El presidente Alberto Fernández aseguró que la Argentina atraviesa "un momento fundacional para hacer otro país", un país que "no nos permite más el debate si el país es agropecuario o industrial, es los dos y necesitamos unir esfuerzos porque cuanto más valor la industria le agregue a lo que el agro genera, mejor nos va a ir". Lo dijo durante el cierre de la 26ta Conferencia Industrial de la Unión Industrial Argentina. En su discurso de cerca de 20 minutos ponderó la gestión durante la pandemia y apuntó contra el macrismo que, sin virus, destruyó a la industria en cuatro años.
"Ahora las cosas parecen empezar a tomar otro rumbo, que es para lo que trabajamos todo este tiempo, lo que soñaba el 10 de diciembre, girar el volante y llevar a la Argentina para otro lado. Este es el momento, la oportunidad. Tres meses consecutivos donde por primera vez en muchos años la recaudación está por encima de la inflación", explicó el mandatario y detalló que la industria automotriz creció un 20% en noviembre respecto al mismo mes del año pasado y que "la industria toda se está moviendo".
Fernández recordó que el 2020 es "un año que espero que nunca más vivamos, fue un año inusual para la vida de cada ser humano del mundo. Por ahí no somos conscientes pero ha pasado algo que no ocurre habitualmente. Lo que no suele pasar es que el mundo se caiga a través de la aparición de un virus, toda la economía global se destruyó y eso no suele pasar", explicó.
Más allá de eso, dijo, "la vida se trata de seguir caminando y saltando las vallas que se nos van poniendo en el transcurrir cotidiano y a veces perdemos noción de lo que nos toca vivir. Seremos recordados por la historia como la generación de la pandemia. Hemos sido capaces de capear el temporal bastante bien".
En ese contexto, resaltó que entre 2016 y 2019, cuando gobernó Cambiemos, tuvo lugar la "caída industrial más enorme que la Argentina recuerde, en un mundo que crecía, Argentina se caía en su industria y sobre llovido mojado, porque en 2020 llegó la pandemia". Frente a eso, dijo, "debimos reconstruir un entramado social que estaba absolutamente quebrado y lo pudimos hacer. Nos habíamos quedado sin hospitales, sin camas de terapia intensiva, el virus nos corría y pudimos hacer el milagro de poner en pie un sistema sanitario. La industria argentina construyó los respiradores para salvar miles de vidas y allí estuvieron" los profesionales médicos para atender a los ciudadanos.
En medio de la pandemia, sostuvo, "logramos dos cosas: que no haya argentinos con hambre y que no haya un argentino que no haya tenido la atención sanitaria que requirió" y se planteó un interrogante: "No se cuántas veces fuimos capaces de enfrentar algo tan inesperado y poder llevar adelante el país como lo llevamos entre todos".
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Lejos del enamoramiento de la cuarentena, explicó que "como presidente jamás se me ocurrió pensar que me iba a tocar gobernar en la pandemia, y es algo muy difícil. Gobernar no es más que administrar lo que uno conoce, pero gobernar la pandemia es administrar lo desconocido. En ese contexto, estamos en pie, la Argentina se recupera, la industria alimenticia no dejó de producir alimentos, la farmacéutica no dejaron de producir remedios, las empresas de carga no dejaron de transportar los insumos para seguir produciendo, los trabajadores de salud no dejaron de trabajar" como los de otros sectores esenciales.
Más allá de ese mensaje optimista, enfatizó que el objetivo de la nueva Argentina es "sacar de la pobreza al 40% de los argentinos", algo que no se consigue con planes del Estado sino con empresarios que invierten y generan trabajo. "Mientras tanto, el Estado va a estar presente para ayudar y para dar las condiciones para que esos empresarios inviertan y generen trabajo", dijo en su discurso.