Después del acuerdo entre el oficialismo y la oposición para postergar el calendario electoral por la segunda ola de coronavirus, ciertas líneas internas de Juntos por el Cambio y otros espacios volvieron a insistir con la necesidad de implementar la boleta única en papel. Uno de ellos señaló que se podría haber peleado un poco más esa cláusula pero negó cualquier tipo de ruptura hacia adentro por esa puja. La iniciativa, de todos modos, logró abrirse camino en el debate parlamentario y apuntan a intentar aplicar la modificación en los comicios del 2023, descartando por completo las elecciones 2021.
“La carta que unió a la oposición y un mensaje al gobierno: ¡Boleta Única Ya!”, se regodearon algunos dirigentes que firmaron un documento para exigir la modificación. Entre los sellos están los de Nicolás Massot, que aspira a jugar internas en Cambiemos por Tigre; el vicepresidente del PRO nacional, Federico Angelini; el ex compañero de fórmula presidencial de Mauricio Macri, Miguel Ángel Pichetto; los economistas Ricardo López Murphy y Carlos Melconian; el ex ministro de Trabajo, Jorge Triaca; Rogelio Frigerio, quien jugará en Entre Ríos; y Federico Pinedo.
“Referentes de la oposición y del sector empresarial argentino se unieron hoy para reclamar por la implementación de la boleta única para las próximas elecciones”, difundieron y dijeron que se trata de una de las “prioridades para mejorar el sistema electoral de nuestro país” además de presentarse “como una excelente medida para bajar la incidencia de posibles contagios, en el marco de la pandemia por coronavirus”.
Con un breve punteo, destacaron algunos beneficios del sistema al que describieron como “la mejor herramienta en épocas de pandemia, al disminuir la manipulación y el tiempo del ciudadano en el cuarto oscuro”. También puntualizaron que “es más transparente al eliminar los problemas provocados por la falta de boletas”, “más democrática, al otorgarle a todos los partidos igualdad de oportunidades”, “más económica, al costarnos un 90% menos que el sistema actual” y “más ecológica, al imprimirse menos boletas”.
La boleta única en papel fue una de las exigencias de Juntos por el Cambio cuando se comenzó a debatir una posible postergación del calendario electoral. El viernes, los distintos bloques opositores se reunieron con el ministro del Interior, Eduardo de Pedro, y el presidente de la Cámara de Diputados, Sergio Massa, con quienes llegaron a un acuerdo parlamentario para sancionar la ley con una cláusula inamovible: la no derogación ni modificación de la norma durante todo el año.
“Pudimos ponernos de acuerdo con los distintos bloques para realizar las elecciones de este año priorizando la salud y la vida de la gente, en el marco de la pandemia que estamos viviendo”, dijo De Pedro tras el acuerdo en el que informó que con las nuevas fechas acordadas “las PASO quedará programada para el 12 de septiembre, y las generales el 14 de noviembre”.
Desde la oposición, el diputado Mario Negri destacó que “en Argentina no habrá suspensión de elecciones. Hemos convenido una prórroga del cronograma electoral de 30 días. En Argentina se votará como en todo el mundo” y celebró que el “acuerdo es un buen punto de partida porque aceptaron nuestra cláusula de garantía que implica que esta prórroga será por única vez y que habrá PASO”.
Respecto a la boleta única, desde la oposición siempre supieron que el pedido no iba a poder implementarse este año pero sí llegaron a un acuerdo con el oficialismo. Se destrabó el camino parlamentario, la iniciativa se debatirá en comisiones pero “los temas de fondo, para adelante”. El objetivo, con varios proyectos presentados hace años, será avanzar con un tratamiento arduo y largo en 2022 para intentar llegar a su implementación en 2023 aunque aún no hay perspectivas ni poroteos sobre un tema que quedará para otro momento.