El canciller Felipe Solá mantuvo su primer encuentro presencial con el secretario de Estado Antony Blinken en el que le explicó la posición argentina sobre el gobierno de Daniel Ortega en Nicaragua, crítica respecto a la situación de los derechos humanos pero respetuosa de su proceso electoral interno. En un encuentro de 40 minutos, Solá también expuso la postura del gobierno de Alberto Fernández en las negociaciones con el FMI por la deuda y reclamó a Blinken por el mantenimiento de los aranceles que impiden el ingreso de biodiésel argentino a Estados Unidos. Desde ambas cancillerías calificaron al encuentro como positivo.
Coincidieron en la cumbre de cancilleres del G-20 que se lleva a cabo en Matera, una pequeña localidad del sur de Italia, cercana a Bari. "Call me Tony", le había pedido Blinken a Solá para entrar en confianza durante su primer contacto, virtual, semanas atrás. Con sus obvias diferencias, tanto desde el gobierno de Joe Biden como en la gestión Fernández plantean como objetivo mantener una relación bilateral sincera y madura. "Así poder avanzar en los desafíos regionales y globales", resumió la Cancillería en su comunicado posterior el objetivo de este primer cara a cara.
En la agenda de la coyuntura resaltaba la situación de Nicaragua, gobierno respecto al cual Argentina -en común acuerdo con México- se negó a firmar las condenas impulsadas por Estados Unidos tanto en la OEA como en una declaración posterior en el marco del Consejo de Derechos Humanos de la ONU. Sin embargo, los representantes argentinos ante esos organismos fueron críticos de los arrestos a dirigentes opositores dispuestos por Ortega y la persecución a medios y empresarios. Por eso, tanto las cancillerías de Argentina como de México llamaron en consulta a sus embajadores en Managua.
"Los derechos humanos son una línea roja para nosotros", le aseguró Solá a Blinken. Pero también le explicó que no avalará una intromisión externa en los asuntos nicaragüenses, de ahí la decisión de no acompañar la condena en la OEA, más allá del conocido rechazo que mantiene el gobierno argentino con la gestión del secretario general del organismo, el uruguayo Luis Almagro. "Ambos cancilleres analizaron la situación de Nicaragua y compartieron su preocupación sobre los últimos acontecimientos sucedidos en ese país", se expresó en el comunicado oficial. En cambio, no se habría tocado el tema Venezuela, la otra obsesión de Washington en la región.
Deuda y biodiésel
Solá estuvo acompañado por su jefe de asesores, Guillermo Justo Chaves, por el embajador en Washington, Jorge Argüello -quien además es el "sherpa" argentino en el G-20-, y el embajador en Italia, Roberto Carlés. En una jornada calurosa en Italia, el encuentro se realizó en la frescura del Palazzo Lanfranchi, que es museo de arte medieval y moderno. Un tema que interesaba plantear a la comitiva argentina era el de la renegociación de la deuda ante el FMI, dado que necesita el aval estadounidense para tener luz verde. "El secretario Blinken afirmó conocer el planteo argentino al Fondo Monetario Internacional de obtener mayor flexibilidad a la hora de las negociaciones", detalló la Cancillería.
Un tema inevitable en todo encuentro diplomático pasa por la pandemia. Solá agradeció que la Casa Blanca incluyera a la Argentina entre los países a los que donará vacunas y explicó la medida adoptada por el Gobierno de restringir los vuelos internacionales, a fin de retrasar todo lo posible la llegada de las nuevas cepas de coronavirus mientras avanza todo lo posible la campaña de vacunación. Blinken dijo comprenderlo perfectamente.
Tal vez el punto más ríspido del encuentro pasó por el reproche de Solá por el mantenimiento de los elevados aranceles que impiden el ingreso de biodiésel argentino a Estados Unidos. Una medida tomada durante la gestión de Donald Trump, pero ratificada por la actual administración para proteger a los productores norteamericanos. En algún momento, las ventas de biodiésel argentino a Estados Unidos superaron los 1.200 millones de dólares y hoy están frenadas por un arancel que representa un incremento del precio de alrededor del 130%. El embajador Argüello comentó entonces que era un tema que estaba dialogando con los funcionarios del área de Comercio y que esperaban alcanzar una solución.
En el marco de la cumbre ministerial del G-20, Solá también se reunió con los cancilleres de Alemania, Arabia Saudita, Turquía y de la Unión Europea. Desde Italia, el canciller y Justo Chaves seguirán viaje rumbo a Túnez, donde encabezarán una jornada de promoción comercial de Argentina junto a todos los embajadores del Magreb.