Trabajadores regulares se vuelven cartoneros en Rosario: "Están importando y nos destroza"

Los trabajadores desempleados salen a las calles, pero se encuentran con menos material para reciclar por la caída del consumo. Además advierten que las empresas traen cartón de Brasil. 

08 de noviembre, 2024 | 11.17

En Rosario y en la ciudad de Santa Fe hay cada vez más recolectores de basura en la calle como efecto del desempleo y la pérdida de puestos de empleo formal. Sin embargo, hay cada vez menos materia prima por dos motivos: la caída del consumo que conlleva a menos desechos y la importación de cartones desde el exterior para abaratar precios. 

"Hay menos material por la importación de Brasil que bajó mucho el precio del cartón. Los compañeros pasan más horas en los recorridos, pero menos sueldo tienen. No solo bajó el consumo en las casas de familia, también las empresas están cerrando y despiden personal. Hemos notado acá en Rosario que van chocándose los carritos de los cartoneros porque es la opción que encuentran ante la pérdida de su trabajo formal. Empezar a juntar el cartón, a reciclar, digamos, para poder llevar un plato de comida a la mesa", explica a El Destape Mónica Crespo, referente del Movimiento de los Trabajadores Excluídos de Rosario. 

El último informe del Sistema Integrado Previsional Argentino (SIPA) muestra que la provincia de Santa Fe registra 507.300 trabajadores registrados, es decir 17 mil empleos menos que en noviembre de 2023, cuando la cifra alcanzaba un techo de 524.300 de puestos privados en la provincia. 

"Los comedores y los merenderos acá en Rosario siguen subsistiendo por el apoyo de provincia y municipio, porque Nación se borró hace muchísimo tiempo y bueno, y acá la estamos pasando mal porque los barrios cada vez se siente más el hambre", sostiene Crespo. 

-El Destape: ¿Ves trabajadores que están yendo comedores?

-Crespo: Muchísimos. Gente que perdió el empleo. Ustedes habrán visto que no pasa solamente en Buenos Aires, es en todas partes. En todas las provincias se han cerrado lugares de empleo formales con gente que ya ha trabajado 20, 25 años y hoy tienen que salir a rebuscarse la vida. Hay que ponerle el pecho a esto, porque en los barrios se siente muchísimo.

"Desgraciadamente ver a un hombre llorando es lo que nos hace mal. Un hombre que después de 25 años de trabajar en una fábrica lo despidieron, no saben para dónde correr y perdieron obra social. Es la misma situación que vivimos en el 2001, cuando quedamos sin trabajo y no sabíamos qué hacer", sostuvo. 

-¿Cómo organizan la escasez? 

-Nosotros estamos organizados y por eso podemos seguir subsistiendo. Acá vienen médicos, enfermeros a darles clases a los compañeros sobre cuidados, sobre todo. Pero en las salitas ya no hay medicamento para la gente. Hay cosas que nos dan mucho dolor: la pibada se está echando a perder porque ya no te dan los anticonceptivos. Acá se calmó bastante el tema de los muertos, de tiros y todas esas cosas. Pero el hambre es brutal. La gente vive muy mal en los barrios.

-¿Qué medicamentos les recortaron? 

-No hay medicamentos para la fiebre. Tampoco para el asma. Es muy complejo lo que está pasando. Muy complejo, porque si vos no le das el anticonceptivo a los jóvenes van a seguir viniendo criaturas no deseadas. Hacemos campañas de concientización a las pibitas de acá, a las mamás, para que hablen con sus hijas. ¿Pero de qué te sirve cuando una caja de anticonceptivo te sale 15 o 20 mil pesos y no tenés para comer?  Después viene la etapa que dices, ah, son todos negros planeros, quieren seguir teniendo hijos para acabar la asignación. 

-Vos sos una trabajadora jubilada, ¿cuál es tu situación?

-Muy extrema. Yo trabajé toda la vida, estoy jubilada con la mínima. Y ya hay la mayoría de los medicamentos que no te los dan. Sí. Y antes lo reconocía el plan. Pero hemos llegado a ese extremo que aportaste toda tu vida pensando en tener una vejez tranquila y hay que seguir trabajando.Nosotros somos la clase que en el 2001 quedamos sin trabajo y después pensando que lo vamos a conseguir de nuevo, se nos fue la vida. ¿Me entendés? Y toda una vida de trabajo. Yo tengo 66 años y tengo que seguir trabajando, sino no como.

-¿Cómo está la situación en el comedor? 

-Acá en el barrio viven desesperados esperando que se abra el portón y se entregue la comida. O se entregue algo tan fundamental como una jarra de leche para que los pibes tengan una chocolatada a la tarde. Nosotros hace años que no tenemos pibes desnutridos, por ejemplo. Y ese es el miedo que tenemos ahora. Los pibes ya no pueden comer ni una fruta y son necesarias cuando están en crecimiento. Hay pibes que han dejado la escuela. ¿Y quién se fija en esto? Esto es lo que nos duele a nosotros. Por eso desde acá se cocina y se trata de darle lo mejor a la gente del barrio.  Pero esto es muy feo, muy feo.