Alberto Fernández dará hoy su discurso ante la asamblea de Naciones Unidas, por primera vez de manera presencial, después de que la pandemia obligara a participaciones virtuales en 2020 y 2021. El mensaje estará centrado en la construcción de nuevas cadenas de valor después de la doble crisis causada por el Covid y la guerra en Europa, y el rol que puede jugar la Argentina en este nuevo escenario global como proveedor de alimentos, energía y minerales estratégicos.
Además, abordará la problemática de la violencia política y la radicalización de grupos antidemocráticos, aludiendo al ataque contra Cristina Fernández de Kirchner para ponerlo en un marco global. Ayer, en el consulado argentino en Nueva York, durante la presentación de la candidatura del espacio de la memoria en la ex ESMA como patrimonio Unesco de la humanidad, hizo referencia a ese hecho y dijo que en la Argentina "se vive un tiempo singular donde, una vez más, se renuevan las posiciones más extrema y los violentos y el peor fascismo".
El reclamo por la soberanía del Atlántico Sur, como todos los años, también será parte del mensaje de quince minutos que el mandatario comenzó a trabajar en Buenos Aires junto a su asesor Alejandro Grimson y que todavía está puliendo en Nueva York, durante sus escasos ratos libres entre actividad y actividad. En su rol de presidente pro témpore de la CELAC también hará mención sobre las desigualdades globales entre norte y sur.
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La agenda para el día de hoy también prevé la participación en dos foros donde podrá codearse con otros mandatarios. Al mediodía será parte de una cumbre convocada por el presidente español, Pedro Sánchez, sobre Seguridad Alimentaria, donde también confirmó su presencia el secretario de Estado de los Estados Unidos, Antony Blinken. Por la noche, cenará junto a Emmanuel Macron y otros jefes de Estado en un encuentro similar donde se debatirá la cuestión energética.
Se trata de ocasiones fértiles para mantener encuentros bilaterales informales, conocidos en la jerga diplomática como “pull aside”: correrse por unos minutos de la multitud para mantener una conversación privada en el marco de un evento más numeroso. Será una forma de compensar la ausencia de citas de mayor envergadura: además de la titular del FMI, Krystalina Georgieva, sólo hubo un cara a cara ayer con el premier portugués, Antonio Costa.
El encuentro con Georgieva perfila para convertirse en lo más destacado de la gira. Ayer al mediodía la funcionaria del Fondo mostró conformidad con el rumbo que tomó Argentina en las últimas semanas y dio un mensaje contundente de respaldo al país, algo que esperaba Fernández por considerar que ayudaría a aplacar las especulaciones sobre la marcha de la macroeconomía. El 7 de octubre el directorio del organismo deberá dar el último paso, una formalidad, para aprobar la segunda revisión del acuerdo.
Durante el encuentro, el presidente además planteó que el FMI debería intervenir para modificar la forma en la que los bancos centrales de los países más poderosos decidieron afrontar el problema de la inflación a nivel global, por considerar que se toman medidas demasiado restrictivas que pueden provocar una recesión global partiendo de la premisa de que la solución es restringir la demanda cuando en realidad, según considera Fernández, el problema es de oferta.