La puja abierta dentro del Frente de Todos por el acuerdo con el FMI motivó la reaparición en escena del Grupo Callao con un comunicado de respaldo político al presidente Alberto Fernández, marcando la apertura de una etapa de desarrollo e inclusión que se iniciaría a partir de la aprobación. Sin embargo, fue una movida de reacción por la disidencia del kirchnerismo duro y La Cámpora, pero cerca de Fernández no imaginaban el lanzamiento del meneado "albertismo", un línea interna propia que apuntale el objetivo de reelección. "A lo sumo buscaremos armar una estructura más sólida en base a nuestros apoyos que son los gobernadores, los gremios y los movimientos sociales, pero hacer 'albertismo' ahora sería quedarnos en algo muy chiquito", aseguraban en el entorno presidencial.
Los funcionarios más cercanos a Fernández salieron a dar la cara por la gestión y en defensa de un acuerdo que -si bien "no hay acuerdo bueno", como se insiste- tiene características que lo vuelven destacable. "Ninguno de estos problemas se soluciona mágicamente, menos aún cuando incluso en el pasado, en contextos más propicios, resultara tan difícil avanzar", sostuvo una de las pocas líneas del documento del Grupo Callao que sonó a crítica del kirchnerismo. En general, el tono fue programático y prefirió apuntar sus cañones hacia el macrismo. Con todo, resultó evidente que era una respuesta a los cuestionamientos de La Cámpora y alrededores.
Think tank creado por Fernández y Santiago Cafiero, el Grupo Callao sigue manteniendo reuniones periódicas de las que participan Matías Kulfas, Cecilia Todesca, la secretaria de Gestión Ana Castellani, el asesor Alejandro Grimson, la diputada Victoria Tolosa Paz y ex jefe de gabinete de Cancillería Guillermo Justo Chaves, entre otros. Lo hacen con un perfil bajo que esta semana de urgencias fue dejado de lado. “No estamos contentos de tener una cuerda con el FMI, pero tenemos que terminar de discutir esto para poder trabajar con la agenda productiva", salió a explicar Todesca, secretaria de Relaciones Económicas Internacionales, quien en la semana había marcado la diferencia entre los que tenían responsabilidad de gobernar y los que pueden opinar desde afuera, un dardo a la interna. “El acuerdo no es la solución definitiva, pero va a alejar toda esa incertidumbre y nos va a permitir seguir creciendo. Es algo importantísimo para destacar es que no es un programa de ajuste", coincidió el ministro Kulfas, ambos por El Destape Radio.
Más allá de una posible participación más activa en el debate público como grupo de apoyo al Presidente, en la Casa Rosada descartaban que se apuntara al lanzamiento de una línea política propia como contracara del kirchnerismo crítico. "No veo que Alberto y Cristina puedan romper, cada sector interno está haciendo su jugada de posicionamiento", explicaba un funcionario del entorno de Fernández con mirada zen. Ponderaba el prudente silencio que hasta ahora mantuvo la vicepresidenta, a lo que se sumaba la entrevista del ministro del Interior, Eduardo "Wado" de Pedro, al diario madrileño El País. "El acuerdo con el FMI evita una catástrofe económica en lo inmediato", sostuvo el ministro, el integrante del gabinete más cercano a Cristina Kirchner.
Obviamente, primero había que transitar esta semana y esperar que saliera el acuerdo, algo de lo que nadie en la Casa Rosada dudaba. Luego, la tarea de apuntalar la recuperación económica y conseguir que el Presidente se sostenga en un 40-45% de aprobación para intentar un triunfo en primera vuelta. Según el último trabajo de Analogías, la imagen positiva de Fernández se mantiene en el 44,5%, así que se ve como un objetivo posible. Claro que para apuntalar la propuesta reeleccionista tendrán que armar una nueva estructura dado que -reconocían- "la que nos llevó a la Casa Rosada en 2019 está en crisis". Es evidente que un sector del kirchnerismo entiende que -así como van las cosas, sumado a las exigencias para cumplir el acuerdo- Fernández no tendrá chances de ser reelecto por lo que buscará competirle en las PASO, aunque no se vislumbra quién podría ser su candidato.
Si bien cerca del Presidente aceptan la necesidad de un armado propio, no sería un "albertismo", al que a esta altura del partido ven como demasiado limitado. Fernández mantiene su mesa chica de la que forman parte Santiago Cafiero, Gabriel Katopodis, Juan Zabaleta y Juan Vitobello, por nombrar los más cercanos, pero no se vislumbran como línea interna. "Sería muy chiquito. Nuestra apuesta es a fortalecer la estructura con los gobernadores, la CGT, los movimientos sociales, los intendentes más afines. Si ven que Alberto tiene chances, todos se van a sumar. Y si a Alberto le va mal, es difícil que a alguien del Frente de Todos le pueda ir bien. Quien crea que puede diferenciarse, se equivoca", confiaban en este grupo. A partir del lunes, el debate que se abrirá en el Congreso ayudará a develar varios interrogantes.