El país entró en un estado de excepción. Las relaciones espurias entre jueces, medios de comunicación y el PRO salieron a la luz pública. Un entramado mafioso se apropió de parte del Estado y el gobierno sin recurrir al golpe de Estado tradicional. Manejan la coparticipación, el Consejo de la Magistratura que debe controlarlos, el régimen de importaciones, el precio de los servicios básicos, proscriben candidatos, deciden de manera escandalosa sobre la libertad de dirigentes políticos y llegaron a formar parte del atentado contra la vida de la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner. Frente a esa situación, se plantea un problema que quedó transparentado en el trato con la Corte Suprema frente a su fallo sobre los fondos que reclama la ciudad: el presidente Alberto Fernández decidió manejarse dentro de las reglas constitucionales y la vicepresidenta los declaró una mafia.
El planteo de Cristina sobre la mafia tiene sobradas pruebas. El tema es cómo se va a elecciones contra la mafia. ¿Se presenta un candidato para intentar compartir el poder con la mafia? ¿O Cristina anunciará que ante esa situación su sector no tendrá candidato? Es más, pueden convivir en una estrategia electoral dos visiones tan distintas como la de Cristina y Alberto? ¿O finalmente Cristina decidirá que su sector vaya a alecciones separado con una estrategia diseñada a tono con el enfrentamiento con la mafia que señala? Esas opciones se discuten hoy.
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Cristina está convencida de que si es candidata su condena con inhabilitación incluida quedará firme antes de las elecciones. Por eso no será candidata. Cerca de la vicepresidenta señalan que no hay que descartar que elija que su sector vaya solo por afuera bajo la premisa “Democracia o mafia”, para marcar claramente que no apunta a cogobernar con la mafia, sino a terminar con ella. Luego de su anuncio de que no será candidata, Cristina siguió trabajando con la misma intensidad, fundamentalmente en lo relacionado con la provincia de Buenos Aires. Pero “hubo un cambio rotundo respecto al día del acto en La Plata”, señala un dirigente muy cercano. “Ese día el acto significaba que ella era candidata o mantenía la expectativa de serlo hasta último momento y elegía un sucesor. Recordemos que sumó el tema de la inseguridad para hablarle a la clase media”, completó. “Todo eso cambió luego del fallo en su contra”.
Si el Frente de Todos no se rompe y Cristina elije un candidato propio para las PASO hoy está cerca de dos gobernadores del norte del país que están levantando su perfil. La opción Massa siempre está.
El presidente dijo en C5N que “el oficialismo puede ganar las elecciones”. Frase que en tiempos normales sería natural en boca de un presidente, pero que choca contra el mal pronóstico cristinista. Alberto quiere ser reelegido y hará todo lo posible por lograrlo. Asegura que terminará su mandato “con tres años de crecimiento y un desempleo 50 por ciento más bajo que el que heredó a pesar de haber asumido con el país en default, bancar una pandemia, una guerra y una oposición feroz” y que bajando la inflación podrá poner esos registros en valor.
Aclara que si hay alguien que mida “mucho mejor” que él le dejará su lugar. Los nombres de Sergio Massa y Daniel Scioli aparecen. Cree que de los sótanos de la democracia se sale acumulando poder y que para eso “hace falta otro gobierno, sin pandemia y sin guerra”. También cree que “no hay que atacar a toda la justicia, sino a los que se está seguro están involucrados en malas prácticas”. Pone el ejemplo de Lula que solo acometía contra los fiscales. Alberto cuenta que ese fue su consejo cuando lo visitó en la cárcel. Más allá de su idea de cómo tratar el tema afirma que Cristina tiene razón en sus acusaciones. El diagnóstico de mafia empieza a cerrar.
Hay sectores empresarios que comienzan a preocuparse por el desmadre institucional. Uno de los más encumbrados señaló a este medio que Héctor Magnetto hizo un tema personal de su enfrentamiento con Cristina que “no es negocio para el resto”. Son los que apuestan a Horacio Rodríguez Larreta, que, dice el empresario, “sin la sombra de Macri sería un dirigente más racional”. Otros, en cambio, incluso algunos propietarios de medios, empiezan a apostar algunas fichas al “peronismo post kirchnerista”, como bautizan a esa criatura por nacer.
La mafia
Son tantos los hechos que fueron danto testimonio de la creación y desarrollo de la mafia que cuesta recordarlos. Pero leerlos todos juntos revela su peso en el orden institucional.
Los chats de Robles y D´Alessandro
Con el afán de disciplinar al candidato Horacio Rodríguez Larreta, la línea dura viene cascoteándole el rancho. En el ámbito político, solo Mauricio Macri tiene las relaciones y el financiamiento para atacar el celular del Ministro de Seguridad porteño, Marcelo D Alessandro. De ahí salió la filtración de chats que compromete al ministro, pero más compromete al presidente de la Corte Suprema de Justicia, que, utilizando a su mano derecha Silvio Robles, aconseja a una de las partes en el entre dicho con el peronismo por el Consejo de la Magistratura y conversan sobre la disputa por la coparticipación Así, Rosatti es juez y parte. Los chats comprueban que el presidente de la Corte trabaja para el PRO. En este caso trabaja para Horacio Rodríguez Larreta.
Lago Escondido
La filtración se suma a la anterior que reveló que el CEO de Clarín Jorge Rendo invitó a Lago Escondido a algunos de los mas relevantes jueces y fiscales del país, al ministro de Larreta, Marcelo D Alessandro, y a un servicio de Inteligencia y que al salir a la luz confabularon e incurrieron en graves delitos para cubrir sus huellas. Los jueces en cuestión fallaron a favor del grupo antes, durante y después del fallo.
Las visitas de Clarin
Por si queda alguna duda sobre la relación promiscua de la oposición con el grupo Clarín, el ministro de Justicia Martín Soria reveló las visitas de Rendo a Macri en la Casa Rosada durante su mandato. Fueron nada menos que 25 visitas, dos de ellas de más de siete horas.
La mesa judicial
El manejo estructural de los jueces durante el gobierno de Mauricio Macri lo llevó a cabo la mesa judicial. Varios correaos aportados por la AFI a la Bicameral de Fiscalización de Organismos y Actividades de Inteligencia dan cuenta de que era el propio jefe de Gabinete de Mauricio Macri, Marcos Peña, quien convoca a las reuniones de la mesa judicial del macrismo. Los correos también muestran que el propio Macri se sentaba a esa mesa para decidir la política judicial de su gobierno.
Los llamados de un prófugo
El jefe de la mesa judicial, Pepin Rodríguez Simón, está prófugo de la justicia. El listado de sus comunicaciones es un mapa de la mafia. Los principales contactos telefónicos de “Pepín” entre el 1 de enero de 2016 y el 31 de agosto de 2019, sin incluir wats app y telegram, fueron:
- 59 llamados con el entonces presidente de la Corte Carlos Rosenkrantz.
- 17 con el otro supremo y actual presidente de la Corte, Horacio Rosatti.
- 182 llamadas con Ricardo Roa, el número 2 del diario clarín
Paddle en Olivos
El Destape publicó el año pasado que Macri recibía a jueces en la quinta de Olivos frecuentemente. El que más lo visitó fue el juez de la Cámara de Casación Penal Mariano Borinsky: 15 veces. Otro asiduo visitante era el presidente de la Cámara de Casación, Gustavo Hornos. La prueba de la promiscuidad en la relación del ex presidente con los camaristas fue la revelación que dejó claro que el Lawfare no era una fantasía.
Gestapo sindical
El año pasado se conoció un video en el que funcionarios de Maria Eugenia Vidal le armaban una causa al sindicalista Juan Pablo Pata Medina. En noviembre la Bicameral de Fiscalización de organismos de inteligencia reveló que el video había sido “una operación de inteligencia de la AFI de Macri.
Juicio y atentado
El juicio sin pruebas que condenó a Cristina y el intento de asesinarla terminaron con cualquier vestigio de legitimad institucional. Más cuando el PRO está involucrado en el financiamiento de un grupo ineludiblemente atado al atentado y cuando los principales involucrados se defienden con abogados macristas.
La gravedad de la situación se palpa en la cantidad de involucrados: dirigentes políticos, sindicalistas, medios, periodistas, jueces, fiscales, servicios de inteligencia. Son muchos los que no quieren limpiar la justicia, también varios peronistas. Y solo hablamos de los más destacados: no son los únicos. El silencio de buena parte del círculo rojo y las fuerzas sociales frente al escándalo institucional de Lago Escondido da cuenta de que la podredumbre caló profundo. Ni la facultad de derecho quiso condenar al juez Ercolini. La infección permeó también a parte de la sociedad, que es cómplice cuando acepta que hay un sector sin derecho a la defensa al que hay que perseguir. Los ciudadanos capaces de realizar escraches nazis en las calles son la punta visible de una franja de la sociedad enferma de odio.
El ingreso de Martín Redrado al gobierno de Larreta fue subvalorado. El tipo es un figurón con terminales empresarias y financieras acá y en el mundo. El jefe de Gobierno también habla con Carlos Melconian más de lo que se conoce. Lo más granado del neoliberalismo listo para desembarcar.
El retiro de Cristina dejó una estela de orfandad en una porción importante de la sociedad. ¿Quién tomará el bastón de mariscal en un estado de excepción mientras otros compañeros ya negocian con la derecha? ¿Tendrá candidato Cristina? Basta ver los movimientos de Massa con empresarios y medios para entrever que si le va bien querrá jugar. Scioli ya lanzó el flyer naranja 2023. Alberto muestra encuestas que lo dan mejorando hace cuatro meses y se entusiasma. El peronismo, que en el pasado estuvo proscripto durante 17 años, se apresta a ir a elecciones en un país en estado de excepción y aún no acuerda cómo hacerlo.