La movilización al Congreso para acompañar al presidente en la inauguración del año legislativo fue una demostración de fuerza de sectores del oficialismo que impulsan un “albertismo” que no termina de nacer pero que este martes tuvo su propia plaza. El mismo Alberto Fernández avaló la convocatoria que se anticipaba como un mapa callejero de las tensiones internas en el Frente de Todos.
La de este 1 de marzo fue una movilización similar a la del último 17 de noviembre, el Día de la Militancia, pero esta vez sin matices ni lugar a múltiples interpretaciones: participaron únicamente quienes se encolumnan detrás de la conducción del presidente.
Hubo coordinación entre ministros nacionales como Gabriel Katopodis, Juanchi Zabaleta y Jorge Ferraresi, que pusieron gente en la calle, con intendentes bonaerenses, algunos sindicatos, y las organizaciones sociales más cercanas al círculo presidencial.
“Un presidente que no moviliza es un presidente que no puede gobernar. Hasta Macri lo entendió en su última etapa”, señala un dirigente bonaerense que aportó a la convocatoria.
El Movimiento Evita copó la escena y se ubicó, una vez más, al frente del despliegue territorial de apoyo al presidente, y en contraste con la ausencia de militancia de La Cámpora.
En primera fila estaba también el MUP, con sus banderas amarillas de letras negras, una organización peronista menos conocida pero que tiene ya veinte años y comenzó a ser más visible en las últimas movilizaciones. Está vinculada al Grupo Callao, que Alberto Fernández lanzó en 2018 y que luego nutrió gran parte de su gabinete más cercano. “Alberto más que nunca”, era una de sus consignas.
También había una nutrida columna de Somos-Barrios de Pie, que coordina el funcionario del Ministerio de Desarrollo Social, Daniel Menéndez. Estuvo presente en la plaza, incluso, el dirigente Luis D'Elia con una columna del Partido MILES.
“Máximo no va y La Cámpora no se moviliza. Pareciera que en vez de ayudarlo quieren debilitarlo. Hay que ver si hay un gesto de autoridad frente a eso, pero Alberto no quiere tensar más, depende de él que nazca el albertismo”, agregó un dirigente visible entre la multitud.
Luego del discurso presidencial y tras la desconcentración, el balance entre los referentes de las distintas organizaciones y movimientos sociales era positivo, conformes con las más de 50 mil personas que participaron, según sus propios cálculos.
“Estamos conformes, sin duda, Alberto habló de nuestra agenda y confiamos en que vamos a avanzar en esa dirección para reducir la desigualdad a través del trabajo y la producción”, dice un dirigente social en diálogo con este medio.
El primer anuncio fue dedicado a las organizaciones. “Es hora de reconocer, visualizar y registrar las actividades de la economía popular”, dijo el presidente y reiteró su objetivo de “convertir los planes sociales en empleo formal recurriendo a la formación en oficios, capacitación y fomento de la terminalidad educativa; mediante la registración de la economía popular; y a través de 340 bancos de maquinarias y herramientas”.
Tal como plantean las organizaciones del sector, Fernández asumió las palabras del Papa Francisco de “empujar desde abajo hacia arriba y desde las periferias hacia el centro”. Luego atendió otro de los reclamos centrales de la economía popular cuando se refirió a la necesidad de “dotarla de créditos para que la producción impulse hacia arriba a los sectores más postergados”.
Las ausencias también ratifican que la movilización era exclusivamente para respaldar sin fisuras a Alberto Fernández. No estuvo la CTA de los Trabajadores, que conduce Hugo Yasky, ni La Bancaria, de Sergio Palazzo, ni ningún otro dirigente sindical referenciado en la conducción de Cristina Fernández.
Otro grupo de organizaciones sociales que integran el Frente de Todos tampoco participaron y, por el contrario, decidieron movilizar este jueves al Obelisco porteño con las consignas “Acuerden con el Pueblo” y “Paguen la deuda interna”. Ahí estarán, con ollas populares, el Movimiento de Trabajadores Excluidos (MTE), que tiene entre sus referentes a Juan Grabois, y el Frente Popular Darío Santillán.