La maniobra del fiscal federal Carlos Stornelli para llevar una parte del caso D’Alessio, donde está procesado, a los tribunales de Comodoro Py fue puesta en evidencia por un colega, que lo desacreditó. La solicitud carecía de fundamentos.
El pedido de Stornelli se dio en un expediente que abrió en 2016 por una denuncia de los jefes de la AFI macrista, Gustavo Arribas y Silvia Majdalani, quienes basaron su escrito en una nota de Clarín cuyo contenido no se acreditó en la Justicia. Básicamente, Stornelli quería que el espionaje contra José Gómez Centurión que se investiga en Dolores pase a los tribunales de Retiro. “No se verifican entre ambos (casos) los supuestos de conexidad reglados” por el Código Procesal Penal de la Nación, señaló el fiscal Franco Picardi este lunes y dio por tierra con las intenciones de Stornelli, quien fue apartado de esta causa por querer estar a los dos lados del “mostrador judicial”.
El juez Luis Rodríguez ya había declarado nulo el pedido de Stornelli. Le había recordado al fiscal que está imputado en el D’Alessiogate y es parte del proceso por lo que no puede intervenir. Luego la Cámara Federal porteña ordenó que se lo aparte de la pesquisa. Picardi tomó la posta y terminó de fustigar al titular de la Fiscalía Federal N° 4.
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Con la excusa de un expediente que inició la AFI macrista, Stornelli quería considerarse competente -por razones de conexidad- con el caso D’Alessio, en lo que hace a los hechos que habrían damnificado a Juan José Gómez Centurión. Picardi puso blanco sobre negro.
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La causa de la que se tomó el fiscal procesado para intentar atraer una parte del D’Alessiogate se inició hace cuatro años “a partir de una hipótesis delictiva presentada en una noticia periodística, según la cual, una oficina instada en la avenida Del Libertador y la calle Jorge Newbery de esta ciudad, desarrollaba actividades ilegales de espionaje, parte de las cuales, podrían haber estado dirigidas a Juan José Gómez Centurión”. Sobre esto, Picardi apuntó: “Nos encontramos frente a dos causas que se iniciaron con tres años de diferencia, con planteos delictivos que mencionan a una misma posible víctima, pero cuyos sustratos fácticos no tienen otros puntos en común. Ni con relación a la hipótesis criminal trabajada, ni en punto a las atribuciones o responsabilidades posibles”.
En el caso que tramita en Comodoro Py fue denunciada la empresa “Maxx Techonology” y “todas aquellas medidas de investigación llevadas a cabo en torno a ella no revelaron indicios mínimamente compatibles con el contenido de los artículos periodísticos que dieron origen a la causa, esto es: espionajes ilegales en contra de Gómez Centurión”. Para Picardi “no hay pruebas de que ‘Maxx Techonology’ y/o sus responsables o empleados, hubieran espiado ilegalmente a Gómez Centurión”. Mientras que en el caso que tramita en Dolores, donde Stornelli fue procesado por sus vínculos con una banda paraestatal dedicada al espionaje ilegal, sí “se secuestraron elementos indicativos -objetivamente- de espionajes en contra del citado Gómez Centurión”.
Lejos de lo que sostenía Stornelli en pos de lograr una forzada conexidad, Picardi resaltó que “no hay razones de identidad objetiva ni subjetiva entre ambos casos, porque responden a supuestos delictivos completamente diferentes”. Es más, lo que publicó Clarín –que fue el disparador de la denuncia de Arribas y Majdalani- no se constató: “Las denuncias recogidas aquí por medio de notas periodísticas -sobre Gómez Centurión- no pudieron ser acreditadas, con lo cual, el planteo de este caso no ha superado de momento el estado de meras sospechas, pues no hay pruebas por ahora ni de la materialidad del supuesto delito, y menos aún, de posibles atribuciones”.
Para remarcar que no hay puntos de contacto entre los expedientes, Picardi indicó que “el planteo de las acusaciones sustanciadas ante la Justicia de Dolores por hechos que habrían victimizado a Gómez Centurión, no se refieren ni tangencialmente al contenido de las notas periodísticas analizadas aquí”. Y aclaró, para demostrar lo confundido que estaba Stornelli: “La mera mención de una misma posible víctima, desprovista de otros sustentos, mal podría fundar la declaración de conexidad de dos casos iniciados con tres años de diferencia, ante dos jurisdicciones distintas, y con desarrollos procesales diversos. Máxime, considerando la complejidad que ostenta el caso FMP 88/2019, en comparación con esta causa, dada la cantidad de hechos estudiados e imputaciones establecidas”.
En síntesis: “Los planteos delictivos de uno y otro caso son disímiles -más allá de las calificaciones legales asignadas a uno y otro, y la mención de una misma víctima-, y las partes sospechadas y acusadas también son diferentes”. Así, quedó más que claro que no hay conexidad entre ambas causas como intentó establecer Stornelli, al buscar llevar a Comodoro Py una parte del caso que tanto lo inquieta.