El Gobierno publicó una tras otra las fotos de las reuniones del presidente Javier Milei con los CEO de varias de las principales empresas tecnológicas estadounidenses y del mundo: Google, Apple, este miércoles le tocará a Meta (Facebook) y el martes le tocó a OpenAI, el creador de ChatGPT. No dieron detalles ni hicieron anuncios. El ministro de Economía, Luis Caputo, en cambio, dio rienda suelta a su optimismo y explicó el objetivo de la nueva gira presidencial por Estados Unidos: "Hacer de Argentina un polo mundial de inteligencia artificial". Pero es muy pronto para que el Gobierno celebre. Por un lado, nada indica que la alfombra roja que estos poderosos empresarios le desplegaron al mandatario libertario se traduzca en el corto plazo en inversiones. Por otro lado, no está claro qué incentivos están ofreciendo los funcionarios argentinos para que estas grandes empresas inviertan.
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Este nuevo viaje de Milei a Estados Unidos estuvo 100% enfocado en vender la idea de Argentina como el futuro Silicon Valley sudamericano. Con un Gobierno más atento a los deseos de los empresas que en Brasil y Colombia, con un contexto más seguro que México y con una mano de obra calificada mucho más numerosa que otros países como Chile y Uruguay, el presidente viajó a San Francisco para conquistar a la élite tecnológica de Estados Unidos. El martes se reunió con Sam Altman, el CEO de OpenAI, la empresa creadora de ChatGPT que despierta tanto admiración como temor por la velocidad de sus avances en inteligencia artificial (IA). El miércoles continuó con los jefes de Google y Apple, Sundar Pichai y Tim Cook, respectivamente; y al final del día tuvo una charla con decenas de "ejecutivos e inversores" del sector de IA. Este jueves, el maratón de reuniones culminará con el CEO de Meta (Facebook), Mark Zukenberg, más empresarios del sector y una participación en un foro Pacífico, organizado por el consejo regional.
Un paraíso sin regulaciones
No se conocieron detalles de lo que se conversó en estas reuniones, si hubo propuestas concretas por parte del Gobierno argentino o algún pedido especial de las empresas estadounidenses. El único que adelantó algunos elementos fue Demian Reidel, titular del Consejo de Asesores Económicos de Milei y el hombre sindicado por la delegación como el cerebro detrás de este viaje. “Como siempre en Europa hacen todo mal, sobreregulan y están matando toda la innovación. Por eso no hay grandes empresas de esto en Europa. China va a hacer lo que se le dé la gana. Por lo tanto, van a tener una ventaja comparativa contra nosotros y el resto del mundo. Y si esto no mata todo, ellos (China) tienen el revolver más grande. Estados Unidos está tratando esto en el Congreso, pero no saben, no tienen idea de cómo regular esto”, aseguró Reidel a Infobae al principio del viaje.
El empresario argentino que vive en España Martín Varsavsky también es parte de la delegación presidencial y había adelantado cuál sería el mensaje de Milei a los líderes de las tecnológicas: "Vamos a explicar que Argentina ya no es un país populista, socialista, peronista; que es un país que ahora está alineado con Estados Unidos y no con Rusia y con Irán; y que es un país que está listo para abrazar la tecnología".
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La primera pregunta que surge es que significa que ahora el país "está listo". Mientras Milei terminaba sus últimas reuniones con empresarios del miércoles recibió la buena noticia de que el oficialismo obtuvo un dictamen de mayoría para la Ley Bases en el plenario de comisiones del Senado. Sin embargo, el número se consiguió con fórceps y, por eso, no está claro si tendrá un debate fácil y rápido en el pleno de la Cámara Alta dentro de dos semanas. En otras palabras, La Libertad Avanza aún no puede garantizar la estabilidad a mediano y largo plazo de su marco legal de desregulación y privatización.
Esto y el levantamiento del cepo son dos de las principales condiciones que reclaman los empresarios que aplauden y reciben con los brazos abiertos a Milei en Estados Unidos. Pero Reidel sumó un tercer elemento al explicar el sentido del viaje a San Francisco. Europa está "sobreregulando" el sector tecnológico y Estados Unidos lo está analizando en el Congreso, dijo y, por lo tanto, permite imaginar que una de las propuestas que el presidente le hizo a los CEO en las últimas horas es que en Argentina no se los regulará.
De confirmarse esto, implicaría desoír todas las alertas que vienen encendiendo especialistas del sector y académicos sobre esta nueva primera línea del avance tecnológico: la inteligencia artificial. En la Unión Europea, por ejemplo, la ley que reguló esta tecnología prohibió las herramientas y los sistemas de inteligencia artificial que tengan fines manipuladores o engañosos (como generar artificialmente la voz o imagen de una persona), que busquen explotar las vulnerabilidades de la gente para influenciar en su comportamiento y la compilación de bases de datos de reconocimiento facial, entre otras cuestiones.
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En paralelo, mientras el Congreso federal estadounidense está prácticamente paralizado por la polarización y la previa electoral, en California, su legislatura discute exigirle a las empresas que hagan público la información con que alimentan a sus sistemas de inteligencia artificial, garantizar que no se reemplazarán puestos de trabajo humanos con esta tecnología, prohibir la generación ficticia de voces e imágenes de personas reales, y limitar los sistemas más poderosos de IA para evitar que puedan provocar desastres con consecuencias masivas.
En otras palabras, regulaciones que buscan controlar los posibles efectos destructivos o negativos del desarrollo de este tipo de tecnología -que está demostrando tener aspectos y cualidades no buscadas inicialmente, según varios expertos- sobre el ser humano y las sociedades en general. Sin embargo, para Reidel, "sobreregulan y están matando toda la innovación".
Condiciones para ser un polo tecnológico
Para los parámetros de la región, Argentina ya es considerado como uno de los polos tecnológicos latinoamericanos (aunque claramente no al nivel de Estados Unidos, la Unión Europea o China, como sueña Reidel), junto con México y Brasil. Entre las principales razones para el desarrollo de grandes empresas en el país, se destacan los beneficios estatales como exenciones fiscales, y la buena formación de los profesionales, una consecuencia directa del nivel de la educación universitaria y del sistema de investigación. Mientras Milei no ha tocado los beneficios a estas empresas, sí a pasado la motosierra y la licuadora por los sistemas públicos de investigación y educación superior.
Pero la formación de profesionales no es la única forma de atraer a las grandes tecnológicas. De hecho no es ni siquiera la principal. En los últimos años, el presidente de El Salvador, Nayib Bukele, vivió una luna de miel similar a la que está viviendo Milei con los grandes jugadores de este sector. En septiembre pasado, su Gobierno firmó una "asociación estratégica" con Google que representaría una inversión de 500 millones de dólares. "El Salvador está avanzando. Creemos que la tecnología y la inversión extranjera son centrales en el desarrollo. Nos estamos convirtiendo en un polo para la innovación", había festejado Bukele, el mismo que este sábado invitó a Milei para la asunción de su segundo mandato.
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Bukele había ofrecido un paraíso desregulado muy similar al que sueñan en la Casa Rosada en los últimos meses. En el país centroamericano, el Bitcoin es moneda de curso legal y empresas como Google recibieron todos los beneficios fiscales, financieros y legales imaginables para convertirse en un ejemplo de garantía para otras empresas que quieran invertir en El Salvador.
México, en cambio, decidió adoptar un modelo más similar al de Irlanda, un país que pese a ser parte de la Unión Europea y sus regulaciones, ofrece un verdadero paraíso impositivo para todo tipo de grandes empresas, incluidas las tecnológicas, con un impuesto corporativo bajo. El año pasado, el Gobierno de Andrés Manuel López Obrador presentó un programa de exenciones impositivas para atraer inversiones importantes a la región del Istmo de Tehuantepec, en el sur del país. Les propuso exenciones para el impuesto corporativo durante los primeros tres años y luego una reducción del 50% y de hasta 90% de los impuestos a los ingresos en una segunda etapa.
Ningún miembro de la delegación argentina en San Francisco adelantó si se discutieron este tipo de beneficios fiscales a los CEOs de las grandes tecnológicas. Sin embargo, el Régimen de Incentivo para Grandes Inversiones (RIGI) incluido en la Ley Bases dejó claro que el Gobierno apoya e impulsa este tipo de incentivos para atraer inversiones y conseguir, finalmente, el flujo de dólares que tanto necesita para cumplir con su promesa -a sus votantes, pero también a sus aliados gubernamentales y empresariales extranjeros- de levantar el cepo.