Moderación agotada: el Frente de Todos ingresa en una nueva etapa

Los dos actos del fin de semana pueden ser la antesala de nuevos cambios, según se habla en todas las tribus de la coalición. Alberto resiste cada vez más solo.

30 de junio, 2022 | 12.44

La interna del Frente de Todos ingresó en una nueva dinámica que ya apunta directo al 2023. Alberto Fernández estará el viernes en la sede histórica de la CGT, en una cita que estuvo en peligro por una combinación de desinteligencias, internismo y la propia deriva del presidente, que no consigue entusiasmar con su aventura reeleccionaria, ratificada ayer nuevamente en una entrevista. Un día más tarde, en Ensenada, Cristina Fernández de Kirchner agregará un nuevo capítulo a la actualización doctrinaria que viene ensayando en cada una de sus últimas apariciones públicas, cada vez más frecuentes, lo que muchos leen también como el preanuncio de una candidatura presidencial.

Los dos actos, espalda con espalda, traerán comparaciones tan odiosas como inevitables, pero es una alternativa preferible al escenario que asomaba, ominoso, ayer por la tarde: el de un vacío de poder alrededor del mandatario que hiciera caer la convocatoria cuando la Casa Rosada ya había cursado las invitaciones. Finalmente, gestiones cruzadas y consultas con todos los sectores de la coalición oficialista permitieron reflotar el evento, aunque la zozobra fue evidente durante varias horas. Los actores involucrados tomaron nota de la novedad y trabajan con la hipótesis de que después del fin de semana se precipitarán eventos que reflejen el nuevo escenario.

Fernández todavía resiste los cambios. Dio una nota en televisión específicamente para transmitir ese mensaje, al final de una jornada donde otra vez circularon profusamente los rumores de un rediseño del gabinete. El margen para plantarse, sin embargo, se hace más angosto. A las críticas públicas de la vicepresidenta, que ya llevan un año y medio, en los últimos días se sumó el documento con la firma de quince gobernadores oficialistas que prácticamente le pone condiciones al gobierno nacional. En ese contexto, la sociedad con la CGT es uno de los pilares que aún sostienen su esquema de poder. Ayer tambaleó, causando efectos expansivos. 

Fue una combinación desafortunada de problemas de organización, errores de comunicación y desconfianza entre los principales dirigentes cegetistas lo que puso en jaque el acto, que habían acordado Fernández con el triunviro Héctor Daer sin dar aviso al resto de la conducción sindical. Las gestiones cruzadas y cierto sentido de la responsabilidad, en un marco de inestabilidad económica y política, evitaron el desastre. Sin embargo las secuelas seguramente se vean el mismo viernes, cuando los planos que enfoquen la platea del Salón Felipe Vallese, al que fueron invitados sindicalistas, gobernadores, intendentes y otras figuras. Pocos confirmaron, aún, su presencia.

CFK, por su parte, contra lo que barruntan algunas terminales del entorno presidencial, hizo todo lo posible para que el acto del presidente tenga lugar, empezando por mover la fecha de su propia convocatoria a Ensenada. Dirigentes de su primer círculo de confianza colaboraron a reencarrilar el affaire Azopardo para que Fernández no sufriera un desplante que lo dejaba al borde del nocáut. Al punto de que en la propia Casa Rosada esperaban que ayudase a garantizar una asistencia nutrida al acto del presidente, para no quedar tan rayado en el cotejo obligatorio que llenará las posiciones más destacadas en todos los portales el domingo. Habrá que ver hasta dónde llega la dispensa de la vice.

La definición que hizo Andrés Larroque esta mañana en El Destape Radio respecto al agotamiento de la “fase moderada” del Frente de Todos no debe leerse (solamente) como una pista sobre la identidad de la o el próximo candidato presidencial sino también (principalmente) como una definición sobre el rumbo de este gobierno, cuyo éxito es un insumo esencial para cualquier aspirante oficialista a ganar elecciones en el corto plazo. Otra vez la mira está puesta en el ministro de Economía, Martín Guzmán, que levantó un match point en contra esta semana pero aún tiene varios por delante, empezando por el número de la inflación de este mes. Si da más alto que en mayo: game, set and match.

Al menos eso es lo que proyectan en el Frente, incluso dirigentes muy cercanos a Fernández, que ya admiten en privado la caducidad de este esquema económico y la necesidad de hacer cambios lo antes posible para llegar competitivos a las elecciones. Los que se animaron a planteárselo cara a cara al presidente encontraron, hasta ahora, una negativa imperturbable. Lo cierto es que el fin de ciclo para Guzmán ya se predijo muchas veces y nunca se corroboró, todavía. ¿La inversión del flujo de divisas, que después de las últimas medidas de control de importaciones comenzaron a ingresar en las arcas del Banco Central, podrá darle una extra life al ministro resiliente?