Luego de encabezar el acto por el "compre argentino" en el Museo del Bicentenario, el presidente Alberto Fernández almorzó con el jefe de Gabinete, Santiago Cafiero, y los ministros Gabriel Katopodis y Juan Zabaleta, los tres funcionarios que conforman su núcleo político. Acordaron armar un plan para las ocho semanas que quedan hasta las elecciones generales con una gestión muy activa, acelerar los programas en marcha y preparar medidas de alto impacto como respuesta a la dura derrota sufrida en las PASO. Las medidas, según adelantó el candidato porteño Leandro Santoro, el Presidente las anunciará el jueves, previo a su viaje a México y Estados Unidos. En principio, no se producirían cambios de gabinete, tal como vienen reclamando desde sectores del Frente de Todos que plantean la necesidad de relanzar la gestión con políticas más expansivas.
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En medio del cimbronazo, el Presidente eligió refugiarse en su círculo más cercano. En el acto en el Bicentenario compartió mesa con el ministro de Desarrollo Productivo, Matías Kulfas, y su breve mensaje se limitó al proyecto de ley para incentivar la producción nacional que, proyectó, servirá para crear 30 mil nuevos puestos de trabajo. Luego del almuerzo, anunciaron que hoy estará en Almirante Brown -uno de los municipios del Conurbano que se mantuvo en pie en medio del vendaval- con el gobernador Axel Kicillof y el intendente Mariano Cascallares. Visitarán una fábrica y luego, junto a Katopodis, pondrá en marcha 25 obras públicas en 15 provincias. Le seguirá un almuerzo con los intendentes de la sección para hacer un repaso de la situación. La idea es mostrar un Presidente muy activo tanto en la gestión como en lo político.
"El Gobierno tiene que actuar y tiene que gobernar, hay que ponerle plata en el bolsillo a la gente", sintetizó Santoro lo que le había planteado a Fernández en el diálogo que mantuvieron ayer en la Casa Rosada. El candidato a diputado quiso salir a hablar y anticipó que bajaría el perfil por dos semanas, hasta el inicio formal de la campaña en octubre, para dialogar mano a mano con dirigencia y militancia en busca de soluciones. "Al día siguiente de la elección siempre aparecen los que la tienen clara y eso no corresponde", advirtió. Agregó que el Presidente tenía claro el diagnóstico y que actuaría en consecuencia.
Sin cambios
"Según lo que me dijeron, no va a haber cambios de gabinete", comentaba uno de los ministros que desfiló por la Casa de Gobierno. Cafiero se reunió el lunes con nada menos 12 ministros para pedirles que preparen un plan de anuncios para las próximas ocho semanas, acelerando todo lo que estaba previsto a futuro. "Hay que romper la inercia, lo que veníamos haciendo ahora tiene que ser más rápido", resumía el ministro las instrucciones recibidas. Enumeraba la cantidad de planes en marcha, los recursos sumados en los últimos meses destinados a segmentos específicos sólo en su rubro, pero, claro, era evidente que eso aún no se había hecho sentir.
"No tenemos a Messi en el banco", respondía un vocero acerca de eventuales cambios en el elenco ministerial. El principal apuntado desde sectores del kirchnerismo y de las organizaciones sociales era el ministro de Economía, Martín Guzmán, a quien acusan de demasiado ortodoxo en lo que se refiere al balance de las cuentas. "El que tiene que torcerle el brazo a Guzmán es el Presidente", deslizó anoche en televisión el ex jefe de Gabinete Aníbal Fernández. Lo que argumentaban en Gobierno es que, dado el escaso tiempo hasta las elecciones nacionales, no tenía sentido pensar en cambios de ministros que difícilmente podrían imprimirle alguna dinámica a su gestión antes de noviembre.
Por otro lado, Guzmán se encuentra dándole los últimos retoques al proyecto de Presupuesto que presentará esta semana. "Tiene que ser un presupuesto bien expansivo", opinaba otro de los integrantes de gabinete, según las conversaciones que mantuvieron ayer. Igual, se referirá a 2022 y las urgencias son para ayer. Otro de los que se reunió con Fernández y con Cafiero fue el ministro de Trabajo, Claudio Moroni, también con el objetivo de acelerar propuestas. Por ejemplo, el plan presentado el mes pasado para la promoción del empleo registrado de los trabajadores rurales que se replicará para el sector de la construcción. También se ampliará el programa "Te Sumo", para el empleo joven.
Por dónde
"¿Qué hacemos, más albertismo o más kirchnerismo?", ironizaba un funcionario acerca de hacia dónde debían ir los cambios que se le exigían al Gobierno. La pregunta venía a cuenta de que nadie había conseguido sobrevivir a la oleada sufrida en las primarias. Ni el gobernador Axel Kicillof con la contundente derrota en la Provincia, ni el kirchnerismo con los malos resultados en Santa Cruz y en municipios como Quilmes (manejado por Mayra Mendoza) o Mercedes (el pago chico del ministro Wado de Pedro), ni el massismo con la sorpresiva caída en Tigre. Nadie estaba en condiciones de levantar el dedo y marcar el rumbo, consideraban en la Casa Rosada.
Incluso, agregaban un aspecto humano que el Presidente había deslizado en las conversaciones de ayer. "Sería responsabilizar a uno o dos del problema y me parece totalmente injusto", consideró Fernández, que defiende el trabajo de su equipo. Los anuncios que se harían el jueves todavía se encuentran en preparación pero irán en la línea de mejoras para los jubilados y la AUH vía Anses, créditos a tasa cero para apuntalar el consumo y medidas para mejorar el poder adquisitivo de los salarios.
Por su parte, la vicepresidenta Cristina Kirchner se reunió en el Senado con su hijo Máximo, Kicillof y De Pedro. Según trascendió, aceptaron la idea del Presidente de no hacer cambios de nombres pero sí, lógico, marcaron la necesidad de que haya cambios de políticas. "No es la primera elección que perdemos", buscaron desdramatizar. Que la manera de salir de la encrucijada era con medidas que apuraran la reactivación y que ayudaran a sentir una mejora en el bolsillo de la gente. Al menos en ese sentido, estaban todos de acuerdo.