El Gobierno porteño ya no hará su propio destino sino que trabajará junto a la provincia de Buenos Aires y la Nación para delinear las nuevas restricciones ante la avanzada de la segunda ola de coronavirus. Recién esta noche habrá algún tipo de definición más certera, pero desde la calle Uspallata aseguran que algo más van a cerrar para frenar la circulación de personas. Dentro de las posibilidades, en las últimas horas se charló sobre la posibilidad de poner el foco en el fin de semana, momento de visitas familiares y amistosas, con mayores controles pero sin llegar a una fase 1.
La vuelta a una cuarentena estricta está completamente descartada por ahora, ni siquiera para períodos cortos de tiempo. La fase 1, como se la conoció en marzo del 2020, hoy parece imposible y buscarán mantener una fase 2 con la mayor cantidad de actividades remotas posibles o cerradas pero manteniendo la producción. Alberto Fernández echó por tierra la posibilidad de volver a restricciones totales y el Gobierno de Axel Kicillof se encargó de desmentir una fake news: desde la provincia no pidieron cuarentena. Eso sí, aclararon que acompañarán a los municipios que decidan tomar disposiciones más fuertes que las adoptadas por Nación y refrendadas por la administración provincial.
El caso de la Ciudad es diferente. Mantener todo como hasta ahora es algo imposible, más que nada porque el territorio porteño decidió no acatar algunos de los puntos estipulados por el Decreto de Necesidad y Urgencia nacional, como fueron las clases virtuales. Por lo tanto, seguir con las disposiciones como hasta ahora implicará, para la Capital Federal, avanzar con nuevas restricciones para ellos - pero no nuevas para la provincia, que sí las respetó desde el inicio -.
Los cierres que decidiría la Ciudad
Desde el Gobierno porteño barajan varias alternativas dentro de las que se encuentran la suspensión de las clases presenciales. Elaboraron cuatro escenarios con diferentes niveles de virtualidad que nunca llegan al 100%. Actualmente se emplea el escenario 2, con la bimodalidad del secundario y una estimación de la reducción en la movilidad educativa en torno al 33% con 506.634 alumnos de forma presencial, 249.072 menos que el total, y 277.527 usuarios del transporte público, 106.054 por debajo de la normalidad. El escenario 3 plantea una reducción del 55% y el 4 del 73%.
La Ciudad avanzará con nuevas restricciones pero aún no definieron cuáles. Se baraja la posibilidad de cerrar por completo la construcción, ya que ahora están permitidas las mayores a 2.500 metros cuadrados, o sumar cierres comerciales. También se barajó la posibilidad de volver a controlar los fines de semana, sin regresar a una fase 1 pero sí con menos libertades. De esto charlaron los jefes de Gabinete del AMBA - Felipe Miguel por la Ciudad, Carlos Bianco por provincia y Santiago Cafiero por Nación - junto a los ministros de Salud - Fernán Quirós, Daniel Gollan, Carla Vizzotti- pero todavía no definieron nada.
Desde la provincia aclararon que la clave pasa por los controles. Sin controles, ninguna disposición terminará de cumplirse. Por eso, a diferencia de las últimas medidas, esta vez volverá el trabajo mancomunado con la Ciudad y hoy seguirán con las conversaciones para delinear medidas conjuntas, para tomar como un todo y no de forma aislada.
En el encuentro de ayer a la tarde, todos los funcionarios marcaron su preocupación por la alta meseta de casos que volvió a subir. No sólo no se logró bajar la cantidad de contagios, sino que volvió a experimentarse una curva de crecimiento que derivó en un fatídico martes de 35.543 positivos y 745 muertos por coronavirus.
Las encuestas que preocupan a Larreta
Otros factores se sumaron a la decisión porteña. Si bien la gestión de Horacio Rodríguez Larreta culpará al Gobierno nacional y argumentará que debieron restringir porque no llegaron vacunas a tiempo, lo cierto es que el apoyo al jefe de Gobierno comenzó a decaer. La aceptación de las clases presenciales bajó respecto a la pelea inicial, cuando obtuvo cerca del 60% de la aprobación.
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Según un estudio de la consultora Proyecciones, el 54,9% está de acuerdo con abrir los colegios contra el 43,3% que lo rechaza. Un dato curioso es que varios de los que no ven mal la apertura de escuelas tampoco niegan la posibilidad de una educación virtual. Consultados sobre su nivel de acuerdo con el sistema remoto, el 51,9% se mostró favorable y el 45% lo hizo de forma desfavorable.
Es que la salud y el coronavirus son la principal preocupación de los porteños (35,3%) casi duplicando la inflación (19,4%). Además, la gestión sanitaria y económica de la pandemia están dentro de las cinco áreas peor manejadas por el Gobierno de la Ciudad junto a vivienda y asistencia a sectores más vulnerables. Todo tiene que ver con todo.
Lo preocupante es que el 66,6% de los encuestados considera que es "mucho" y "bastante" probable que el sistema sanitario de la Ciudad colapse contra el 27,8% que entiende que hay pocas probabilidades de que ocurra. Sin embargo, el problema pareciera trasladarse directamente al Gobierno nacional. Según Proyecciones, el 39% sostiene que, si el sistema sanitario llega a un límite, la culpa será de la gestión de Larreta pero para el 33,9% será de Alberto Fernández. O sea, Ciudad toma decisiones y Nación paga las consecuencias.
Más allá de eso, Larreta es el dirigente político con mejor imagen positiva en la Ciudad (53,3%), seguido de su ministro de Salud, Fernán Quirós (52,4%). Luego aparece Patricia Bullrich con más del 40% pero una imagen negativa más elevada, Martín Lousteau, Matías Lammens y Leandro Santoro, los últimos por el Frente de Todos. Lo llamativo es que Mauricio Macri tiene más percepción negativa que optimista (53,6% vs 37,1%) y María Eugenia Vidal está prácticamente empatada entre ambas (44,1% vs 45,7%).