició su gestión con una suba del dólar del 118 % y liberación de precios. Seis meses después la inflación se comió la devaluación y el tipo de cambio real volvió al punto de partida. Con una salvedad: la pobreza se acerca al 60% y la indigencia se duplicó. En ese contexto, una nueva devaluación con más inflación y más recesión sobre un cuerpo social exhausto tendrá un costo político aún difícil de ponderar.
Represión como método de control social y como campaña electoral
Entrevistada por Mariano Martín en El Destape Radio, la jueza María Servini negó la versión oficial de que en el país haya habido un golpe de Estado y que los manifestantes fueran terroristas y señaló que se está investigando el accionar policial. En la misma radio se realizaron una docena de notas a detenidos que revelaron un claro ataque a las libertades individuales de parte de un Estado que atacó ferozmente a ciudadanos argentinos y vulneró el derecho constitucional a manifestarse.
"Durante la detención fue golpeado muy duramente por la policía y hubo una situación humillante. La misma policía le bajó los pantalones y lo dejó tirado boca abajo sin los pantalones, mientras pedía que lo tapen. Empezó a recibir comentarios humillantes por parte de la policía. Cuando quiso taparse, los policías le pegaron", reveló a El Destape Radio Roberto Torres, abogado de uno de los detenidos.
Camila Juárez Oliva reveló al mismo medio: "Caí al piso, mi amigo me quiso levantar y no pudo. Nos apuntaron con un arma en la cabeza diciendo: 'Quedate ahí'. Me detuvieron en Lima y México. Ya nos estábamos yendo", relató.
"La primera noche dormimos en la camioneta esposadas en una silla. Tenía rejas así que no nos podíamos ir, pero solo podíamos usar una mano. Teníamos que comer con una mano, no nos daban agua, no nos dejaban bajar al baño y no nos comunicaron con un abogado en ningún momento. Tardaron como 15 horas en ponernos en contacto con un abogado, más o menos. Nosotros no entendíamos nada de lo que estaba pasando afuera", relató Sofía Ottogalli.
Nora Longo contó: "Me trataron como a la peor de las mujeres, me hicieron desnudar, poner el cartelito, me hicieron sellar como 30 papeles distintos, ahí me hicieron pasar por la médica. Le conté de mi enfermedad (sufrió desnutrición severa y debe controlar su alimentación), que hacía más de 30 horas que no comía nada, que no puedo bajar un gramo porque me llevó cuatro años de mi vida restablecer mi salud. Tengo testimonio de todo lo que hablo. Sin embargo, ellos me llevaron como la peor delincuente", sostuvo.
Ramona Tolaba narró: “Nos hicieron sacar la ropa para ver si teníamos moretones y nos sacaron fotos. No sé si eran médicos. Me dijeron que me abra de nalgas. No sé qué querían buscar, pero lo hice”, dijo.
Las historias se repiten. Las personas que fueron a protestar y los tuvieron seis días presos en cárceles de máxima seguridad, fueron tratados como terroristas y golpistas por el presidente, sus funcionarios, legisladores de derecha y periodistas demasiado cercanos a Milei en horarios centrales de televisión. Jonatan Viale llegó a mostrar sus fotos y datos personales.
Patricia Bullrich cree que este tipo de conducta le va a permitir postularse y ganar las elecciones en la Ciudad de Buenos Aires en 2025 “La gente quiere represión y cárcel”, señaló un colaborador de la ministra a este medio. Milei, en cambio, lo hace porque cree que es la única forma de mantener la paz social con un 60% de pobreza y más de un 20% de indigencia.
En las últimas semanas Martín Menem amenazó con acciones judiciales a varios medios, entre ellos El Destape; el ministro de Justicia Mariano Cúneo Libarona denunció en tribunales a Darío Villarruel y Nancy Pazos y la Cámara de Casación reabrió una causa penal contra quien escribe por mis dichos advirtiendo una espiral de violencia por las acciones de Revolución Federal levantadas y legitimadas por varios periodistas dos semanas antes del intento de asesinato a Cristina Fernández. Es el Estado avanzando sobre las libertades individuales de sus ciudadanos para imponer un plan de entrega y miseria. Milei y Bullrich no tendrán pruritos en seguir avanzando: es el resto de la dirigencia quién no debe permitir la vuelta a un país totalitario.