Más seguridad y menos baldosa, el plan de Jorge Macri mientras afila la motosierra porteña

El jefe de Gobierno atravesó su primer mes de gestión signado por un temporal y el lema del “orden” para confrontar los piquetes. La relación con Milei, entre la coincidencia ideológica y el desafío por distinguirse.

12 de enero, 2024 | 00.05

Mientras los reflectores apuntan al ajuste que aplica el gobierno de Javier Milei y realizan un balance de su primer mes, otras gestiones también atravesaron sus primeros 30 días de gestión. Tal es el caso de Jorge Macri en la Ciudad de Buenos Aires, cuyas calles son caja de resonancia del plan de desregulación. Con eje en el “orden” y la aplicación del protocolo antipiquete, tejió puentes con Nación a la par de la buena sintonía legislativa entre el PRO y La Libertad Avanza. Postergó para marzo aplicar la motosierra porteña para eliminar alrededor de un 30% la estructura del Gabinete.

El comienzo del tercer gobierno consecutivo del PRO en la Ciudad estuvo marcado por distintos sucesos que pusieron a prueba la capacidad de respuesta de la gestión. El más significativo fue el furioso temporal que dejó heridos, más de 360 árboles caídos y cortes de luz. Pero a pesar de esa sorpresiva crisis, los piquetes y movilizaciones que distintas organizaciones encabezaron para rechazar el DNU y la ley ómnibus le permitieron a Macri ejecutar un perfil más confrontativo que su antecesor, Horacio Rodríguez Larreta, y cumplir su promesa de aplicar “orden para recuperar el espacio público”. En Ciudad se jactan de haber podido desactivar las ranchadas en Plaza de Mayo, en la esquina del Congreso y en Plaza Lavalle.

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Luego de definir las primeras líneas de su Gabinete, con dirigentes propios y menos aliados de los que había con Larreta, Macri todavía no cerró todas las designaciones aunque tampoco muestra apuro. Según supo El Destape, la idea es “pasar por debajo del radar” durante el verano mientras se termina de delinear el plan de gobierno y con qué estructura se ejecutará. La cantidad de ministerios se amplió (se sumó Infraestructura y se dividió Justicia de Seguridad), aunque en la sede de Uspallata aclaran que fue para optimizar la gestión y avisaron que el ajuste en la “casta” no se negocia.

Si bien se especulaba con que anuncie un ajuste de cargos en el arranque del año, fuentes oficiales confirmaron a este medio que se apunta a cerca de la fecha de apertura de sesiones de la Legislatura, el 1º de marzo, para sacar la motosierra porteña y presentar el recorte del 30 por ciento de los cargos políticos, lo que vulgarmente se conoce como “ravioles”. “Todavía estamos en reestructuración, no está cerrado el organigrama”, aclararon en la gestión porteña al tiempo que destacaron que segundas y terceras líneas que veían del larretismo siguen como para mostrar una línea de continuidad.

En el mismo Gabinete hay quienes creen que el 30 por ciento es un aspiracional y que no se podrá ejecutar en todas las áreas ya que difícilmente sea aplicable en Educación y Salud, encargadas de proveer servicios esenciales. Pero sí se espera ese porcentaje o mayor es en el Ministerio de Desarrollo Económico y Producción, conducido por el radical José Luis Giusti durante el larretismo y que ahora encabeza el aliado Roberto García Moritán. Cerca de Macri describen que se trata de un ministerio “sobredimensionado”. Desde secretarías a gerencias, graficaron: “Había 50 personas. Eran todos jefes y dos empleados”.

El recorte alcanzó también a la no renovación de contratos que finalizaron en diciembre y que llevó al gremio ATE Capital a denunciar al menos 280 despidos en distinta áreas del Gobierno. Su secretario general, Daniel Catalano, había detallado a El Destape días atrás que los trabajadores desafectados por el Gobierno porteño son 200 del Consejo de los Derechos de Niñas, Niños y Adolescentes y 80 de la gestión de Ambiente. Además, advirtió que se trata de "monotributistas con antigüedad de hasta 12 años". El gobierno, por su parte aseguró que no se trata de despidos sino de "contratos que no se renuevan" debido a “la finalización del año y del cambio de gestión ya que hay determinadas prestaciones de carácter temporal que finalizan”.

La tarea de ajustar la estructura fue delegada en la Jefatura de Gabinete que conduce Néstor Grindetti. El ex intendente de Lanús tiene experiencia en la gestión porteña durante el mandato de Mauricio Macri y se encarga de la parte política de la cartera. Lo técnico y el repaso del “raviol por raviol” lo delegó en su vice, Gabriel Sánchez Zinny.

En estos 30 días ejecutó lo que el “orden” para “recuperar el espacio público” que prometió en campaña y en tándem con la ministra de Seguridad nacional, Patricia Bullrich, le mostró de arranque los dientes organizaciones piqueteras de izquierda y hasta la CGT. De hecho, en plena desconcentración tras la marcha de la central obrera, la Policía de la Ciudad sobreactuó dureza contra manifestantes desencadenada luego de que un colectivo atropelló a un oficial.

Las gestiones de Macri y Milei buscaron desde un primer momento mostrar buena sintonía, no solo en lo discursivo, sino en relación a la ejecución del protocolo antipiquete. Aunque hubo fotos y reuniones, el vínculo entre Bullrich y su par porteño, Waldo Wolff, no estuvo exento de alguna rispidez. Como ocurrió con el cruce por el ataque a Milei con un botellazo o cuando el Secretario de Seguridad y Jefe de la Policía de la Ciudad, Diego Kravetz, expresó su enojo con Bullrich en el debut del protocolo antipiquete. Si bien en Ciudad aseguran que la articulación es buena, admiten que esa tarde el funcionario “no tuvo una reacción correcta” frente a lo que creen que fue un “innecesario” cordón de la Policía Federal.

Ese buen diálogo se observó también en el encuentro que Macri mantuvo con el ministro de Economía, Luis Caputo, sobre el reclamo que realiza la Ciudad por la reducción de la coparticipación durante el gobierno de Alberto Fernández. Nación reconoció la deuda de 350 mil millones de pesos y se comprometió a respetar el fallo de la Corte Suprema de Justicia que establece entregarle a la Ciudad el 2,95% de los fondos coparticipables. Por ahora, solo una expresión de voluntad que está atada a lo que suceda en el Congreso, donde el PRO se apresta a aprobar el paquete de reformas del oficialismo y a la espera de que pueda haber una modificación en ganancias que fortalezca la recaudación de impuestos que se coparticipan.

En cuanto a la gestión, Macri cambió de los miércoles a los lunes las reuniones de Gabinete y en paralelo encabeza mesas de trabajo con cada cartera y sus respectivos equipos técnicos. Quienes trabajan con él aseguran que es apasionado de los datos y que evalúa la gestión en base a un sistema de información con el que planifica y sigue el paso a paso de cada acción.

Ese trabajo de optimizar los recursos ya tuvo como principal definición redireccionar fondos que se destinaban a veredas, bicisendas o arreglo de parques a mejorar el patrullaje, la higiene de las calles y la recolección de residuos. “No hay ningún Excell ni tablero de control”, aclararon para diferenciarse de los métodos que aplicaron Larreta cuando gobernaba y Marcos Peña en Casa Rosada.

En su mesa chica aseguraron a El Destape que el objetivo del jefe de Gobierno es ponerse “al frente” de los problemas de la gestión. “No vengo a gobernar para no estar encima del quilombo”, confió el mandatario porteño a sus íntimos. Una muestra de ellos fue salir a explicar el lado positivo del cierre de la línea D de subte por dos meses ante el malestar que generó entre los miles de usuarios. “Teníamos que pedir paciencia, pero también contar qué estamos haciendo y por qué”, explicaron en el área de comunicación.

Un mes de Jorge Macri en la Ciudad signado por cumplir su compromiso con “aplicar el orden para recuperar el espacio público” y la reacción ante una crisis climática. Un mes cargado de gestos para diferenciarse de su antecesor aunque todavía sin un plan de gobierno definido y en el que comenzó a tallar una sociedad política con Milei que si bien tiene coincidencias ideológicas no estará exenta por reclamos de traspasos de la Ciudad. 

La alta exposición del Presidente puede ser un factor en contra para las aspiraciones futuras de Macri, quien tendrá que encontrar activos que lo diferencien desde una gestión que no estará exenta del contexto económico nacional. Quizás sin la posibilidad de ejecutar grandes obras deberá encontrar por el ajuste y la falta de dólares, la gestión de cercanía se volverá clave y en ella la seguridad puede ser un activo para destacarse.

Tal es así que este jueves cargó fuerte contra la delincuencia al asegurar que “hay que expulsar a los extranjeros sin ciudadanía que delinquen”, en relación al arresto de dos ciudadanos chilenos y uno colombiano tras un robo en Balvanera.

 

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