"Es una manera de mostrar los dientes", explicaban en la bancada de senadores del Frente de Todos -más específicamente, en el flamante sub bloque Unidad Ciudadana- la sesión convocada en las comisiones de Asuntos Constitucionales y de Justicia para comenzar a debatir proyectos para modificar la composición de la Corte Suprema en momentos de disputa por la composición del Consejo de la Magistratura. La propuesta es cambiar el número de integrantes y llevarlo al número "que haga falta" para conseguir los apoyos necesarios. "Pasar de una actitud defensiva a una ofensiva", argumentaban, algo que el kirchnerismo lleva en sus genes pero a lo que el presidente Alberto Fernández es más reticente. "El Poder Legislativo es quien fija su propia agenda", esquivó definirse la portavoz Gabriela Cerruti cuando la consultaron sobre el tema.
"Hay que hacer un nuevo diseño del sistema de justicia. Debemos cambiar la composición y en esto vamos a empezar a trabajar la semana que viene", avisó el senador Mariano Recalde en diálogo con El Destape Radio. Recalde integra la comisión de Asuntos Constitucionales que preside el jujeño Guillermo Snopek que sesionará el miércoles en conjunto con la comisión de Justicia. "Sin lugar a dudas, esta Corte, como la mayoría de las Corte Suprema de los últimos 20 años tiene mucho despretigio y me parece que tiene que cambiar", remarcó Recalde. El desprestigio del Poder Judicial en general y de la Corte en particular que marcan todas las encuestas será uno de los argumentos en los que se insistirá.
Se discutirá un proyecto del senador puntano Adolfo Rodríguez Saá que amplía el número de integrantes a nueve. Es probable que para el miércoles ingrese otra iniciativa que prepara el rionegrino Alberto Weretilneck, quien ya tuvo un rol protagónico dos semanas atrás durante el tratamiento de la reforma al Consejo de la Magistratura. Tanto el de Rodríguez Saá como seguramente también planteará Weretilneck imaginan una Corte Suprema con una mayor representatividad federal. El máximo tribunal habitualmente está integrado por jueces del áera metropolitana o, a lo sumo, de la zona núcleo Córdoba y Santa Fe. El resto de las iniciativas presentadas, como la la riojana Clara Vega, se refieren a la equidad de género, otro de los muchos déficits del Poder Judicial.
Por ahora, no estaba previsto ningún proyecto del Poder Ejecutivo ni de la bancada de Unidad Ciudadana. "Cualquier cosa que presentemos va a pasar a ser 'el proyecto de Cristina para armar la Corte a su gusto' y ahí te queda todo invalidado. Por eso mejor analizar las ideas que traigan desde otros lados", comentaban cerca de la vicepresidenta. Pero aclaraban que a los proyectos se le pueden introducir todas las modificaciones que sean necesarias. Hay que tener muy en cuenta la propuesta de un tribunal más federal, porque eso podría traer de la mano dos cosas: una nueva estructura y el necesario respaldo político que aportarían los gobernadores, no sólo los del oficialismo.
Una relación mal nacida
La relación del Gobierno con la Corte arrancó mal y no hizo más que empeorar con el paso del tiempo. Desde el oficialismo nunca dejaron de recordar que Horacio Rosatti y Carlos Rosenkrantz aceptaron ser designados por decreto por Mauricio Macri. La dupla volvió a hacer gala de falta de escrúpulos cuando se votaron a sí mismos para elegirse presidente y vice del máximo tribunal con el único apoyo de Juan Carlos Maqueda y la ausencia de Ricardo Lorenzetti, distanciado. En diciembre pasado, esta Corte firmó el insólito fallo que declaró inconstitucional la reforma del Consejo de la Magistratura -luego de 15 años de funcionamiento- y resucitó una ley derogada por la que el presidente del Tribunal asumía también el manejo del organismo.
Quienes conocen bien a Cristina Kirchner, aseguraban que no se olvidará así nomás esta sentencia que invalidó una ley en la que intervino para reponer en su lugar otra de 1997, de los tiempos del riojano Julio "Buby" Nazareno, aquel socio del estudio Menem que llegó a presidir la Corte y pusieron también a manejar el Consejo. El ex ministro Eugenio Zaffaroni, hombre de consulta de la vicepresidenta, desde hace tiempo plantea que la necesaria reforma del Poder Judicial tiene que empezar por una drástica reestructuración de la Corte Suprema, para lo que propone subir el número de sus integrantes, incluso con la posibilidad de dividirlas en salas según la especialidad.
"Es la más chica de todo el continente y de todo Europa. ¿A vos te parece que en manos de tres personas puede quedar el control de constitucionalidad, el control de convencionalidad, la última instancia de todas las causas de cualquier materia de todo el país?", se preguntó esta semana en el diálogo con El Destape Radio. Otro hombre cercano a la vicepresidenta, el senador Oscar Parrilli, había argumentado en igual sentido: "Tiene que haber una Corte que represente a todos los argentinos y no a medios y grupos hegemónicos. No quiero dar un número de integrantes pero debe ser de dos dígitos, arriba de diez por lo menos”, consideró.
Las fotos que hagan falta
Estos antecedentes están incluidos en los fundamentos del proyecto de Rodríguez Saá. "Respecto del número de jueces en los máximos tribunales de justicia en otros países, encontramos que la mayoría de los países no sólo en América, sino también en algunos países de Europa, tienen Cortes integradas por siete jueces como mínimo. En contraste, sólo Argentina y Uruguay tienen Cortes de 5 miembros. Para poner algunos ejemplos, en Estados Unidos de América, la Corte Federal está compuesta por 9 miembros y no se divide en salas. En Brasil, el Supremo Tribunal Federal se compone de 11 magistrados y tampoco se divide en salas. La Corte Suprema de Justicia de Colombia, integrada por 23 magistrados, se divide en cuatro salas. La Corte Suprema de Justicia de Chile está integrada por 21 miembros divididos en tres salas", enumeró Rodríguez Saá. Siguió con los casos europeos, más marcados aún.
Con una mayoría muy ajustada, no es secreto que al Frente de Todos le cuesta mucho conseguir que se aprueben sus iniciativas en el Congreso. Mucho más complicado se presenta este caso, una reforma del vértice del sistema judicial, para peor muy afín a los grupos económicos y los medios concentrados, que se aprestan a defenderla a capa y espada. Por eso, la idea de una corte federal y ampliada puede servir para conseguir los apoyos necesarios, si es que cada provincia -o región- consigue colar su propio ministro. "Esa Corte va a tener tantos miembros y fotos como sea necesario", deslizaba un legislador cercano a la vicepresidenta. ¿Algún gobernador le negará a su provincia la posibilidad de designar un integrante de la Corte Suprema? No es sólo un desafío a la sentencia de la Corte, en el Congreso imaginaban que este debate puede terminar realmente con un nuevo tribunal.