Con la vuelta de la derecha al poder volvieron las denuncias, los servicios, las fotos y los videos. Un derroche de imágenes que generan emociones intensas y tapan por un rato la hambruna reinante. El Gobierno necesitaba este escándalo para tapar la suba de la pobreza al 55%, la indigencia al 20% y el rebote de la inflación al 5,1% de la Ciudad de Buenos Aires. Pero lo más importante, le resultaba imprescindible para el cimbronazo que se viene con la devaluación que planeaba para setiembre y analiza adelantar. La información la tenían desde junio, pero la largaron cuando la tormenta financiera llevó el Riesgo País a 1700 puntos. El gobierno se prepara para una nueva etapa. Javier Milei tiene en su escritorio el proyecto secreto de un decreto para liberar a los genocidas que visitaron sus diputados. El proyecto anti mafia de Patricia Bullrich que permite encarcelar sin orden de un juez ya tiene dictamen en Diputados. Esta semana ingresó al Congreso un proyecto para que las Fuerzas Armadas hagan seguridad interior. El decreto 644 de fin de julio ya les permite participar de la “planificación en la lucha contra el crimen organizado”. Milei ya cambió el orden económico con la Ley Bases y el DNU 70/30. Ahora va por la refundación del orden social. El escándalo de Alberto será una palanca de una enorme fuerza para instalarlo. Todo depende de la fuerza contraria que pueda y quiera presentar el peronismo, un movimiento obligado a renovarse. El acto de La Rioja abre una esperanza.
Alberto Fernández se lleva todas las marcas porque actuó mal en todos los sentidos. Defraudó el contrato electoral, engañó a la población, tuvo un discurso contrario a su vida personal, humilló a quienes no eran como él afirmaba ser y, si todo es lo que parece, golpeó brutalmente a su mujer y madre de su hijo. El daño que le hizo el ex presidente a su familia, a la sociedad, al peronismo y a la democracia aún no es mensurable. Si el PJ no se renueva corre el riesgo de convertirse en el radicalismo. El Instituto Patria se resiste. La posición de Cristina abona la anti política: no se hace cargo de nada; actúa como una comentarista indignada. La ex presidenta es la responsable absoluta de la llegada de Alberto Fernández al poder. Lo eligió en soledad. ¿No conocía la calaña del personaje? Seguramente no en toda su magnitud. Pero si no lo conocía, ¿por qué lo impuso en menoscabo de otros de demostrada capacidad y coherencia que querían competir por la candidatura? Su rol cobra relevancia por la presión que ejerce en este mismo momento por manejar el PJ y transformarse otra vez en la gran electora. Una movida que sería el certificado de defunción del peronismo. La derecha no le está pegando a Alberto que ya era un muerto político; le pega al peronismo todo, al feminismo y al progresismo, a la vez que degrada la política como instrumento de transformación. Una avanzada peligrosa en momentos de reivindicación de genocidas y proyectos anti democráticos.
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Alberto Fernández
La suma de todos los horrores cometidos por Alberto Fernández calza justo en la idea de casta en la que el presidente Javier Milei supo poner el foco. Un presidente que, según su esposa, golpea a su propia familia, que vive de joda, abusando de todas las prerrogativas del cargo mientras la sociedad sufre. El episodio con Tamara Pettinato, que no es culpable de nada, no es menor porque sucede en la Casa Rosada, su lugar de trabajo, en horario de trabajo y durante la pandemia que llegó a impedir a la población despedir a sus muertos. Alberto llegó al poder porque le hizo creer a Cristina que la iba a salvar del acoso judicial. Ese es el único dato que la ex presidenta sopesó, el único atributo que Cristina creyó ver y la decidió por él. Ni eso hizo. Ni siquiera intentó limpiar una justicia desprestigiada que solo sirve para hacer operaciones y ser funcional al establishment económico que claramente representa. Su logro fue conseguir que Argentina fuera uno de los países con menos exceso de mortalidad del mundo en la pandemia, al mismo nivel de las potencias europeas. Pero ya no vale nada políticamente porque la lucha contra la pandemia fue un esfuerzo colectivo y el ex presidente los engañó a todos. La desquiciada vida de Alberto durante su presidencia que hoy sale a la luz le pega de lleno al sistema de representación política e invita al que se vayan todos.
Cristina y el peronismo
El comunicado de la ex vice de Alberto en el mismo tono que podría hacerlo un ciudadano común y corriente juega a favor del Gobierno y sus personajes de La Casta. La idea de La Cámpora de comparar las discusiones entre Alberto y Cristina con los golpes que recibió Fabiola es una falta de respeto a la víctima. Mientras se conoce en profundidad al hombre que Cristina puso en la presidencia de la Nación, la ex presidenta intenta quedarse con la presidencia del Partido Justicialista que aún ostenta Alberto Fernández poniendo a Wado de Pedro en ese lugar y apoya a Máximo Kirchner en su trabajo de desgaste al Gobernador Axel Kicillof. La idea del Patria es que el próximo presidente debe ser el tercero en la línea de poder: Cristina lidera, Máximo conduce y el presidente que Cristina elija maneja el día a día. Cristina ya había puesto a dedo a Daniel Scioli en 2015, cuando obligó a bajarse de la carrera a varios postulantes, Agustín Rossi, Felipe Solá y Jorge Taiana entre ellos. Les pidió un baño de humildad. “La presidencia no es para cualquiera”, dijo en ese momento. En 2019, mientras Agustín Rossi y otros políticos del partido recorrían el país, con un video de YouTube erigió al presunto golpeador de la Rosada sin consultar a nadie. Jamás dio explicaciones de por qué eligió en soledad a Alberto Fernández ¿Por qué Alberto era más que Rossi, Solá y Taiana? A esta altura se sabe que fue porque Alberto le vendió que era amigo del fiscal Carlos Stornelli, el juez Julián Ercolini y otros miembros del Poder Judicial que la iban a sacar de sus problemas. Cristina, perseguida por los jueces y medios del Lawfare, priorizó su delicada situación a la elección de un buen presidente para todos los argentinos. No lo menciono por cargarle la culpa a ella de los desaguisados de Alberto en este grave momento; lo hago porque luego de elegir a Alberto, al hoy Mileista Daniel Scioli y a Sergio Massa, ahora pelea con todo lo que tiene para elegir el próximo candidato del peronismo. Es un buen momento para pensar en los miles de jóvenes que mandó a militar a Alberto y hoy se ven defraudados. Es una carga pesada para el Peronismo. Para terminar, vale hacer una aclaración: Cristina no tenía idea de que elegía a un golpeador y estoy seguro de que si lo hubiera sabido no lo hubiese elegido aunque lo necesitaba en lo personal. Lo que sí sabía era que le gustaba la joda.
La derecha al ataque
El gobierno de Milei se indigna, como todos, por las fotos de Fabiola golpeada, pero quiere perdonar y liberar a secuestradores, violadores, torturadores y genocidas. La derecha que maneja la causa, mueve a los servicios de inteligencia y a sus operadores mediáticos no apunta contra Alberto Fernández que ya no tenía más chances antes de que salieran a la luz sus imperdonables conductas: apunta contra todo el peronismo y contra la ideas que el peronismo representa. En sus medios se pone la foto de Alberto al lado del condenado por abuso sexual José Alperovich y la de Fernando Espinoza recién denunciado por abuso sexual que aún no fue juzgado. Con eso gritan que el peronismo es un partido de golpeadores y abusadores. Un partido con 80 años de historia definido por algunas conductas individuales, incluso las aún no juzgadas. Se equivocan los políticos que se prendan en la persecución porque en el fondo esto va a golpear a toda la política y con ella a la democracia. El video en el que se ve a Tamara y se escucha a Alberto es el concepto La Casta hecho realidad. Basados en ese video y en las fotos de los dolorosos golpes en la cara de Fabiola el gobierno desprecia a la política y a la democracia en el mismo momento en que propone indultar a genocidas de la última dictadura, ingresa al Congreso proyectos que restringen las libertades individuales e impulsa la vuelta de los milicos a las calles.
MÁS INFO
Luego de la aparición del video de Tamara Pettinato, los trolls de La Rosada comenzaron a tirar nombres de otras periodistas y actrices que, decían, también estuvieron con Alberto. Aseguraban que iban a ir apareciendo más fotos y videos. Con el paso de las horas la caza de brujas crecía. Ensuciaron a mujeres que, como Tamara, no tienen ninguna responsabilidad institucional para crear un clima cada vez más caliente. Los comunicadores que pasan los sábados a la noche “escuchando ópera” con el presidente editaron videos de no más de 15 segundos desvirtuando lo que dijeron otros periodistas para acusarlos de cómplices. Todo el que no se suma a la persecución será perseguido. Por las aberrantes acciones individuales de un hombre la derecha decidió incendiar el país. Quizá deberían pensar que por más que tengan muchos videos seguirán sin tener dólares.
Hace pocos días un trabajador se estrelló con una avioneta contra la empresa que lo había despedido. Los signos de desesperación ante “el mayor ajuste de la historia de la humanidad” se suman. Esta semana un trabajador que no podía pagar su boleto de tren saltó el molinete, la policía lo apresó y la gente que lo rodeaba se le fue encima al uniformado para que suelte al trabajador. Eso quieren tapar exprimiendo al máximo el caso de Alberto, eso quieren reprimir: la respuesta de la gente al hambre que están generando. Milei llevó la indigencia del 9 al 20% en sus primeros ocho meses de poder. Esta semana un juez misionero ya utilizó la Ley Bases y salvó a un empresario de pagar multas por despedir luego de tener 5 años sin registrar a un trabajador rural. La pérdida de derechos de los trabajadores marcha al mismo ritmo que los nuevos negocios para los grandes empresarios que en estos días están blanqueando la guita negra que ganaron estos años. Para eso es necesario un gobierno represivo y que amenaza convertirse en autocrático. La terrible conducta de Alberto le hace perder el respeto a la democracia a esos mismos trabajadores que hoy son perjudicados.
Inmediatamente que se conocieron las fotos de Alberto el Gobierno anunció que venderá el edificio en el que funcionaba el Ministerio de la Mujer. Los hechos conocidos ameritan más cuidado a las mujeres; no menos. Si a una figura pública le pasó todo esto, qué pueden esperar millones de mujeres anónimas. Milei ha mostrado su desprecio por el feminismo, las diversidades y todo intento civilizatorio desarrollado por el progresismo. Ahora, por el comportamiento de un hombre, quiere arrasar con todo. Si hay un activo que debe priorizar el movimiento popular es el feminismo, la gran revolución de las últimas décadas: una lucha genuina de enorme valor moral imprescindible para la reconstrucción del sistema de representación popular que debe contener a un pueblo que sufre sin tener muy claro por culpa de quién.
Quintela, Kicillof y el aire fresco que llegó de La Rioja
El aire fresco y la esperanza llegó desde La Rioja. Ayer el gobernador Ricardo Quintela presentó una nueva Constitución que otorga al pueblo derechos primarios y de nueva generación. El derecho al agua, a Internet, a una Asignación Universal y un compendio de artículos que ponen al hombre y la mujer en el centro de la política y no al capital concentrado como propone la derecha. Ahí estuvo, al lado de Quintela, el Gobernador de la provincia de Buenos Aires, Axel Kicillof, con un mensaje Federal. Kicillof no es el candidato a presidente del peronismo. Es el gobernador de una provincia que contiene al 40% de la población y genera el 40% del PBI. Y desde ese lugar contrapone un proyecto antagónico al del presidente y se hace cargo de los abandonados por Milei. Entrega los alimentos que Milei niega, los remedios que el presidente no quiere dar, hace las obras que el Gobierno frena. Hoy funge como un factor de esperanza a la vez que evita que la provincia se incendie y se lleve puesto a Milei y tal vez a la democracia. La foto de Kicillof y Quintela, sus discursos y sus obras aparecen como un aún breve oasis en el desierto para un pueblo trabajador sediento de nuevos liderazgos que lo representen.