"Arranca el segundo tiempo", repetían en el búnker de Unión por la Patria en el día después del gran cimbronazo del domingo. Con la cabeza fría, cerca de Sergio Massa pensaban en una polarización oficialismo-oposición directa con Javier Milei, yendo a buscar los votos del centro de Horacio Rodríguez Larreta y de Juan Schiaretti. Para los próximos días, imaginaban un posible encuentro con el gobernador electo de Córdoba, Martín Llaryora, y con mandatarios de fuerzas provinciales, a los que sabían espantados ante la posibilidad de un triunfo de Milei. También destacaban la pronunciada caída de bonos y acciones tras el triunfo del libertario, el supuesto "candidato de los mercados" que, paradójicamente, los mercados rechazaban. Los movimientos financieros, aseguraban, obligaron a medidas "correctivas" en la cotización del dólar oficial y suba de la tasa de interés, avaladas de inmediato por el FMI que le puso fecha a los desembolsos para el país por un total de 10.750 millones de dólares. "Ya tenemos todo cubierto hasta las elecciones", celebraban en Economía.
El gobernador de Catamarca, Raúl Jalil, uno de los ganadores de la elección del domingo, coincidió con el camino para la ampliación de la coalición en diálogo con El Destape Radio. Mencionó a Schiaretti, a Florencio Randazzo y a Llaryora como algunos dirigentes del peronismo que hoy están afuera que podían ser convocados para esta segunda etapa de la campaña. Schiaretti obtuvo poco más de 900 mil votos (3,8%) y quedó habilitado para competir como candidato a presidente en octubre, pero debilitado porque Milei ganó en Córdoba, su provincia. En UP también ponían la mira en dirigentes larretistas y radicales, con los que ya existirían conversaciones informales.
"Vamos a realinear al peronismo y al campo nacional y popular", aseguraban en el búnker en la línea de construcción de una "nueva mayoría" de la que habló Massa la noche de las elecciones. Para eso también necesitará de un mayor compromiso de los propios mandatarios peronistas, que no pudieron asegurar buenos números en provincias donde el PJ había hecho muy buenas elecciones. Seguro también se hará un nuevo encuentro con los integrantes de la liga de gobernadores.
Insistían en que si bien Massa no pudo cumplir con su deseo de ser el candidato individualmente más votado, fue el segundo, y que la peor elección la hicieron Patricia Bullrich y Juntos por el Cambio. "Van a ir a disputar el mismo electorado con Milei y ellos tienen el peso en contra del fracasado de la gestión de Mauricio Macri, así que Milei tiene todas las de ganar", evaluaban cerca del ministro. Por eso, la decisión de polarizar desde ahora contra el libertario, a quien consideraban el nuevo jefe de la oposición. "Massa es el único que le puede ganar a Milei y su locura. Dimos la primera batalla y quedamos en carrera, con un porcentaje muy cercano al que habíamos planteado. Ahora vamos a dar la pelea contra él", repetían las premisas.
Pese a las críticas que se le hacen desde consultoras locales al trabajo del catalán Antoni García-Rubí como asesor, en el comando aseguraban que por ahora no evaluaban cambios. "El objetivo del primer tramo de la campaña, el primer tiempo, era consolidar el voto propio y eso se logró. Ahora hay que ir por el electorado del centro, siempre estuvo pensado así", comentaban. El debate ahora debía expresarse en términos de la democracia tal como la conocemos y las propuestas de la ultraderecha, así como sucedió con Emmanuel Macron contra Marine Le Pen en Francia, Lula contra Jair Bolsonaro en Brasil o, más recientemente, Pedro Sánchez contra Vox en España. Justamente, tanto los Bolsonaro como el líder de Vox, Santiago Abascal, fueron algunos de los que enviaron su apoyo a Milei por el triunfo.
En esta batalla cultural, celebraban la rápida aparición de algunos referentes importantes para los jóvenes como Lali Espósito, Trueno y Catriel en defensa de las conquistas feministas, los derechos sociales, la educación y la salud pública. "Tus derechos son los único que tenés, no te regales", expresó el trapero Trueno en las redes sociales, donde tiene más de un millón y medio de seguidores. "Para mí es muy triste y peligroso votar un anti-derecho semejante", sostuvo Lali, con más de 7 millones de followers en Twitter. Catriel fue más allá y preparó un corto video en Instagram donde contó lo fundamental que resultó en su formación la educación pública y que gracias a la salud pública llegó sano a esta edad, dado que su familia no estaba en condiciones de pagarle nada de eso. El voto joven -muy mayoritariamente de varones- es el sustento de Milei. El rechazo de referentes de la cultura joven puede resultar importante para morderle apoyos.
Pero nada resultará suficiente si Massa no logra encaminar la economía en los dos meses que le quedan por delante. Ayer, las autoridades económicas resolvieron adelantarse a la previsible repercusión que el resultado electoral tendría en los mercados y anunciaron una devaluación del 22% dólar oficial: lo llevaron a 350 pesos, anticipando que quedará en ese valor hasta las elecciones. Por otro lado, ajustaron la tasa de interés hasta llevarla al 118% anual. Ambas medidas eran reclamadas por el FMI, que rápidamente sacó un comunicado expresando su apoyo y que en estos días se reuniría el directorio del organismo para aprobar los desembolsos para el país, de 10.500 millones de dólares, según Economía. Esperaban con eso lograr cierta estabilidad financiera hasta el 22 de octubre. El dólar blue quedó en alrededor de 680 pesos.
Era de imaginar un traslado a precios de, al menos, parte de esa devaluación. Economía anunció la creación de un equipo para negociar acuerdos de precios con los empresarios a cargo del titular de Aduana, Guillermo Michel, hombre de confianza de Massa. Matías Tombolini, Carlos Castagneto y Gabriel Rubinstein completaban la estructura, con la que el ministro esperaba conseguir acotar las subas. Por el lado de los ingresos, pata fundamental si se quiere llegar con chances al día de los comicios, adelantaron que garantizaban las negociaciones paritarias libres mientras discuten con los sindicatos el pago de bonos o de una suma fija para los salarios más bajos, un reclamo que el kirchnerismo viene llevando adelante desde el año pasado. Todo indicaría que llegó el momento.