El mismo día que se conoció el procesamiento de los jefes de la AFI macrista, Gustavo Arribas y Silvia Majdalani, por el espionaje ilegal contra Cristina Kirchner, dos agentes que cumplieron funciones importantes en el organismo de inteligencia en el gobierno anterior se presentaron ante la Comisión de Seguimiento de los Organismos de Inteligencia, que investiga las actividades ilegales de la exSIDE. Se trata del exempleado judicial Bernardo Miguens, quien trabajó en el juzgado de Claudio Bonadío hasta que ingresó a la agencia, en 2016; y de Hernán Martiré, un histórico de “La Casa”. Ambos cumplieron funciones en la estratégica Dirección de Asuntos Jurídicos, que en los últimos cuatro años estuvo al mando de Juan Sebastián De Stéfano, un hombre del radicalismo vinculado al operador Daniel “Tano” Angelici. Ese área fue señalada como la que armaba la estrategia jurídica de la AFI, es decir, pergeñaba entre otras cosas el armado de causas.
Miguens y Martiré –quien ingresó a la agencia a fines de los '90 y ocupaba una dirección dentro del área de Jurídicos- se presentaron pasadas las 15 en el Congreso con sus respectivos abogados. Acercaron un escrito cada uno y se negaron a responder preguntas, lo que provocó un cruce con los legisladores presentes.
El presidente de la comisión, Leopoldo Moreau, les pidió que lean sus presentaciones. También se les advirtió que al no estar imputados en ninguna causa estaban incurriendo en una grave falta al no responder las preguntas de la comisión que fiscaliza a los organismos de inteligencia. Se les dijo que estaban violando la Ley de Inteligencia sin motivo alguno. Según pudo saber El Destape, la comisión va a ver qué camino toma respecto a los espías que no están imputados y se niegan a responder preguntas, ya que obstruyen la labor de los legisladores nacionales. También analizan empezar a profundizar en la pista del área de inteligencia del Servicio Penitenciario Federal, también involucrada en la causa de espionaje de Lomas de Zamora.
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En sus presentaciones tanto Miguens como Martiré buscaron deslindar responsabilidades y apuntaron contra la dirección de Contrainteligencia. Dijeron, por ejemplo, que no prepararon informes “truchos” para presentar en la Justicia, tal como les adjudicaron otros agentes que prestaron testimonio en la comisión parlamentaria.
La declaración de estos dos agentes volvió a avivar la interna entre los espías.
La causa por espionaje ilegal que tramita en el juzgado de Lomas de Zamora abrió un cruce de acusaciones entre exintegrantes del área de Contrainteligencia, donde se terminaron refugiando agentes de carrera, y la de Jurídicos, que estuvo al mando de un dirigente “partidario” como De Stéfano.
Asuntos Jurídicos fue la dirección que más creció durante la gestión de Arribas y Majdalani y es la dependencia a la que algunos espías acusan de armar las coartadas para esconder el espionaje ilegal de la AFI macrista.
¿Por qué fue tan importante el rol que tuvo esta dependencia? Porque tenía “la exclusividad de la relación con los juzgados”, poseía “áreas operativas”, “hacían escuchas telefónicas” y “llevaba las causas”, es decir, que administraba a quién le distribuía las tareas hacia el interior del organismo, indicaron agentes jerárquicos del área de Contrainteligencia.
“Todo pasaba por Jurídicos” aseguró el primer director de Contrainteligencia de la AFI macrista, Diego Dalmau Pereyra, imputado en la causa de espionaje ilegal. “Fue la estructura más fuerte de la gestión Arribas-Majdalani”, coincidió su sucesor en el cargo, Martín Coste, también involucrado en la trama del espionaje ilegal. Coste fue procesado junto a Arribas y Majdalani el pasado 4 de agosto.
Antes de la llegada del macrismo, José Padilla era el histórico jefe de Jurídicos. Con el ascenso de De Stéfano, Padilla quedó como su segundo. De acuerdo al relato de diferentes espías, Miguens cumplía funciones bajo su órbita. Martiré, por su parte, estaba a cargo de un departamento en la misma dirección.
Según pudo reconstruir este medio, Miguens aseguró ante la comisión que trabajó en el juzgado de Bonadío y se mostró indignado por el lugar que se le está adjudicando en todo este caso. Intentó bajarle el tono a su paso por el juzgado federal Nº 11 donde se centralizaron casi todas las causas contra CFK. Dijo que el ahora difunto juez ni siquiera lo registraba. Contó que llegó a la agencia de la mano de Martiré.
Los agentes del área de Jurídicos cuestionaron a Contrainteligencia, cuyos integrantes involucraron de lleno a la dirección de De Stéfano en el espionaje ilegal.
En su testimonio ante el congreso y la Justicia, el jefe de Contrainteligencia, Martín Coste, aseguró que cuando se detectó el espionaje de la AFI a Cristina Kirchner en el Instituto Patria, en agosto de 2018, Majdalani lo envió a Jurídicos para abordar el tema y que cuando llegó se encontró con que ya estaban reunidos De Stéfano, Martiré y Alan Ruiz, el jefe operativo de la banda de espías que estaba haciendo las tareas de inteligencia ilegal en la sede política del kirchnerismo. Según relató Coste, estaban intentando ver cómo acomodaban los hechos.
Este miércoles, los hombres de Jurídicos desmintieron que haya existido esa reunión que describió Coste. Martiré aseguró que jamás en toda su trayectoria le dijo a un agente operativo cómo debía actuar.
El rol que varios espías de Contrainteligencia le adjudicaron a Bernardo Miguens no es menor: lo señalan como el que bajaba los lineamientos de los informes que se tenían que armar para presentar en sede judicial. El caso paradigmático que mencionaron es el del Instituto Patria.
Un dato no debe pasar desaparecibido: este martes, Arribas y Majdalani fueron procesados por ordenar el espionaje de Cristina Kirchner y luego armar una cobertura legal para esconder esas ilegalidades.
Miguens y el espionaje a CFK
Un agente que cumplía funciones en la dirección de Contrainteligencia y declaró ante la comisión el 16 de julio pasado relató que entre fines de 2016 y 2017, el Nº 2 de Jurídicos, José Padilla, le informó “que no iba a tener que hablar más con él” porque “había puesto a un jefe de departamento”. “Entonces empecé a hablar con Bernardo Miguens”, relató.
“¿Y qué rol cumplía Bernardo Miguens?”, le preguntaron los legisladores de la comisión en aquella audiencia. “Era jefe del departamento, que dependía de Padilla. Y cuando me lo presentaron me dijeron que era una persona de mucha experiencia, porque José lo había traído porque él trabajaba en el juzgado de Bonadío”.
Así fue que, según el relato de este agente –cuyo nombre se preservará por su seguridad- cuando explotó el caso del espionaje al Instituto Patria se tuvo que reunir con Miguens “en su oficina” para armar los informes que se presentarían en la Justicia con el objetivo de esconder las ilegalidades. “Él me dijo qué tenía que escribir y quiénes eran los personajes. Yo tenía un bosquejo y tenía que hacer los informes para mandar a Villena y nos pidieron que hagamos todo lo que era el circuito interno, porque tenía que quedar prolijo”, contó. De acuerdo a este testimonio, Miguens fue quien dio los lineamientos de lo que debía escribirse para darle cobertura legal al seguimiento ilegal sobre CFK. Ese material se presentó en el marco de la causa G-20 que tramitaba en el juzgado a cargo de Federico Villena, en Lomas de Zamora.
“¿Eso se lo pidió Bernardo Miguens?”, le repreguntaron en la comisión a este agente, que respondió que esa orden en realidad se la habían dado a su superior, el jefe de Contrainteligencia, Martín Coste. “Yo fui y Bernardo Miguens me dio instrucciones de cómo hacer las tareas. De hecho, volví a mi base, hacía las cosas y tenía que ir a verlo a Bernardo. Él me lo revisaba, lo corregía para ver si estaba bien, como lo querían. Hasta los memos me corregía. Primero fue eso, fue el informe a Villena, fueron los informes de Alan (Ruiz)”.
Y brindó más datos: “Creo que el informe, si mal no recuerdo, como que no era sobre el Instituto Patria la tarea sino sobre los diversos domicilios por los cuales podía estar Cristina. Sí quiero aclarar que cuando yo tuve mi reunión con Bernardo –yo con Bernardo venía hablando desde hace muchísimo tiempo, o sea, hablábamos casi todos los días con Bernardo Miguens–, y yo le pregunté por qué lo teníamos que hacer nosotros (por Contrainteligencia) si la causa (del G-20) era de Terrorismo, él lo único que me dijo –y no fue la primera vez que me lo dijo– es que se lo pedían de arriba. Nunca me aclaró quién era de arriba”. Terrorismo estaba a cargo de Darío Biorci, cuñado de Majdalani.