El economista Juan Carlos de Pablo, a quien el presidente Javier Milei definió en más de una ocasión como un "amigo", criticó fuertemente la eliminación que el Gobierno nacional hizo de la obra pública, que paralizó e hizo que no arrancaran obras en todo el país.
De Pablo le dio una entrevista a Clarín, que salió publicada en la versión digital del medio este domingo. Cuando le preguntaron qué cosas no le gustaban de la gestión del libertario, opinó: "El reemplazo de la obra pública por la privada. Suena muy lindo. ¿Pero dónde está? Y otra cosa que me cuenta mucha gente es que los trámites y la burocracia sigue viciada de mucho papelerío. La política económica es gestión después de que hizo los grandes enunciados".
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Además, dio su visión sobre la economía y mostró preocupación por la política cambiaria. "Me preocupa que haya un diagnóstico equivocado sobre un problema real. Si uno dice que el dólar está atrasado puede inferir que es cuestión de hablar con Bausili y decirle que suba el tipo de cambio. ¿Y qué pasará? Se irá a precios. El problema cuando hay apreciación cambiaria es que la responsabilidad de los funcionarios se esparce y no hay una puerta donde solucionar el asunto. Hay problemas de impuestos, gremios, apertura. De un diagnóstico equivocado salen propuestas equivocadas", dijo.
Hace tan solo unos días, en la presentación de su nuevo libro en España, Milei contó que es "muy amigo de un gran economista argentino que se llama Juan Carlos De Pablo". Semanas atrás, en la nota que hizo en Neura, el Presidente contó que, antes de que fuera electo, se juntaba con el reconocido economista "una vez por semana", y destacó: "Es muy valioso todo lo que aporta el profe De Pablo".
Ahora, De Pablo cuestionó el cruce que los principales funcionarios del Gobierno, encabezados por el ministro de Economía, Luis Caputo, tuvieron con las prepagas, que tuvieron que retrotraer sus aumentos desmedidos tras la liberación de los precios. "Mi prepaga me tiene que aumentar más que la inflación porque soy más viejo y uso más los equipos. El hecho de que el Gobierno se siente con la gente de la prepaga porque uno no tiene la misma libertad de recontratación en una pizza que una prepaga, es lo que Albert Hirschman llamó Exit and Voice. Es algo elemental. Con las tarifas los puedo llegar a entender... pero el tema es que le guste demasiado o se desesperen por lo que decía arriba".
"Si el Gobierno se obsesiona con que la tasa de inflación de un mes sea el techo de lo tiene que venir y empieza a condicionar políticas, va a entrar en problemas. Por ahora no es grosero. Pero si congelan el tipo de cambio y consiguen US$ 30.000 millones del FMI de fondos frescos desesperados por sostener la inflación... bueno, yo paso...", agregó.