Axel Kicillof mostró vocación presidencial, con foco en Javier Milei y proa al futuro

El gobernador asumió el desafío de una construcción nacional en un discurso de confrontación con Milei y pocas alusiones a la interna. "Si algo quiere la derecha es vernos divididos. La única pelea que me interesa dar es contra las políticas de Milei".

17 de octubre, 2024 | 20.40

Axel Kicillof logró esquivar la trampera dispuesta por una interna tan intensa como inoportuna. Con destreza retórica, en su discurso por el Día de la Lealtad el gobernador bonaerense eludió menciones explícitas a la disputa por la conducción del PJ. No es que le reste importancia. El gobernador sabe que en esta pulseada con su mentora y, sobre todo, con su hijo se juega buena parte de su futuro político. Pero como lo expresó en Berisso: es necesario construir “la certeza de que este desastre de Milei no dura para siempre”. Y para eso, no parece conveniente mostrarse distraído en refriegas intestinas.

"Si alguno piensa que vinimos acá solo para recordar el pasado, se equivoca. Estamos acá fundamentalmente para escribir el futuro" avisó a poco de empezar. Una remake del concepto de “nuevas canciones” que irrita a Máximo Kirchner, pero con un detalle componedor: el gobernador condenó de antemano el inminente fallo de Casación que ratificaría la condena a Cristina. “En pocos días, un tribunal de la vergüenza va a querer hacerle creer a alguien que Cristina es culpable en la causa Vialidad. Mentira. Basta de persecución, basta de proscripciones” clamó. Con el optimismo de la voluntad, quienes sueñan con ver los nombres de Axel y Cristina en la misma boleta en 2027 se entusiasmaron con la alusión. “¿Por qué se refirió a la proscripción si no? ¡La ve como candidata!” se entusiasmó un operador peronista de larga data en el territorio bonaerense. 

El baqueano también anotó como dato relevante la presencia en primera línea de Carlos “El flaco” Kunkel y Carlos “Cuto” Moreno, dos kirchneristas originarios de diálogo habitual con los líderes en pugna. También había intendentes, funcionarios y diligentes del kirchnerismo paladar negro. Consciente de que abreva en esas fuentes, el propio Kicillof se encargó de ratificar su compromiso con el legado K. "Los días más felices siempre fueron peronistas, los mejores días siempre fueron con Cristina y los días mejores que se vienen tienen que estar en el futuro” dijo, y enfatizó: "Quiero colaborar en la construcción de una alternativa superadora y que ponga a la Argentina en una etapa de desarrollo justo. La única pelea que me interesa es contra las políticas de Milei". 

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“Amigo te tenés que hacer cargo de la Argentina” invitó en el prólogo el intendente local Fabián Gagliardi. Kicillof aceptó el desafío con una sonrisa y un discurso de tono presidencial que hizo foco en “el desastre” provocado por Javier Milei. "Los primeros ganadores del gobierno son los de la timba financiera. Es un negociado que le ha hecho Milei fijando la devaluación en un 2 por ciento y la tasa de interés en un 4. Fácil, el dolar no sube de forma tal que entran dólares o incluso ganancias especulativamente y se llevan la ganancia más grande del mundo: del 26 por ciento", detalló, con precisión de economista.

"Esto es un esquema Ponzi, de afano y choreo al pueblo argentino -prosiguió-. Se están forrando con los dólares que entran del blanqueo a la timba; los del colchón, a la timba. Pero esto ya se hizo. El responsable de esto mismo durante el gobierno de Macri es el mismo ministro de economía que tenemos ahora", dijo en referencia al ministro Luis Caputo.

El gobernador repasó las diferencias entre las políticas que aplica la Nación y las que se ejecutan en suelo bonaerense. “Retomamos más de 50 políticas públicas abandonadas por el gobierno nacional", enumeró Kicillof.
La batalla con el gobierno debiera ser suficiente estímulo para suturar las diferencias entre los propios, sugirió el gobernador. "Si algo quiere la derecha es vernos divididos -precisó-. El pueblo está sufriendo, la Patria está en peligro y a eso hay que abocarse", convocó. Y enfatizó: "Es una época en la que hay que estar con brazos abiertos, tenemos que escuchar a los que están siendo dañados, los chicos y chicas, los universitarios, los pequeños y medianos empresarios, los trabajadores. Escuchemos, seamos modestos. No estamos para dar clases, sino para entender y nosotros para representar desde cerca, con el corazón abierto y con generosidad. Que nadie busque palabritas porque si algo quiere la derecha es vernos divididos. Nunca me van a ver buscando divisiones”, concluyó Axel, en un acto con el que le puso proa al futuro.