Juntos por el Cambio quiere complicar al Gobierno en el Senado

La alianza opositora no bajará al recinto para llegar al quórum, pero dará el debate si el Gobierno logra habilitar la sesión, algo que demandará de aliados. En esa instancia, los senadores macristas votarán en contra para intentar echar por tierra las modificaciones hechas en Diputados.

29 de diciembre, 2021 | 00.05

En el cierre del año, Juntos por el Cambio intentará complicar al oficialismo. El Senado debatirá, a partir de las 15, las modificaciones hechas en Diputados al proyecto del Frente de Todos para subir el piso del impuesto a los Bienes Personales. La oposición buscará reeditar, con menos tropiezos, la postura de la Cámara Baja y no colaborará con la habilitación del debate e incluso votará en contra. En un nuevo capítulo de la halconización cambiemita, el Gobierno tendrá la tarea de asegurar la presencia perfecta de los propios y de dos aliados para lograr el quórum, gesta similar para la aprobación de los cambios a la norma.

Con un Senado casi partido al medio, el oficialismo deberá garantizar la asistencia de sus 35 legisladores y dos aliados aportados, presumiblemente, por las provincias de Río Negro y Misiones. "Es una ley que va a salir, entre nuestros senadores y la alianzas con algunas provincias, vamos a tener el número" para sancionar la normativa, dijo Pablo Yedlin en El Destape Radio este domingo. Pero no será sencillo. La oposición demostró que todo quórum ajustado puede derivar en un problema no planificado.

Juntos por el Cambio optó por no bajar al recinto para habilitar la sesión, dejará que el Frente consiga los 37 senadores necesarios para lograr el quórum y, en caso de que suceda, recién ahí se harán presentes para debatir. Sin embargo, la alianza no acompañará las modificaciones al proyecto, cambios que mantuvieron la suba del piso no imponible de dos a seis millones de pesos pero que incorporaron, a la vez, un incremento en las alícuotas abonadas por quienes poseen bienes personales declarados por más de cien y trecientos millones de pesos o los tienen en el exterior. 

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El bando de Juntos por el Cambio optó por firmar un dictamen de minoría para sancionar la norma sin ningún tipo de modificaciones propuestas por Diputados. Así, la oposición votará en contra de la iniciativa fomentada por el oficialismo, por lo que el destino del texto dependerá exclusivamente del Frente y las alianzas que pueda tejer para esta sesión. Una muestra de lo que será el Senado en los próximos dos años.

Camino al debate de este miércoles, la alianza ya tuvo algunas derrotas. Después de la media sanción en Diputados, Juntos por el Cambio anunció que no garantizaría los dos tercios de senadores necesarios para tratar un proyecto sobre tablas. Ese número necesariamente debe ser alcanzado, en caso de precisarlo en algún momento, por los dos grandes frentes políticos de la Cámara. Pero el oficialismo logró sortear el inconveniente cuando convocó a una reunión de la comisión de Presupuesto la semana pasada. De este modo, pudo eludir el escollo y, al respetar los 7 días entre el dictamen y la sesión, sólo requerir la presencia de la mitad más uno del Cuerpo.

Esa fue la segunda derrota opositora en menos de 24 horas. Un rato antes, la alianza tropezó contra la falta de organización y conducción interna en Diputados. Después de pedir la sesión especial, Juntos por el Cambio no logró sentar a sus 116 legisladores y perdió por sólo dos votos gracias a tres ausencias propias. Con ese mal cálculo parlamentario - realmente creyeron que tenían números que, en realidad, nunca tuvieron -, no lograron reaccionar ante las maniobras oficialistas, esas que mejoraron el proyecto y atrajeron votos, no pudieron garantizar el quórum que creyeron garantizado y perdieron un debate que ellos mismos pidieron, por culpa de ellos mismos.

Rodrigo De Loredo, jefe del bloque de Evolución, fue el encargado de comunicarle al interbloque que una de sus 12 diputadas estaba de vacaciones en Disney. Nada para hacer, ninguna excusa fue válida. Devaluado dentro del armado, este sector del radicalismo no fue reconocido institucionalmente por el partido centenario y, pese a ser uno de los cuatro espacios opositores mayoritarios en la Cámara Baja, tampoco consiguió una silla en la mesa nacional. Se supone que, eventualmente y razón suficiente para no sumarlo a ámbitos de conducción, volverá a incorporarse al bando de Mario Negri para abandonar el quiebre interno. Pero no fue la única tribu que no pudo asegurar a los propios. El PRO tuvo dos ausencias aunque menos polémicas: Álvaro González estaba de licencia y Camila Crescimbeni dio positivo de Covid minutos antes de la sesión.

Más allá de las cuestiones puntuales, el inconveniente fue producto de la falta de organización interna. Negri abandonó la conducción de un interbloque que recién podría tener jefe para el arranque de las sesiones ordinarias, aún a definir. Sin un líder, Cambiemos no tuvo a quien responder, no hubo un coordinador que garantizara a los propios o que consiguiera votos de otras latitudes. Algo que no pasó en el Senado. Con sólo dos bloques, la Cámara Alta se planteó mucho más sencilla que la Baja, con diez espacios diferentes. Luis Naidenoff quedó al frente del sector radical, Humberto Schiavoni al mando del PRO y Alfredo Cornejo, que logró mantener su lugar en la mesa nacional después de dejar la presidencia del Comité de la UCR, como titular del interbloque. Ya sea por la solemnidad del Cuerpo, por la ausencia de una división feroz, por la presencia de una conducción o un mix de todo, la alianza debería mostrarse más compacta.