El juez federal de Dolores, Alejo Ramos Padilla, emitió una extensa y dura resolución en la que cerró una etapa de la instrucción del caso D’Alessio. Un pasaje importante está dedicado al fiscal Carlos Stornelli. El magistrado amplió el procesamiento del fiscal con asiento en los tribunales de Comodoro Py y dispuso retenerle el pasaporte e imponerle una caución real de 10 millones de pesos “que deberá cuplimentar en el término de 3 días”. También amplió el procesamiento del periodista de Clarín, Daniel Santoro, entre otros imputados en la que fue la primera causa de espionaje ilegal que golpeó al macrismo.
Ramos Padilla le adjudicó un nuevo hecho al fiscal Stornelli en el D'Alessiogate: el “delito de extorsión en grado de tentativa –en perjuicio de Pablo Erasmo Barreiro– en carácter de coautor, cometido en el marco de una asociación ilícita paraestatal dedicada al espionaje ilegal”. Se trata del caso que tiene por víctima al exsecretario de Cristina Fernández de Kirchner. “Ese delito concurre de forma real con aquellas otras conductas ilícitas por las que ya se ha dictado su procesamiento”, añadió el juez de Dolores.
El fiscal de la causa de las fotocopias de los cuadernos ya había sido procesado por siete hechos: “GNL”, “Brusa Dovat–PDVSA”, “Terrorismo–Irán”, “Pedro Etchebest”, “Ubeira”, “Castañón” y “Munín–Talevi”. Se lo había considerado “penalmente responsable del delito de asociación ilícita en carácter de miembro en concurso ideal”. Ahora quedó a un paso del juicio oral, al igual que el periodista de Clarín, Daniel Santoro, y otros imputados. El juez consideró al periodista "miembro de una asociación ilícita paraestatal dedicada al espionaje ilegal".
Caso Barreiro: las instrucciones de Stornelli
Ramos Padilla indicó que la operación de la banda de D’Alessio contra Barreiro, el exsecretario privado de Cristina Fernández de Kirchner, está comprobada y tuvo como coartada la causa de las fotocopias. El objetivo era "que aportara información que pudiera perjudicar a la ex Presidenta".
Según retomó el juez de Dolores, el fiscal Stornelli “culminó recibiéndole declaración como pretenso ‘arrepentido’ a Barreiro –quien no se encontraba imputado en la causa ‘cuadernos’–, como pretendía la organización luego de una maniobra extorsiva para ‘quebrar’ su voluntad. Según Barreiro, el fiscal pretendía acceder a información que le fuera útil, cuando menos, a ‘una agenda’ de la ex presidenta".
El magistrado explicó que en el caso de Barreiro había una “dificultad probatoria” porque “a diferencia de otras operaciones por las que sí fue procesado” Stornelli “no se contaba con prueba explícita, es decir, con comunicaciones directas entre el fiscal y otros miembros de la asociación ilícita que permitiera conocer con claridad el dolo en su actuar”. Esto fue porque “sólo se pudo tener acceso al último mes y medio de conversaciones entre Stornelli y Marcelo D´Alessio, previo a la detención de este último, y esta operación ocurrió un par de meses antes”.
Pero el avance de la investigación y la compulsa de la prueba digital hallada en los dispositivos electrónicos del espía ilegal permitieron "conocer nuevas comunicaciones entre varios miembros de la organización criminal que coordinaban entre sí los distintos pasos de la maniobra y en las que expresamente señalaban estar siguiendo ‘instrucciones de Stornelli’”.
De acuerdo al juez, la “valoración conjunta de la prueba es especialmente relevante en la operación Barreiro–CFK pues se trata, cronológicamente, de la primera en la que se observa la participación de Stornelli en el seno de la asociación delictiva dedicada al espionaje y aquella sucedida antes de, según Stornelli, conocer personalmente a Marcelo D´Alessio”. Incluso, según el análisis del caudal probatorio, “es falso el reconocimiento de Stornelli de haberse reunido con D´Alessio por primera vez a fines de octubre o principios del mes de noviembre de 2018”. “Ello no sólo porque D´Alessio ya lo había agendado en su teléfono en el año 2017 y ese mismo año ya había confeccionado documentos de inteligencia vinculados directamente a la causa ‘G.N.L.’ –conexa a ‘cuadernos’–, sino además porque el curso de los acontecimientos en la operación Barreiro permite incorporar a Stornelli en la maniobra dando instrucciones un mes antes, a finales del mes de septiembre y a principios de octubre de 2018”, indicó Ramos Padilla.
“Barreiro no estaba imputado en la causa y no existía razón alguna para que se presente ante Stornelli como ‘arrepentido’ de nada”, señaló Ramos Padilla. “Tampoco se advierte razón en la insistencia de la organización estatal para lograr este encuentro con el fiscal, si no era porque el propio Stornelli lo estaba pidiendo. Y ello explica también las permanentes referencias al vínculo con Stornelli que le efectuaban a Barreiro quienes lo estaban extorsionando”, añadió.
Según reseñó el juez, “en la operación Barreiro, la organización se valió de una causa judicial en la que intervenía el fiscal, de alta relevancia institucional y vinculada con sucesos de corrupción, en la que la asociación pretendía proyectar sus maniobras de inteligencia ilegal, con determinados objetivos político–judiciales”. Sin ir más lejos, la organización criminal buscaba "que el ex secretario privado de Cristina Fernández de Kirchner –cuyo padre había sido detenido en la misma causa días antes– se constituyera como 'arrepentido' ante el fiscal Stornelli, con la representación de abogados específicamente designados por la asociación ilícita". "La organización, e incluso el propio fiscal Carlos Stornelli, articulaban el desarrollo de la maniobra con otros 'arrepentidos' y testigos de la causa", aseguró el magistrado.
Por su accionar en el caso Barreiro, Ramos Padilla amplió el procesamiento de Stornelli. Le achacó "la figura de extorsión en grado de tentativa, en carácter de coautor, el que deberá concurrir de forma real con el delito de asociación ilícita vinculada con la inteligencia ilegal en cuyo marco se cometió y demás conductas penales por las que ya ha sido procesado". "La participación de Stornelli en el plan delictivo era una condición sine qua non para la consumación del hecho y existen sobrados elementos que lo vinculan con esa operación", añadió.
Stornelli y la banda de D’Alessio
La resolución de Ramos Padilla tiene 1.125 páginas y un índice. Hay un apartado dedicado al fiscal. Se titula “Carlos Stornelli”.
Allí, Ramos Padilla recordó que en el primer “procesamiento se analizaron de manera detallada los distintos elementos de prueba que permitían vincular a Carlos Stornelli en el proceso y, en particular, con las actividades delictivas de la organización criminal que integró, especialmente, a partir de la cantidad de hechos y planes ilícitos en los que se había comprobado su participación y de la prueba directa y explícita que se halló, determinante no sólo de las operaciones de las que tomó parte, sino fundamentalmente –y lo que resulta por lo general más complejo de determinar en cualquier investigación– acerca del conocimiento que tenía de las actividades ilícitas que se desarrollaron”.
El magistrado señaló que las actividades delictivas por las que fue procesado Stornelli “databan al menos de noviembre de 2018” y “tuvieron relación directa con la actividad y la función que el imputado desempeña como titular de la Fiscalía Nacional en lo Criminal y Correccional Federal Nº 4 de la C.A.B.A., a excepción –claro está– de aquel caso vinculado al ex marido de su actual pareja, en el que se observan estrictos intereses personales/familiares del imputado”.
El juez de Dolores aseguró que Stornelli reconocía al espía ilegal Marcelo D’Alessio “como una persona vinculada a los servicios de inteligencia y, pese a ello y por fuera de todo marco legal, reclamaba y recibía sus ‘informes’, ‘cámaras ocultas’ e incluso a los supuestos ‘arrepentidos’ o denunciantes que éste le llevaba como un ‘paquete’ a su Fiscalía”.
De acuerdo a Ramos Padilla “se constató que, entre las diversas acciones llevadas adelante por la organización y en las que se valían de la actuación del fiscal, algunas respondían al mismo modus operandi que se verifica en el caso de Pablo Barreiro”, el exsecretario de CFK cuyo caso ahora el juez sumó al procesamiento de Stornelli. “Así, por ejemplo, en las acciones llevadas adelante en perjuicio de Pedro Etchebest –que, al igual que Barreiro, tampoco estaba imputado en la causa ‘cuadernos’–, se buscó que, con su testimonio ante Stornelli, perjudicara a ex funcionarios públicos –como Julio De Vido– y aportara datos sobre ‘la ruta del dinero K’”, añadió el juez. Y recordó: “De un modo similar ocurrió con Gonzalo Brusa Dovat, a quien se buscó obligarlo a declarar ante Stornelli para afectar los intereses de una empresa venezolana. En ese contexto, se referían al denunciante como ‘el centeno de PDVSA’, en clara alusión al ex chofer de Roberto Baratta, con quien el fiscal había dado comienzo a una de sus causas más importantes”.
En los primeros siete hechos que Ramos Padilla adjudicó a Stornelli “se observó la participación y el interés del fiscal de un modo directo, por lo que fue fácil concluir su responsabilidad en relación con ellos, además del evidente apartamiento de su rol como custodio de la legalidad y de los intereses generales de la sociedad”.
La relación con D’Alessio
Ramos Padilla también dedicó un pasaje de su escrito a la relación del fiscal con Marcelo D´Alessio. “Si bien Stornelli había reconocido conocerlo desde –al menos– fines de octubre o principios de noviembre de 2018, existían distintos elementos objetivos que permitían dudar de esa afirmación, tales como que D´Alessio lo tenía agendado desde el año 2017, que la organización había confeccionado también ese año documentos de inteligencia vinculados con la causa ‘G.N.L.’” y “que la intensidad del vínculo entre ambos, demostrada en el breve lapso reconocido por el fiscal, también admitía suponer una relación anterior en el tiempo”.
Por ejemplo, en “el breve lapso de relación que reconoció el fiscal, se constataron al menos 8 operaciones, 5 encuentros personales, multiplicidad de conversaciones y gran cantidad de mensajes de texto y audio, que vinculaban a Stornelli con las actividades llevadas a cabo por la organización”. “Pero además las conversaciones de D´Alessio con Stornelli podrían catalogarse como de las más fluidas que constan en el teléfono del espía”, afirmó el juez. Incluso muchas conversaciones las iniciaba el fiscal, quien “buscaba a D' Alessio”.
Y hay un hecho más que para el juez pone en duda la fecha que dio Stornelli respecto al inicio de su relación con D’Alessio: el testimonio de Barreiro ante el juzgado de Dolores, “quien señaló que el 8 de octubre de 2018 declaró frente al fiscal y le manifestó que Marcelo D’Alessio estaba intentando extorsionarlo señalando la influencia que podía ejercer sobre él y con referencias a una presunta imputación en la causa ‘cuadernos’, a lo que se le suma lo dicho por el co–imputado Juan Ignacio Bidone en cuanto refirió que Stornelli le indicó que no diera precisiones acerca de la fecha en que el fiscal federal conoció a D´Alessio”.
A la luz del extenso escrito de Ramos Padilla y el caudal probatorio obrante en el D'Alessiogate parece claro que el vínculo entre D'Alessio y Stornelli no fue azaroso.