El Gobierno sigue de cerca las elecciones en Brasil y Alberto podría viajar para estar junto a Lula

El Presidente reclamó que se respete la democracia y el veredicto popular en su mensaje en la cumbre de cancilleres de la CELAC-UE. Sigue de cerca los acontecimientos en Brasil y podría viajar en caso de un triunfo de Lula por amplio margen. En cambio, si la diferencia es exigua, temen que Bolsonaro no reconozca el resultado y haya violencia en las calles.

27 de octubre, 2022 | 21.28

El presidente Alberto Fernández sigue de cerca el proceso eleccionario en Brasil e incluso podría viajar el domingo para celebrar junto a Luiz Inácio Lula da Silva su eventual triunfo en la segunda vuelta electoral. Pero para eso la victoria tendría que darse por un margen amplio, dato que algunas de las últimas encuestas vienen poniendo en duda. El temor es que si el triunfo de Lula es muy apretado, Jair Bolsonaro no reconozca el resultado y el clima en las calles brasileñas se enrarezca. "No quiero que en ningún lado no se respete la democracia ni el veredicto popular ni se tergiversen los procesos electorales que están en marcha", advirtió el Presidente este jueves al inaugurar la cumbre de cancilleres de la CELAC-UE. La preocupación por la tensión en Brasil fue un tema de conversación en el Centro Cultural Kirchner.

En la Casa Rosada comentaban que el diálogo entre Fernández y Lula es más frecuente de lo que se conoce. En la entrevista en El Destape Sin Fin, el Presidente consideró que tanto para Argentina como para la región cambiaría mucho la situación en caso de un triunfo del líder del Partido de los Trabajadores. "Es un líder regional muy importante", apuntó. También reconoció que la construcción política que Lula armó para este comicio es mucho más moderada que la de sus anteriores mandatos, por lo que probablemente su futura gestión también lo sea. "Hablé mucho con él, él entiende lo que está pasando en el mundo. Pero los valores de Lula son los mismos", analizó. Alberto podría verse emparejado el año que viene con el liderazgo en Brasil de un Lula "moderado", el sector que imagina representar dentro del Frente de Todos. 

Allá por julio de 2019, en lo que podría considerarse como una declaración de principios, una de las primeras actividades de Alberto Fernández luego de ser designado candidato del Frente de Todos fue viajar a Curitiba para visitar a Lula en prisión. A la salida, acompañado por el ex canciller Celso Amorim, Alberto habló de una "condena injusta" y afirmó que no dudaba de la inocencia del expresidente. Para Bolsonaro, ese gesto de Fernández fue una afrenta que nunca le perdonó. Trató de complicarle la campaña y, a través de sus hijos, descendió a niveles de insulto personal. Hizo falta mucha paciencia y la designación de un orfebre de la política como Daniel Scioli como embajador para mantener la relación bilateral en términos de normalidad, no más que eso. Con Bolsonaro mantuvieron charlas de ocasión en alguna cumbre, pero nunca un encuentro bilateral.

"Con Brasil tenemos que buscar siempre la manera de convivir. Estos años que el presidente Bolsonaro gobernó Brasil, pese a todos sus ataques y su forma de tratarme, siempre guardé silencio porque creía que lo más importante era guardar el vínculo", abundó Fernández en la entrevista. En contrapartida, tampoco Lula olvidó aquel gesto. Cuando salió de la cárcel, agradeció a Alberto su "coraje" por la visita. "Yo le pedí que no diera entrevistas para no ser perjudicado por la extrema derecha de Argentina y él me dijo: 'Lula, no tengo ningún problema con lo que la derecha vaya a decir. Vine a solidarizarme contigo porque pienso que estás siendo víctima de la mayor mentira política que ha habido en América Latina'", recordaría. Lula también tiene una gran relación con Cristina Kirchner y los tres, junto a Pepe Mujica, protagonizarían un recordado acto en la Plaza de Mayo por el Día de la Democracia en diciembre de 2021.

Aunque en los últimos tiempos trascendieron algunas críticas de Lula a la gestión de Fernández -O'Globo publicó un supuesto diálogo con empresarios en que el brasileño sostenía que la gestión del argentino estaba estancada y había decepcionado a sus votantes con el acuerdo con FMI-, en la Casa Rosada aseguraban que el afecto y el diálogo frecuente no se interrumpió nunca. Incluso, que la posibilidad de viajar a San Pablo ya se había evaluado en caso de un triunfo en primera vuelta, tal como lo pronosticaban la mayoría de las encuestas que luego se verificaron erradas. Fernández debió conformarse con un tuit de felicitación en el que volvió a dejar muy claras sus preferencias.

El Gobierno sigue con atención las últimas novedades en el país vecino. Por un lado, la evolución de los sondeos de opinión que, de nuevo, marcan el favoritismo por Lula, pero también destacan el repunte de Bolsonaro en el tramo final, colocándose en algunos casos dentro del margen de error. Según la opinión de los propios analistas afines a Lula, el desempeño del expresidente no fue bueno en los dos últimos debates y esperaban que revirtiera este viernes en el cara a cara decisivo. La pelea, cada más encarnizada, está centrada en convencer a los 32 millones de brasileños que no fueron a votar en la primera vuelta. El presidente brasileño empezó a preparar el terreno contra las autoridades electorales cuando salió a denunciar que en los medios pasaban más avisos de Lula que suyos. El titular del Superior Tribunal Electoral, Alexandre de Moraes, habitual blanco de sus críticas, rechazó de nuevo las acusaciones. 

Este clima enrarecido, explicaban en la Casa Rosada, era lo que podría frenar el viaje de Alberto a San Pablo en el caso de que los primeros datos mostraran una diferencia muy exigua. En ese escenario, la presencia de un presidente argentino en el búnker del PT podría ser más una complicación que un apoyo para Lula. Daban por hecho que si eran pocos los votos que los separaban, Bolsonaro y sus seguidores saldrían a denunciar fraude y podría haber disturbios, luego de una campaña que abundó en episodios de violencia. De ahí la advertencia que lanzó Fernández en el inicio de la cumbre de cancilleres respecto a frenar a los violentos y los cultores del odio. "Depende de la diferencia que se dé. Hay un clima de máxima tensión y de alerta", reconoció el embajador Scioli sobre el reconocimiento del resultado de parte de Bolsonaro en diálogo con El Destape Sin Fin