El Gobierno nacional impulsará medidas para contener el aumento de casos de coronavirus en la Argentina. Con las premisas de no parar la actividad económica ni frustrar vacaciones o empleos en lugares turísticos, el Gobierno nacional acordó limitar la nocturnidad, exigir tests PCR a quienes arriben a cualquier punto del país, acotar el número de personas en las reuniones sociales y restringir el uso del transporte público a trabajadores esenciales. Si bien los datos oficiales indican que los viajes siguen ubicándose muy por debajo de la “normalidad”, en los últimos meses se evidenció un crecimiento que preocupa, sobre todo porque se trata de espacios cerrados con pasajeros amontonados. Algo que describieron desde el inicio como uno de los factores principales para la propagación del COVID.
Desde la Comisión Nacional de Regulación del Transporte (CNRT) elaboraron informes mensuales de estadísticas del Transporte Urbano de pasajeros de Jurisdicción Nacional que sirven para observar la tendencia de crecimiento ya que faltan los datos del último cuatrimestre del 2020, cuando el DISPO se impuso en prácticamente todo el país y comenzaron las aperturas (casi) totales, además de las fiestas de fin de año y el aumento de las temperaturas.
Según los datos oficiales, en enero viajaron 107.365.037 pasajeros en el transporte urbano de jurisdicción nacional. Una cifra que se mantuvo más o menos estable en el inicio del 2020, ya que en febrero se registraron 101.206.326 viajes en base a las informaciones proporcionadas por la tarjeta SUBE. Marzo fue el primer mes de coronavirus en nuestro país. El “caso cero” argentino se registró el 3 de ese mes y comenzaron las restricciones para llegar, el 20, a una cuarentena total. Si bien hubo dos decenas de días “normales”, la cantidad de pasajes cayó de forma marcada y llegó a ser de 73.604.858.
El espejo de la cuarentena fue abril. El primer mes de aislamiento total con pocos permisos para circular – sólo una veintena de oficios y profesiones esenciales -, comercios cerrados y aplicaciones obligatorias para transitar las calles. Ese mes los pasajes urbanos de jurisdicción nacional bajaron a 20.858.102. Casi 90 millones menos que en la Era pre coronavirus. El número se mantuvo relativamente estable en mayo, con 27.395.346 viajes y junio, con 28.371.701, aunque con un leve aumento respecto del registro más bajo.
Si bien en julio hubo un leve descenso y volvió a los niveles sub 26 millones, en agosto comenzó el ascenso. En agosto se pasaron los 31 millones y medio y en septiembre se superó la barrera de 37 millones de viajes urbanos de jurisdicción nacional.
El subte, uno de los servicios públicos por excelencia de la Ciudad, es un claro ejemplo de cómo se redujeron los viajes con el tiempo y cómo empezaron a subir con las aperturas, más allá de estar lejos de volver a la normalidad pre pandemia. Mientras en enero y febrero se registraron cerca de 21 millones de traslados cada mes, en marzo el número se redujo a 13.760.312 y en abril, primer mes completo de cuarentena, a 794.658.
Luego se inició un camino de leve aumento y en agosto se llegó al medio de viajes para saltar a los dos millones en septiembre y a los dos millones y medio en octubre. Según los datos oficiales, en noviembre – cuando se anunció la etapa de DISPO - ya hubo más de tres millones. Según Buenos Aires Data, se trata de casi 2.500.000 más que en la etapa inicial de las restricciones en un ambiente cerrado, sin ventilación o con aire acondicionado y ventanas cerradas.
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De todos modos, al 3 de enero el flujo se mantiene un 19% por debajo del registrado el 19 de marzo, el día inmediatamente anterior al inicio del aislamiento social obligatorio.
También está el análisis diario. Los colectivos registraron una abrupta caída el 20 de marzo, primero de cuarentena, con un registro de 731.672 frente al pico de 4.978.911 del 6 del mismo mes. Sin embargo, el uso más reducido se sintió al noveno día de aislamiento, con 227.263. El ascenso marcado tuvo lugar el 9 de octubre 1.430.024 viajes para llegar a 2.757.437 el 23 de diciembre, momento de fiestas, de reencuentros de fin de año y compra de regalos. Al cuatro de enero de 2021, con muchos de vacaciones, el índice está en 1.926.647.
Con los trenes ocurrió algo similar, pasó de un pico de 1.533.601 por día a principios de marzo a 95.454 el 20 de marzo. A mediados de abril comenzó una suba que frenó en junio y retomó su impulso, con fuerza, en noviembre con el DISPO. El 21 de diciembre se llegó a 649.583, medio millón de pasajeros más que al inicio del aislamiento para descender levemente al cuatro de enero, con 476.400 viajes producto de las vacaciones.
El transporte público fue uno de los primeros servicios en sufrir restricciones por la gran cantidad de pasajeros que lo usan a diario y el extenso tiempo que pasan dentro de las formaciones, todos juntos y sin circulación de aire. Desde el principio se lo catalogó como foco de contagios y se restringió a los trabajadores esenciales, algo que las flexibilizaciones dejaron de lado.