El exdirector general de la AFI e íntimo amigo de Mauricio Macri, Gustavo Arribas, fue indagado este viernes en una de las causas por espionaje ilegal más grandes que está abierta en la Justicia: la que protagonizó la banda de los Super Mario Bros, integrada por agentes orgánicos de la exSIDE. El exseñor 5 no contestó preguntas, rechazó las acusaciones en su contra y, al igual que Silva Majdalani –su segunda en el organismo-, se victimizó. Aseguró que hay “una clara persecución política” y que piensa que su “procesamiento ya está escrito”. Qué dijo de su vínculo con Alan Ruiz y por qué pudo haber comprometido a la exseñora 8, que declaró este jueves.
La audiencia se realizó de manera virtual y se extendió por poco más de 35 minutos. Arribas estuvo acompañado por su abogado Alejandro Pérez Chada. Del otro lado de la cámara estuvieron el juez federal de Lomas de Zamora, Juan Pablo Augé, y los fiscales Cecilia Incardona y Santiago Eyherabide.
Al comenzar la indagatoria, el escribano adelantó que no iba a responder preguntas “hasta tanto sea zanjada definitivamente la cuestión de la competencia. Una vez que así sea –aclaró- pediré una ampliación de esta declaración indagatoria y responderé las preguntas que se me hagan”.
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Tal como era esperable, Arribas negó haber cometido los delitos que se le adjudican. Afirmó que cumplió su cargo con “prudencia y apego a la ley” y que nunca cometió ni ordenó cometer delito alguno: “Nunca dispuse algún tipo de espionaje ilegal sobre persona alguna”. “Tampoco recibí ningún pedido u orden de esta naturaleza”, añadió en alusión implícita a Mauricio Macri, presidente al momento de los hechos. La AFI depende de Presidencia de la Nación por lo que la situación del exjefe de Estado podría complicarse en este expediente.
En otro pasaje de su testimonio, el exseñor 5 se refirió a la causa de espionaje ilegal a CFK, donde está procesado: dijo que en ese expediente –que es conexo al de la indagatoria- expuso y detalló su rol como director general de de la agencia. De aquella primera defensa pidió que se retomen “los mecanismos de denuncia y control que fueron establecidos y fortalecidos” durante su gestión para agregar a esta declaración. El escribano entiende que allí puede haber un argumento del que tomarse para defenderse, algo que no parece para nada claro. Básicamente, su planteo es que los espías que hoy declaran haber realizado operaciones ilegales las debieron haber denunciado en su momento.
Luego buscó repasar lo que serían sus logros: “Cuando me hice cargo de la agencia recibí un organismos con serias deficiencias de estructura y organización. Con una carencia tecnológica. Y una agencia totalmente desvinculada de la comunidad internacional de inteligencia”, señaló. Algo que, dijo, revirtió. Por los desmanejos de caja en varias obras de refacción fue denunciado por la interventora de la AFI, Cristina Caamaño. Esos casos tramitan en otros juzgados federales.
En un apartado de su indagatoria dejó entreabierta la posibilidad de que hayan existido tareas de inteligencia ilegal pero no dirigidas por él. Algo similar a lo que expuso Majdalani el jueves cuando habló de que pudo haber “cuentapropismo” por parte de un grupo de espías, algo que ya fue descartado por los investigadores.
“Éramos en el inicio alrededor de unos 1.800 agentes. Era imposible estar en el día a día de la actividad de cada uno de ellos. Como cualquier organismo existía una estructura jerárquica que permitía la división de tareas y la delegación de funciones”, indicó Arribas en pos de quitarse responsabilidad en los hechos que se le adjudican. Fue una forma de legitimar la prueba documental que consta en el expediente donde están acreditadas las operaciones de inteligencia ilegal.
En el mismo sentido, sentenció: “Si alguna persona actuó ilegítimamente ya sea por negligencia, imprudencia, desconocimiento o porque realmente quiso cometer un delito yo lo desconozco pero debe quedar claro que yo nunca dispuse, promoví ni facilité ningún accionar de esas características”. Se trata de una afirmación difícil de creer. ¿Cómo pudieron existir hechos de la magnitud que revelan los documentos que constan en el expediente y la dirección de la AFI no haberse dado por enterada? Parece difícil que los Super Mario Bros, es decir, agentes orgánicos de inteligencia, se hayan movido por distintos establecimientos como la cárcel de Ezeiza o hayan espiado a la hermana del Presidente, periodistas o a la principal figura de la oposición de aquel entonces sin que la cúpula de la exSIDE lo haya sabido.
La imputación
En la acusación, el magistrado de Lomas de Zamora, Juan Pablo Augé, adjudicó el espionaje de forma general “a una estructura delictiva fundamentalmente vertical” que se valió de la Agencia Federal de Inteligencia (AFI) “para practicar espionaje político de un gran y variado número de personas, algunos de ellos opositores políticos al gobierno liderado por Mauricio Macri y otros pertenecientes a su misma bandera política”. Y añadió que esa “actividad sistemática de espionaje de contenido político se realizó torciendo la razón de ser de dicha Agencia Federal”.
En ese marco, sostuvo que Arribas y Majdalani “impartieron a sus agentes” órdenes y hasta realizaron tareas “que la propia ley prohíbe realizar”. La fiscalía le imputó a Arribas participación en 18 hechos, entre los que se destacan, el espionaje ilegal a: Cristina Fernández de Kirchner, Horacio Rodríguez Larreta, Hugo y Pablo Moyano y Florencia Macri, hermana del expresidente.
“Respecto de los hechos concretos que en esta causa se me imputan debo comenzar por señalar que después de leer la declaración de todas las personas y agentes que prestaron tanto testimonial, indagatoria o ante la propia Comisión Bicameral de Organismos de Inteligencia, ninguno de ellos manifestó haber recibido una orden directa de mi parte para realizar inteligencia ilegal”, aseguró. Dijo que “tampoco se deriva del resto de los elementos probatorios alguna situación que demuestre que pueda haber cometido algún delito”. Es decir, buscó desligarse de los hechos que están absolutamente probados en el expediente y minimizó que fue el jefe de los espías.
Es tal el caudal probatorio que Arribas intenta deslegitimarlo: “Se encuentran discutidos los elementos probatorios en cuanto a su validez y su trascendencia jurídica”, dijo.
Respecto a los 18 hechos que se le adjudican dijo que los estudió a todos y notó “que solamente en uno” se hace referencia a su persona. De acuerdo al relato de Arribas, es el legajo de Graciela Camaño y Luis Barrionuevo. “Existe un supuesto chat entre el agente Araque y otra persona denominada ‘Colo’, no identifico a persona alguna identificada con ese apodo, donde este último refiere que estas actividades se hubieran producido por un pedido mío”. “Quiero dejar absolutamente claro que de ninguna manera yo ordené algún tipo de actividad de inteligencia sea legal o ilegal respecto a estas dos personas así como tampoco de ninguna otra”, añadió.
Ruiz y Majdalani
El agente Alan Ruiz fue el jefe operativo de los Super Mario Bros. Así se desprende de las pruebas recogidas en el expediente. Por eso Arribas intentó desligarse de Ruiz, a quien los agentes apodaban “Colo”.
“Hay muchos agentes que han declarado haber recibido órdenes de Alan Ruiz. (…) Para mí es importante destacar dos cosas: en primer lugar, que el señor Ruiz en su indagatoria negó terminantemente haber recibido órdenes o instrucciones para cometer actividades de inteligencia ilegal. En segundo lugar, el señora Ruiz no tenía una dependencia jerárquica conmigo. Yo no tenía trato con el señor Ruiz”, dijo. “Quiere decir que yo al señora Ruiz nunca le impartía órdenes de ninguna naturaleza, ni legales ni ilegales”, enfatizó. Es que según de desprende de la causa, quien le impartía las órdenes a Ruiz era Majdalani. De allí, que esa afirmación de Arribas puede interpretarse como un pase de facturas a su segunda.
Respecto a la referencia que hizo Ruiz sobre su persona, el escribano se hizo el distraído: aseguró que lo pudo haberlo mencionado “para lograr una mayor obediencia de sus subordinados. Tal vez para exacerbar su figura dentro de la estructura jerárquica de la agencia. Tal vez por inseguridades personales, porque recién había ingresado a la agencia. No lo sé, lo desconozco”. En insistió: “No dependía directamente de mi”.
Vicitmización
“Los fiscales suponen o conjeturan exclusivamente basados en la estructura orgánica de la agencia”, sostuvo. “No tienen ningún sostén probatorio” que muestre “una responsabilidad subjetiva de mi parte”. Son, dijo, “conjeturas a mi criterio caprichosas”.
Y luego se victimizó: “Yo estoy siendo juzgado por haber sido el director general de la Agencia Federal de Inteligencia durante un gobierno de signo distinto del actual. Eso no es ningún delito. Nunca promoví un accionar delictivo”, insistió, pero nada dijo de todas las operaciones ilegales que realizaron agentes orgánicos de la exSIDE durante su gestión.
Entre otras cosas, arremetió contra los fiscales por vincularlo al espionaje contra el periodista de La Nación Hugo Alconada Mon. “Es un error malicioso pensar que yo tenía algún tipo de interés personal en la tarea profesional de este periodista”, afirmó. Basó sus dichos en que había sido sobreseído en el caso del Lava Jato criollo en el que lo había involucrado el periodista.
Sobre los agentes que reconocen haber realizado espionaje ilegal dijo que tendrían que haberlo denunciado en su momento. “Sobre ellos no existía la obediencia debida”, criticó. En este punto, agentes de Contrainteligencia hicieron un pormenorizado detalle de cómo las áreas clave para hacer las correspondientes denuncias estaban a cargo de personal muy cercano a los entonces jefes de la AFI. Entre otras cuestiones, dijeron que el secreto se lo tenía que levantar el propio Arribas. No obstante, relataron que fueron recopilando información sobre los procedimientos ilegales para cuando cambiara el signo político del gobierno.
“Lamento el modo en que se está conduciendo este proceso. Hay arbitrariedad y falta de apego al plexo probatorio”, cuestionó a los investigadores. Y arremetió contra Cristina Caamaño, interventora de la AFI: “Entiendo que pueda promover este tipo de denuncias siempre imputando a la subdirectora Silvia Majdalani, a mi y hasta al propio expresidente de la República, Mauricio Macri. Esto a mi juicio demuestra una clara persecución política”. Pero hay un detalle: este expediente no se abrió por una denuncia de Caamaño sino por el testimonio de un supuesto narco.
En la misma línea de la victimización, aseguró que a veces piensa que su procesamiento “ya está escrito”. “Ojala me equivoque”, cerró.