Un gobierno nacional y popular debe distribuir con mayor generosidad

13 de septiembre, 2021 | 20.17

Esto fue un verdadero papelón. Hicieron un papelón los encuestadores, hicieron un papelón los analistas e hicimos un papelón algunos periodistas. Hay que reconocerlo, porque hablar con la verdad es la única manera en la que uno puede resolver situaciones como estas. No hay que entusiasmarse con la verdad que uno quiere escuchar, sino con aquella que emerge de los hechos. Aquí, lo que ha quedado expuesto es un grado de disconformidad muy grande, que quizás estaba solapado por otras cuestiones.

El resultado de las PASO merece un análisis desde otras categorías, que no son las de la pre-pandemia. Es probable que, como en el cuento La carta robada de Edgar Allan Poe, la explicación de lo sucedido esté a la vista de todos, y muchas veces que esté a la vista de todos y de todas, es la mejor forma de no verlo.

El gobierno ha recibido un enorme bofetón. Es un golpe que recibió no sólo el gobierno, sino también aquellos y aquellas que interpretamos que el sentido del voto en 2019 implicaba una renuncia al neoliberalismo. Y la verdad, pareciera ser que no fue así. En 2019, el Frente de Todos llegó al gobierno por razones económicas, no porque Macri haya mentido más o menos, no porque Macri se abrazara con golpistas o porque se levantaba tarde. Me parece que todo eso no fue más que la espuma mediática con la que los comunicadores llenamos, muchas veces, el tiempo muerto entre noticia y noticia.

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La llegada de Mauricio Macri a la presidencia estuvo fundada en un cúmulo de mentiras, de la misma manera que la llegada del Frente de Todos no estuvo sostenida en una especie de revelación colectiva o de explosión de conciencia ciudadana en la que, de repente, a las multitudes les empezó a interesar el Estado de derecho y sus consecuencias.

En 2019, Macri no perdió porque hubo presos políticos. Lo hizo porque la economía macrista neoliberal fue un desastre. Aquellos que se habían vendido como grandes solucionadores de los problemas económicos de la Argentina, terminaron siendo un fracaso rotundo en la materia. Esto lo entendimos, pero hay algo que todavía no: culturalmente, el neoliberalismo siguió vigente. Los medios en la Argentina son neoliberales y la forma de entender la cultura es neoliberal. Según mi opinión, el gobierno hizo poco para desmontar eso. Quizás debería haber tomado elementos de la pedagogía para transformar esa victoria económica en una victoria política y cultural, cosa que todavía no ha sucedido. Está a la vista con los resultados de las PASO.

Los que hundieron al país en la miseria, en la pobreza y en el endeudamiento, triunfaron en el distrito más grande, en el que uno apostaba muchas fichas al apoyo popular a una gestión ordenada como la de Axel Kicillof. Finalmente, eso no ocurrió, ¿Por qué? Insisto, quizás la mejor manera de no ver una situación es cuando está muy expuesta. Si a Macri se lo eligió para que corrigiera algunos aspectos institucionales cuando la economía estaba bien, a Alberto se lo eligió para que corrigiera los problemas económicos que dejó el macrismo. El gobierno actual hizo un enorme esfuerzo para corregir esos problemas, y desconocerlo en la derrota me parece miserable. No soy de los que cree que el pueblo siempre acierta, a veces el pueblo se equivoca. Yo lo vi perder a Néstor Kirchner con “alica-alicate”, de modo que no romantizo las decisiones de las mayorías, simplemente las respeto y trato de entenderlas. Si me preguntan, pienso que la materialidad juega un papel fundamental en las elecciones y, en relación a esa materialidad, quizás lo que está ordenado en la macro no está tan ordenado en lo micro.

El gobierno actual es el mismo gobierno que reestructuró la deuda con los bonistas extranjeros, ahorrándole al país un montón de guita. Este es el gobierno que está reparando los desmanes macristas y, sin embargo, la gente lo castiga votando al macrismo. Aquí parece haber un comportamiento paradojal. Pero si en lugar de poner el eje en los grandes temas, como puede ser el acuerdo con el FMI, lo ponemos en cuánto cuesta vivir e ir al supermercado en la Argentina, ahí sí podremos entender el enojo.

Ahora veo que todos los que permanentemente plantean críticas al gobierno tienen la solución. Y quizás la tengan y haya que reformar un montón de cosas. Para que la victoria económica sea también política y cultural, hay que trabajar mucho en la pedagogía, y para eso hay que intervenir fuertemente los medios, sino se va a hacer muy difícil, porque aunque tomes diez decisiones buenas, van a ser interpretadas como malas. Tal es así, que se fue naturalizando que el principal sostén de tu gobierno sea asediado y agobiado permanentemente, tratándola como si fuera una delincuente terrorista.

Al interior de la coalición del Frente de Todos, hay una fuerza que todavía irradia los años felices de Néstor y Cristina Kirchner, pero me da la impresión que ese legado fue abandonado o, cuanto menos, apartado. Se han puesto de moda ciertas agendas y abordajes más “abuenados”. ¿Por qué? Porque para los sectores del poder real de la Argentina, los modales de Cristina eran irritantes. A partir de esa imposición discursiva construida por los medios hegemónicos, es que se formó el Frente de Todos. Si me preguntan a mí, esa cuestión no tenía que ver con los modales, tenía que ver con la economía.

El resultado electoral de las PASO, visibiliza un reclamo que tiene que ver con los datos económicos actuales: la gente pide que haya más plata en su bolsillo. De todos modos, si esto se garantizara seguiríamos muy lejos de transformar a la sociedad, porque la solución y el problema no pueden convivir. Es cierto que las coaliciones tienen matices, ahora ¿tanto lío hicieron para que en esta elección intermedia el Frente de Todos obtenga la misma cantidad de votos que juntó el núcleo duro de Cristina allá por el 2017? ¿Para eso se cuida el gobierno ¿Para eso buscan no ofender a tal o a cuál?

Me parece que, a estas horas, la coalición de gobierno la tiene muy brava en relación a qué dirigentes ponderar, dirigentes que, en algunos casos, nadaron en un falso optimismo.

Las sociedades han cambiado. Este virus no ha pasado desapercibido, es más, sigue estando entre nosotros, y sus consecuencias también. Igual de cierto es que Argentina no vive en una nuez, lo hace en un mundo en que estas expresiones de la derecha o de la ultraderecha son globales, no ocurren solo en la Argentina.

Hace poco leí que la alcaldesa de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, integrante del Partido Popular, ganó con los votos del cordón rojo ubicado en las afueras de la capital española, donde sus habitantes solían votar a socialistas y comunistas. En esta oportunidad no solo no fue así, sino que terminaron votando al PP y a VOX. ¿Por qué ocurren este tipo de cosas? Sabemos que la ciencia política es una disciplina inexacta que aborda estos fenómenos e intenta darles respuesta. Pero me da la impresión de que la materialidad de ver a socialistas convertidos en repartidores de miseria al interior de un capitalismo salvaje, finalmente tiene algún efecto.

Me parece que hay algunas cosas en las que hay que diferenciarse en forma más notoria. Si sos un gobierno nacional y popular, tenés que distribuir con mayor generosidad.

No creo ser un tipo que la tiene clara y que ve venir todos los acontecimientos futuros, pero sí creo que si sos dirigente, tenés una responsabilidad mayor respecto a estos temas. Cada vez que dijimos que el precio de la carne estaba por las nubes, intentamos advertir este tipo de cosas. De todos modos, se nos deben haber escapado muchas más situaciones, y eso quiere decir que nosotros tampoco hicimos bien nuestro trabajo.

¿Necesitamos más recursos? Sí. ¿Necesitamos que este gobierno se tome más en serio la comunicación? Por supuesto. ¿Necesitamos que esa gran porción de la pauta oficial que va hacia los medios concentrados, que se dedican permanentemente a castigar y combatir las políticas públicas de distribución, sea repartida de manera más equitativa? Sin dudas.

Pero no le caería solamente a la dirigencia. Debemos asumir que la sociedad es compleja y convulsa, donde los surfers de la política están haciendo su negocio, y donde un sector de la derecha ha adquirido cierta astucia y ha leído el mapa político mejor que el Frente de Todos. Ese mapa en el que las victorias electorales van de la mano de la economía, y no del cambio cultural.

Hay una sociedad que todavía se maneja con criterios neoliberales y hasta que eso no cambie, habrá que garantizar materialidad para ganar las elecciones.

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Roberto Caballero

Roberto Caballero es periodista argentino, fundador del diario Tiempo Argentino y la revista Contraeditorial. Autor del bestseller Galimberti, de Perón a Susana, de Montoneros a la CIA, entre otros libros de investigación periodística. Conduce Caballero de Día de 6 a 9 en El Destape radio.