Flavio Caputo, titular de la empresa Caputo Hermanos, firma desde la que se le pagaron al menos 8,7 millones de pesos por supuestos trabajos de carpintería a Jonathan Morel, referente de Revolución Federal ahora detenido, presentó este lunes a última hora un nuevo escrito ante la Justicia para intentar despegarse de la violenta organización antiK. En la nota, a la que tuvo acceso El Destape, niega haber financiado a la agrupación que agredía dirigentes kirchneristas pero incurre en contradicciones y expone varios puntos débiles. La Justicia analiza si cita como imputada a Rossana Caputo, hermana de Flavio y Hugo, los socios de Caputo Hermanos, por ser quien contactó a Morel.
Caputo Hermanos es una firma que roza a Mauricio Macri: fue constituida el 3 de junio de 2004 por Flavio Luis Nicolás Caputo y Hugo Luis Pascual Caputo. Son hermanos, junto con Rossana Pía, de Luis “Toto” Caputo y primos de Nicolás Caputo, exministro de Finanzas y hermano de la vida de Macri, respectivamente.
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“Se debiera citar a Rossana Pía Caputo”, afirman desde el entorno de CFK. Rossana fue el nexo entre Jonathan Morel, el referente de Revolución Federal que tiene una carpintería en Boulogne, partido bonaerense de San Isidro, y Caputo Hermanos. Para los investigadores, Rossana Pía no puede ser convocada como testigo porque podría ser imputada, por lo que en el corto plazo continuará la investigación en torno a su vínculo con Morel. “Es la punta del iceberg de la investigación sobre la pista financiera”, explicaron desde tribunales a El Destape. Es que el pago a Morel y sus allegados se hizo desde dos fideicomisos vinculados a Caputo Hermanos. Y se le pagó una suma millonaria por trabajos que no realizó sino en los que intervino como intermediario. “Es muy raro que un fideicomiso como los de Caputo contrate a alguien que terceriza todo”, consideró uno de los investigadores.
Según indicaron fuentes con acceso al expediente se están peritando teléfonos celulares y computadoras secuestradas a los cuatro detenidos que por ahora tiene el caso en que se investiga a Revolución Federal por incitar a la violencia colectiva contra dirigentes K y llevar a “cabo un esquema que tuvo por objeto imponer sus ideas y combatir las ajenas por la fuerza y el temor”.
El fiscal Gerardo Pollicita asoció los actos violentos de la agrupación con el intento de asesinato de CFK aunque por ahora ambas investigaciones correrán por caminos separados por decisión de la Cámara Federal porteña. El fiscal consideró que la organización fue “uno de los actores que sembraron en la sociedad la escalada de violencia y odio, cuyo acto más trascendente resultó ser el intento de homicidio de la Vicepresidente de la Nación, el pasado 1° de septiembre”. En ese marco solicitó la detención de Morel; Leonardo Sosa, el otro joven fundador de Revolución Federal al que se le encontraron alrededor de 50 mil dólares en un allanamiento a su domicilio; Gastón Guerra, vinculado a la agrupación Nación de Despojados; y Sabrina Basile, hija del ex DT de la selección Alfio “Coco” Basile. El juez Marcelo Martínez de Giorgi le dio curso a las detenciones el jueves pasado. Los cuatro fueron indagados el viernes. Sosa y Guerra se negaron a declarar. La investigación continúa y no se descartan nuevas imputaciones.
Uno de los ejes de la pesquisa es la ruta del dinero. Esa línea condujo a la empresa Caputo Hermanos, que giró al menos 8,7 millones de pesos a Morel y allegados suyos en una serie de transferencias en blanco pero sospechosas. Se le compraron muebles que en su inmensa mayoría Morel no produjo desde su carpintería. El grueso de las transacciones se realizaron cuando Revolución Federal salió a la luz. Ante ese escenario, Hugo y Flavio Caputo realizaron dos presentaciones para intentar explicar los hechos que los unen con el referente de la violenta organización. El último escrito es de este lunes.
Las contradicciones y puntos débiles de los Caputo
A continuación, algunas de las contradicciones y puntos débiles de las dos presentaciones ante la Justicia que hizo Flavio Caputo, como titular de Caputo Hermanos:
- “Se contrató a la carpintería del Sr. Jonathan Ezequiel Morel para la realización de un trabajo dentro del Salón de Usos Múltiples (SUM) del barrio ‘Santa Clara al Sur’ y la confección e instalación de una parte del mobiliario de los departamentos del edificio ‘Espacio Añelo’”, sostuvo Flavio Caputo en su primera presentación ante la Justicia.
Pero según dijo el abogado de Morel a El Destape, la carpintería del referente de Revolución Federal no realizó los trabajos sino que actuó como intermediario. Es decir, no confeccionó los muebles (salvo unas muy pocas cosas para el barrio Santa Clara al Sur). Lo que sí hizo fue viajar a instalar los muebles a Neuquén.
- En una segunda presentación ante la Justicia que realizó este lunes Flavio Caputo afirmó que realizaron pagos a proveedores relacionados con Jonathan Morel por $ 8.717.13.
Pero Morel dijo en su indagatoria que el monto total del negocio que hizo como intermediario con Caputo Hermanos fueron 13 millones de pesos. En ese punto hay una contradicción.
Por ejemplo, en el escrito de este lunes la firma Caputo explicita que también realizó pagos por otros 4.846.509 a “proveedores NO relacionados con Jonathan Morel”. Si se suman ambos montos se llega más de 13,5 millones de pesos, una cifra similar a la referida por Morel en la Justicia. Pero hay más puntos oscuros.
En esos “proveedores NO relacionados con Jonathan Morel” aparece la compra de almohadas a Dormipol SA, que se pagaron en efectivo a diferencia de las camas compradas a la misma firma que se abonaron por transferencia. No obstante, Morel dijo en su indagatoria que “llegó a vender almohadas”. Y en la lista de proveedores relacionados a él ninguno entregó almohadas. Además, según pudo reconstruir El Destape, hay escuchas en el marco de la causa que dan cuenta que el joven también intermedió en la venta de bienes que no están relacionados con la carpintería. A pesar de esta información, en el segundo escrito presentado a la Justicia por la desarrolladora inmobiliaria se aclara que Morel “de ninguna manera se ocupó de sillones, cortinas, sábanas, etc.”.
Ante la suma millonaria que se pagó desde fideicomisos relacionados a Caputo Hermanos, en la Justicia apuestan a poder reconstruir la pista del dinero.
- En la primera presentación que realizó a la Justicia Flavio Caputo, el 19 de octubre pasado, sostuvo que contrató a la carpintería de Morel para “la provisión de muebles en dos proyectos ya ejecutados y concluidos”. Lo definió como “un proveedor, que como tantos otros, la empresa contrató en el marco del trabajo que desarrolla en forma habitual”.
Pero resulta que tal como se indicó más arriba, los muebles que adquirió Caputo Hermanos en su inmensa mayoría no son los que Morel “desarrolla de forma habitual”. Tan es así, que el abogado del joven reconoció que Morel no fabricó los muebles. Algo que luego el propio Morel reconoció en su indagatoria, donde dijo que salvo unas tablas de madera, el grueso del trabajo fue tercerizado porque era más elaborado y él no podía afrontarlo.
De acuerdo a las fotografías que el propio Flavio Caputo presentó en su primer escrito ante el juzgado se compraron muebles de un estilo que Morel no fabrica. Vale recordar que el referente de Revolución Federal aprendió el oficio por Youtube según él mismo reconoció y abrió la carpintería “Dogo” hace un año.
- Los muebles que Caputo Hermanos compró vía Morel tuvieron dos destinos, de acuerdo a la información presentada por Caputo Hermanos. Uno fue el barrio Santa Clara al Sur, ubicado en la localidad de San Vicente, en la provincia de Buenos Aires, y el edificio “Espacio Añelo”, situado en la localidad de Vaca Muerta, en Neuquén.
La primera adquisición, más reducida, Morel la facturó en diciembre de 2021. Eran muebles para el barrio Santa Clara al Sur. La segunda, que fue muy grande, comenzó en mayo de este año cuando nació Revolución Federal y continuó hasta unos días previos al ataque a CFK. ¿Por qué una desarrolladora inmobiliaria con 20 años de trayectoria compraría muebles vía la intermediación de un carpintero de la zona norte del conurbano que es un recién iniciado y aprendió el oficio por Youtube, para enviarlos a un proyecto de millones de dólares ubicado en Neuquén?
En el escrito de este lunes, desde Caputo Hermanos se intentó dar una respuesta a este interrogante que no termina de ser convincente para los investigadores. Por un lado, en la nota dirigida al juez Marcelo Martínez de Giorgi, se afirmó que el edificio levantado en Neuquén se amuebló con equipamiento “requerido por las empresas explotadoras” de Petróleo. “En esa tarea es que recomendamos a Rossana Caputo”, sostuvo su hermano Flavio, para “la búsqueda de estos muebles”. Luego, para justificar la contratación de Morel, se dijo que Añelo “es una zona con muy poca, o casi nula, oferta de bienes y servicios que no estén relacionados con el Petróleo”. Por eso, intentaron explicar, compraron los muebles a más de mil kilómetros de distancia, algo que no termina de resultar creíble a los investigadores.
“Señor juez, el conocimiento de proveedores y carpinteros es, generalmente, en la zona de trabajo, y permite hacer un seguimiento o control del avance” de las tareas, se afirmó en el escrito. “No se podía pedir a una decoradora que viaje a buscar fábricas en una zona desconocida y sin referencias”, se agregó en pos de defender a Rossana Caputo. Para respaldar su decisión indicaron que en los camiones que se enviaron a Añelo con los muebles comprados a Morel se sumó supuestamente mercadería provista por otros proveedores. Lo que está comprobado es que Morel viajó a Neuquén.
- Flavio Caputo también señaló que los electrodomésticos para el edificio sí los compraron en Neuquén “aún cuando algunos precios eran más caros”. Esto resulta un tanto contradictorio. ¿Electrodomésticos sí podían comprarse en Neuquén pero mesas de luz fabricadas por Morel o sus contactos, no?
- ¿Cómo fue el supuesto contacto de Caputo Hermanos con la carpintería de Morel?
Según dijo el joven detenido en su declaración indagatoria este viernes, Rossana Pía Caputo lo contactó al pasar por la carpintería que él posee en Boulogne. Esto habría sido a fines del año pasado. Vio unos tablones de madera e ingresó al local. Ya de por sí parece extraño que la diseñadora justo haya ingresado a la carpintería del joven por unas muy pocas tablas de madera y meses después, en mayo de 2022, justo cuando nace Revolución Federal, termine encargándole una inmensa cantidad de muebles que Morel no produce para enviar a Neuquén. Para tener una dimensión, según la nota de Caputo, encargaron 144 mesas de luz, 144 respaldos de cama y 60 mesas bajas, entre otros tantos muebles. Para poder dar respuesta a semejante pedido, el joven, que recién se iniciaba en la carpintería con un local chico, terminó actuando como intermediario.
El abogado de Flavio Caputo, Matías Cuneo Libarona, en el segundo escrito que presentó ante la Justicia este lunes buscó esclarecer algunos puntos. En esta segunda nota se precisó el rol de Rossana Pía en Caputo Hermanos: “Su participación es la de ocuparse de la decoración, de los espacios que lo requieran, dentro de nuestros proyectos, de manera que cuando llegamos a la etapa final de la construcción de un barrio, lo relativo a la decoración del Salón de Usos Múltiples (SUM), mesas, sillas, sillones, barras, iluminación, etc., queda bajo su órbita”. Fue, supuestamente en ese marco, que conoció a Morel: “Ella identificó hacia fines del año pasado en la zona del Tren de Boulogne un carpintero (Morel) para realizar una barra de bar en madera maciza y otras tareas para el salón de usos múltiples del barrio ‘Santa Clara al Sur’, dentro del presupuesto decidido para ello”. ¿Por qué aclararon lo del presupuesto? Porque “los proveedores o talleres con los que usualmente ella trabaja (carpintero, muebleros, etc.) tienen precios más altos”. Es decir, que llegó justo a Morel buscando el precio más bajo para una obra millonaria. La suerte de los Caputo con Morel fue total: “Este carpintero tenía maderas macizas (tablones) de buena calidad a muy buen precio”. “Así nació el interés por él”, se añadió en el escrito. Entonces, Morel cotizó “barras de bar, unas meas bajas y una mesa ratona”. El número que pasó fue aceptado por Caputo Hermanos y Morel las facturó en diciembre de 2021 en diversas facturas como “carpintería” sin precisar qué muebles había trabajado.
- Lo más llamativo es que en la nota se destaca que el joven “hizo muy bien su trabajo” por lo que Caputo Hermanos lo volvió a buscar en mayo de este año pero para hacer una cantidad de muebles que era imposible que el joven pudiera realizar. Eran los necesarios para la obra de Añelo, en Neuquén.
Es decir, una compra chica derivó en una compra masiva justo cuando se creó Revolución Federal: en mayo de 2022. La empresa, una y otra vez, niega cualquier vínculo con esa organización violenta cuyos líderes fueron detenidos este jueves.
- Luego de que trascendiera la tercerización que hizo Morel, la empresa se vio obligada a abordar ese punto en el escrito de este lunes.
¿Qué dijo? Que sabía que Morel fue un intermediario: “Había pedido cotización a otros proveedores con los que habitualmente trabajaba –debido a que el volumen del encargo era mayor-”, se indicó. Y como si fuera una defensa del joven, se añadió que Morel “se nutrió de colaboradores para afrontar la totalidad de la encomienda". Entre esos colaboradores aparecen su exnovia y su socia, que emitieron sus primeras facturas y por cifras millonarias a fideicomisos de Caputo Hermanos.
Por ejemplo, Ailen Vallero, a quien Morel definió como su socia, se inscribió como monotributista con la misma actividad que Morel en mayo de 2022, justo cuando se crea Revolución Federal. Puso como domicilio el de la carpintería Dogo, de San Isidro. Vallero, quien tiene trabajo en relación de dependencia, recibió el 30 de mayo pasado una transferencia del Fideicomiso Espacio Añelo por $2.454.480. Al igual que Morel cuando cobraba un trabajo de Caputo Hermanos, inmediatamente, retiró la mayoría del dinero en efectivo. Un dato sumamente llamativo es que el pago del Fideicomiso Espacio Añelo fue la factura N° 00000001 de Vallero, emitida el 24 de mayo de 2022. Es decir, fue su primera factura. Y fue millonaria.
Algo similar sucedió con la expareja de Morel, Evelyn Balboa, quien se inscribió como monotributista con la misma actividad que Morel en junio de 2022, casi por la misma fecha que Vallero. Balboa, como Vallero, también tenía empleo en relación de dependencia cuando se inscribió en el monotributo: figuraba como empleada en la Municipalidad de San Isidro, a cargo del intendente radical aliado de Cambiemos Gustavo Posse. Pocos días después de inscribirse, el 30 de junio, Balboa recibió una transferencia por la suma de $1.000.000 proveniente del Fideicomiso Espacio Añelo. Al igual que Morel y Vallero, Balboa retiró la mayoría del dinero en efectivo. La factura a la cual correspondería el pago del Fideicomiso también era la N° 00000001. Otra vez, un primer trabajo millonario.
Para los investigadores “la información bancaria y financiera indica transferencias sospechosas y poco usuales según el historial comercial y crediticio de Morel y sus allegados, proveniente de los fideicomisos Espacio Añelo y Santa Clara al Sur, ambos de Caputo Hermanos".
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- En total, según surge de la información aportada por Caputo Hermanos a la Justicia, la empresa recibió facturas de Morel y otros siete allegados suyos. El Destape revisó algunas de las direcciones comerciales que brindaron quienes facturaron como carpinteros y en algunos de esos domicilios no pareciera funcionar ninguna carpintería. La Justicia está investigando todas esas direcciones.
¿Una empresa simulada?
A esto se suma que para Ricardo Nissen, titular de la IGJ, “existen importantes presunciones e indicios de que la sociedad Caputo Hermanos SA puede configurar una sociedad simulada, siendo ésta compañía solo un instrumento formal que utilizan los hermanos Flavio Nicolás Luis Caputo y Hugo Luis Pascual Caputo para llevar a cabo sus negocios personales, con la participación de la hermana de ambos, Rossana Pía Caputo”. Llega a esa conclusión luego de analizar los pocos documentos presentados por la sociedad, donde consta además que nunca repartió dividendos entre sus accionistas pero sí se dedicó, por ejemplo, a pagar el alquiler de la casa de uno de ellos.
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Tal como publicó Ari Lijalad en El Destape, “la IGJ decidió revisar sus papeles cuando se hizo público que dos fideicomisos manejados por Caputo Hermanos hicieron transferencias a Morel y supuestas socias pocos días antes del atentado a CFK. La intuición fue buena”. ¿Con qué se encontró la IGJ en la investigación administrativa? Con que la empresa nunca presentó sus estados contables; no pagó las tasas anuales de inspección desde 2008; que se encuentra “infracapitalizada”, ya que su capital social continúa siendo de $12.000; que los fideicomisos Santa Clara Al Sur y Espacio Añelo, desde los que se hicieron las transferencias a Morel y sus supuestas socias, nunca fueron inscriptos; y que hay numerosas irregularidades en las pocas asambleas que informaron ante el organismo. Esto derivó en multas económicas y una exigencia para poner los documentos en regla.