El sondeo que aterrizó esta semana en los despachos oficiales llevó tranquilidad en cuanto a que el Frente de Todos mantiene una distancia importante respecto a Juntos por el Cambio tanto a nivel país como en específico en la provincia de Buenos Aires, donde suele resolverse la disputa nacional. Sin embargo, el trabajo enciende una pequeña luz roja en cuanto a que hay un voto catalogado como "oficialista blando" que cayó más de dos puntos durante el último mes y hay quienes piensan que podría fugar hacia la opción que busca armar Florencio Randazzo. "La lógica es que nos saque un poquito a nosotros y también a Juntos por el Cambio, pero las PASO lo pueden liquidar. Yo creo que ese espacio se va a diluir", analizaba un funcionario que trabaja en la estrategia de campaña.
Los números principales se mantienen estables, con un margen interesante para el oficialismo. A nivel nacional, la diferencia es de diez puntos exactos: 32,7 a 22,7%. En la provincia de Buenos Aires la distancia fue aún mayor: 37,1 a 23,3%. Para eso contribuyó el anuncio de José Luis Espert, que finalmente no irá dentro de Juntos por el Cambio y que mantendrá su candidatura a diputado por su propio espacio. En este sondeo el economista liberal se ubicó en el 6,4%, en un lejano tercer lugar. Roberto Lavagna -su sector, porque él no será candidato- reunió el 5,1%.
Se trata de una consultora que suele hacer trabajos para el Frente de Todos, así que hay confianza en los números. También en sus advertencias. "El oficialismo blando se deterioró en junio: perdió dos puntos de voto provincial y se viene reduciendo el ancho del segmento", explicaron los consultores en un apartado. Además, hicieron un análisis especial respecto al incipiente armado de Randazzo, quien parecería un posible receptor de estos votantes moderados del Frente de Todos, posiblemente desencantados con la marcha del gobierno de Alberto Fernández. Concluyeron que el voto potencial de Randazzo es mayor que el de Lavagna. Y que mientras el votante de Lavagna es marcadamente opositor, el del ex ministro de Transporte está más mixturado.
El factor Floro
Hay algunos dirigentes del Frente de Todos que miran con preocupación el surgimiento de una alternativa que pueda capitalizar parte del descontento del votante del oficialismo. No porque el triunfo esté en peligro, pero sí la posibilidad de incrementar la cantidad de diputados en la medida que lo habían imaginado. Otros no le veían posibilidades y hacían otro análisis. "En 2013 Massa representó la novedad y por eso hizo una muy buena elección. En 2017, lo nuevo era Randazzo y apenas si sumó 5 puntos y alcanzó a meter un diputado. Hoy ya ni siquiera es novedad", comentaba un funcionario.
Sin embargo, el trabajo acercado por la encuestadora a la mesa de estrategia del oficialismo reveló que quienes respondieron que votarán al espacio de Lavagna estaban catalogados mayoritariamente como "opositor blando" mientras que el posible elector de Randazzo se dividiría casi en partes iguales entre oficialistas y opositores. En esa perspectiva, estaría mejor posicionado para capturar al votante peronista enojado con la actual gestión.
La mirada del electorado es coherente con el mensaje que le envían. El pequeño bloque de diputados que responde a Lavagna viene mostrándose en los últimos meses enrolado decididamente en la oposición, rechazando prácticamente todos los proyectos del oficialismo. Randazzo, en tanto, aunque también se muestra opositor, elige cargar las tintas contra el kirchnerismo -suele criticar a la vicepresidenta- y no tanto contra Alberto Fernández. Así apunta a captar a quienes votaron al Presidente dos años atrás.
"Lo que yo veo es que anunció que va a ser candidato y no sumó ningún apoyo, ni un intendente o legislador dijo que lo respaldaba", comentaba un importante referente bonaerense del Frente de Todos sobre el ex ministro. Subrayaba que ni siquiera "Bali" Bucca, el ex intendente de Bolívar que fue el único diputado que ingresó por su lista cuatro años atrás, se alineó. Es más, en las últimas sesiones, Bucca votó junto al oficialismo.
Además, el dirigente cercano a Fernández veía un problema para la campaña de Randazzo. "Está claro que es el candidato de Clarín y los grandes medios y, en algún momento, su mensaje va a tener que alinearse con ellos y lo va a desperfilar. Por eso veo muy difícil que nuestros votantes se vayan para ese lado. Se va a desinflar de nuevo", pronosticaba. Además están las PASO, que suelen servir para polarizar y diluyen las opciones sin posibilidades de triunfo.
El mensaje
Descartado el peligro Randazzo, quedaba vigente el problema del 2,2% de oficialistas blandos que en mayo decían que votarían al Frente de Todos y que ahora prefieren otras opciones o dudan. En las encuestas surge que a medida que se intensifica la campaña de vacunación y el temor a la pandemia empieza a ser superado, reflotan las cuestiones económicas como las principales preocupaciones del electorado, con la inflación en primer lugar. La reapertura de algunas paritarias, el acuerdo por el precio de la carne y cierto freno a los aumentos en general, esperaban en Gobierno, servirá para cambiar el humor en las próximas semanas.
Algunos pedían además un cambio de actitud. "A veces el Gobierno parece demasiado a la defensiva, habría que salir más. Se hicieron muchísimas cosas en media de una situación inédita y al mismo tiempo estamos solucionando el desastre que dejaron los que ahora dicen que tienen la solución para los problemas. El Frente de Todos tendría que mostrarse más fuerte", analizaban en un despacho oficial. La razón podía estar en que todavía no están definidos los candidatos. La oposición avanzó varios pasos en ese sentido, ahora le toca resolver al oficialismo.