Empresarios del sector pesquero expresaron publicamente su preocupación y alerta ante el presente y el sombrío futuro que puede atravesar la industria. Hay incertidumbre, parálisis y riesgo de despidos en los próximos meses. Reclaman tener intelocución en la secretaría de bioeconomia (ex Ministerio de Agricultura) ya que el área de pesca está diezmada e interrumpe el normal funcionamiento de la cadena.
Para la explotación de los recursos en el Mar Argentino se requieren una serie de permisos y autorizaciones que se determinan en el Consejo Federal Pesquero en base a informes científicos que produce el Instituto Nacional de Investigación y Desarrollo Pesquero (INIDeP) y el SENASA. Los 3 entes están desarticulados oficialmente y para las cámaras empresariales “cumplen un rol clave”.
“Acá hubo una tanda de 35 despidos de los que se logró la reincorporación de 10 personas pero el resto quedó en la calle”, señalan desde el seno del Instituto. El organismo se encuentra sin director ni presupuesto. “Estamos a la deriva y con el embate a la ciencia como todos los organismos. No funciona el Consejo Federal Pesquero para el que trabajamos, es nuestro principal cliente y nunca volvió a retomar actividades desde el cambio de Gobierno”, describen.
Esta semana numerosas cámaras empresariales pesqueras enviaron una carta al secretario de bioeconomia, Fernando Villella en la que piden que “la reestructuración no conlleve una disminución de profesionales que integran (...) Para el sector pesquero es clave un Estado dinámico y comprometido con el desarrollo de inversiones, mercados y productos”.
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Se trata de una articulación público, científica y privada virtuosa y necesaria. “No estábamos acostumbrados a este tipo de funcionamientos. Ya deberíamos haber tenido 13 o 14 reuniones que no se dieron”, dice a El Destape el titular de una de las cámaras que firma el comunicado. El último encuentro se dio el año pasado.
El Inidep es el organismo que estudia los recursos pesqueros del mar y realiza recomendaciones para que las distintas pesquerías sean sostenibles en el tiempo. Establece dónde, cuánto y cuándo se pesca. Procura que no se agoten los recursos y se extingan las especies y la industria. Para eso se hacen campañas de investigación en buques propios, campañas en buques pesqueros comerciales, hay un cuerpo de observadores que se embarcan y relevan información biológica, etc. “Estamos sin director, el subsecretario de pesca interviene, hay un desguace dando vuelta y nunca se convocó al CFP desde que empezó el año”, cuentan desde adentro.
Las empresas reclaman la reactivación del sector y que los despidos en el Estado no interrumpa su funcionamiento. De eso depende que se sostenga el nivel de producción, exportación y empleo. “Nos preocupa que no esté funcionando el cfp y la cadena de suministros de información”, expresa el sector empresario.
“Se pueden cerrar mercados y de lo que se pesca en Argentina, se estima que aprox el 90% se exporta”. El año pasado ingresaron 1800 millones de dólares en exportaciones pesqueras constituyéndose como el 8vo complejo exportador del país.
“Desde acá se cuidan las poblaciones de peces, crustáceos y moluscos para que estén disponibles en el tiempo. Además, hay pesquerías certificadas que para entrar a ciertos mercados requieren de que el caladero esté en estado óptimo”, describen desde el organismo público. Lograr las certificaciones internacionales para exportar puede demorar hasta 5 años.
El CFP es el órgano político que recoge esa infirmación técnica. Está integrado por los responsables del sector de las provincias con acceso al mar, el poder ejecutivo, autoridades de cancillería y ambiente. A los empresarios el Gobierno les pide paciencia. Pero sin los pasos necesarios resulta imposible a las pesqueras saber dónde y cuánto pescar este año. “La ley de pesca funciona. Hace 20 años que funciona esta convivencia publico privada importante”, coinciden los responsables de la firma que ya se unieron en diciembre para resistir la desregulación del sector que proponía Javier Milei.
A esto se le suma la coyuntura económica. “Es un momento difícil”, describe el pesquero. Como otros sectores exportadores señalan que existe un atraso en el tipo de cambio oficial, miran con preocupación el regreso del impuesto a las ganancias que van a pagar los trabajadores de la cadena, sufren el incremento permanente del abundante combustible que consumen los barcos y tienen insumos dolarizados con impuesto país.
“Esperamos que esto se normalice, es fundamental”, concluye.