"Estamos yendo en la dirección correcta", respondían en el Ministerio de Economía respecto al índice de inflación de noviembre, un 4,9% que marcó un descenso aún más allá de lo pronosticado. En el contexto de desconcierto en el que se encuentra el Frente de Todos luego del anuncio de Cristina Kirchner que no será candidata en las elecciones 2023, la baja inflacionaria resulta un bálsamo que permite discutir el nuevo panorama con mayor tranquilidad. "Si los próximos dos meses sigue bajando la inflación, van a empezar a aparecer candidatos por todos lados", ironizaba un veterano dirigente peronista que viene participando de las conversaciones de estos días. Pero si alguien quedaba más directamente posicionado era el ministro Sergio Massa, quien promete llegar al momento de las elecciones generales con un índice de alrededor del 2%. Aunque en su entorno insistían en negar una candidatura, su promocionada hiperactividad parecía decir lo contrario.
Se hablaba de un 5 y algo, que ya de por sí estaba bien porque representaba una baja respecto al 6,3% de octubre, pero perforar la barrera del 5 significa un alivio en un ítem en el que el Gobierno padeció todo el año. Massa viene cerrando toda una serie de acuerdos sectoriales en torno al 4% mensual, para acentuar la desaceleración durante el complicado cierre de diciembre y el verano. El ministro promete una baja de un punto por bimestre y dejar al Frente de Todos en situación competitiva cuando llegue el momento de las elecciones. De hecho, ya en noviembre las encuestas marcaron un leve recuperación del oficialismo, más que nada por la imagen de una gestión más ordenada a partir del desembarco de Massa en Economía y del apoyo que recibió de Cristina y de Máximo Kirchner, además del lógico del presidente Alberto Fernández.
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¿Quién capitaliza mejor esa recomposición? De acuerdo al bastante favorable trabajo de la consultora Aresco, de Federico Aurelio, Massa es, de los posibles postulantes del Frente de Todos, el mejor posicionado si se suma el "lo votaría" con el "podría votarlo" hasta alcanzar un hipotético techo del 51,5%. La posibilidad choca con las aspiraciones del Presidente, que imagina que si al Gobierno le va razonablemente bien, lo lógico sería que fuera por un nuevo mandato. "Alberto dice que lo lógico de un presidente es ir por la reelección, tendría que suceder algo muy malo para que no fuera así", explicaba un ministro cercano al Presidente. Por cierto, en el último índice la leve recuperación también abarcó la imagen de la gestión.
El Presidente realizó el martes un acto reivindicatorio de sus tres años de gestión al que Massa llegó casi al final. Adjudicó la demora a una agenda completa y, por cierto, fue el día que consiguió una licitación récord de vencimientos de deuda. En eso libra una velada competencia con Alberto, quien también desde hace semanas apunta a mostrarse en un rol activo y central en la gestión de gobierno, con recorridas por el Conurbano y viajes al interior. Aunque, en el reparto, la actividad presidencial pareciera más dedicada a cuestiones no centrales y de relaciones exteriores mientras que Massa se ocuparía de los temas más pesados. Llamativamente, un diputado massista, Ramiro Gutiérrez, salió a refutar un "off" salido de la Casa Rosada que criticaban el faltazo del ministro al acto, lo que habla de cierta tensión.
Por cierto, los ausentes por poco superan a los presentes en el acto en parque Colón. El Presidente cerró con la afirmación de que se pondrá al frente de la organización del Frente de Todos para que en 2023 no vuelva la derecha. Pero lo dijo luego de una sorpresiva reunión de la liga de gobernadores con los "gordos" de la CGT en la que no se habló bien de Alberto y de la falta de liderazgo político en el oficialismo, algo que quedó más en evidencia ante el paso al costado de Cristina. "Desde la pandemia para acá, lo de Alberto fue lamentable", sentenció el veterano secretario de Comercio, Armando Cavalieri. Los gordos cegetistas, en algún momento los principales sostenes del Presidente, ya empezaron a dejar trascender sus simpatías por Massa, nada raro si se tiene en cuenta que tanto Héctor Daer como Carlos Acuña fueron diputados por el Frente Renovador. Los gobernadores, en cambio, todavía tienen reparos y hablan de la posibilidad de que algún emergente de ellos pudiera convertirse en candidato, pero aún no asoma el primus inter pares.
Massa sigue esgrimiendo un veto familiar a su posible postulación mientras muestra una actividad y, especialmente, una visibilidad digna de candidato, que no sabe de feriados ni fines de semana. Este jueves, por ejemplo, día que se conoció el nuevo índice. arrancó con un encuentro con representantes del Volkswagen Group, luego participó en el seminario Propymes en el que compartió escenario con el dueño de Techint, Paolo Rocca, y cerró anunciando un acuerdo de precios por medicamentos con las cámaras del sector farmacéutico. Lo niega en público, pero todo indica que Massa aguarda que su candidatura se convierta en inexorable para el Frente de Todos. Este jueves dio un paso en esa dirección.