El Frente de Todos llegó a 2021 unido. Aunque la pandemia por el coronavirus siga, no volverá a haber 400 muertos por día. Aunque la crisis económica continúe, el PBI ya no caerá un 30% como en el segundo trimestre de 2020. Lo peor pasó y el frente sigue unido.
La derecha tomó nota: sabe que el peronismo unido ganará las elecciones. La manifestación del 17 de octubre y la del 27 por el aniversario de Néstor Kirchner revelaron la verdadera relación de fuerzas en las calles. Los pocos terraplanistas que salieron a protestar en las fechas patrias volvieron a sus casas.
El acto de La Plata con Alberto, Cristina, Axel Kicillof, Sergio y Máximo fue el sello. El peronismo ganará las elecciones y el Poder Económico lo sabe.
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Empezó el año electoral y la derecha en vez de correrse al centro a buscar los votos ganadores, se radicaliza: “Si no puedo ganar no te voy a dejar gobernar”, razonan. Esta semana trolls que trabajan para Elisa Carrió organizaron una campaña de fake news contra la vacuna.
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La Mesa de Enlace se reúne para decidir un paro empresario con cese de comercialización y control de carga. Los cortes de ruta ya se están organizando. La Corte escribe un fallo contra el ANSES. Casación va por Amado Boudou.
Cambiemos no apuesta a las elecciones. Ya no pelea por los votos del centro, se los regala a Alberto, porque sabe que al peronismo unido no se le gana. La derecha se radicaliza y busca gobernar sin estar en el Gobierno.
Alberto se queda con el centro y con sus votos, evitando conflictos; pero al evitarlos no mejora la vida de la población: sin conflicto no hay paraíso.
Uno apuesta a ganar elecciones; el otro a mantener sus privilegios aprovechando la tibieza de las posiciones de centro sostenidas para ganar elecciones.
¿Por qué Alberto cree que Clarín va a reflexionar y va a empezar a comportarse como un medio de comunicación? ¿Por qué Magnetto haría eso si actuando así es tan o más poderoso que el presidente? ¿Por qué razón abandonaría el trono que consiguió?
Las criticas públicas del presidente a los medios sin consecuencias en los hechos aparecen como muestras de impotencia, por repetitivas e inconducentes. La derecha no juega a ganar; juega a mandar.
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¿Y el Gobierno? La mayor parte de nuestros pesares se relaciona con lo heredado de Mauricio Macri. Incluso la trama social de la pandemia. Porque si no nos hubiera dejado en default podríamos haber pedido prestado para cuidar mejor al pueblo.
La segunda responsabilidad, obvio, cae sobre la pandemia: un enemigo invisible a nuestros ojos y por eso más peligroso, que nos pone a elegir entre encerrarnos o enfermarnos. Pero tanto la herencia como la pandemia se pueden transitar de distintas maneras.
Si el campo tiene ganancias en dólares que triplican las de 2015 y once millones comen en comedores algo está mal. Pero nadie habla de subir las retenciones al maíz, trigo y girasol, que son la mitad que en 2015. Si las empresas más grandes del país ganaron más plata en 2020 que en 2019 y el 50 % de la población es porque equivocamos el rumbo.
La inflación de 2020, año en que estuvimos encerrados y dejamos de consumir gran parte de los bienes y servicios habituales, fue del 36%. Pero la de los últimos 3 meses, cuando salimos a consumir, es muy superior. En diciembre fue del 4%. Si anualizamos el último trimestre, el que comenzamos a consumir, da 50%.
El precio del asado en Argentina es un dato político, como la baguette en Francia o la tortilla en México.
El gobierno corre de atrás; llega tarde y entonces pierde. O perdemos. Porque el gobierno gana elecciones y nosotros perdemos asados.
Repasemos tres casos: dólar, asado y contagios.
La decisión de intervenir en el precio de la carne regulando las exportaciones del maíz que se utiliza para engorde llegó tarde, cuando ya había duplicado su precio. Subió de 7500 a 15 mil la tonelada. No va a bajar a la mitad.
Y es el precio del dólar el que está restringiendo la oferta de maíz. Maíz no falta. La cosecha es récord y queda suficiente para argentina y exportación. La cosecha fue de 50 Millones de toneladas y el mercado interno consume 35. No venden porque no hay precio del dólar cierto.
El movimiento fue muy similar a lo que pasó con el dólar informal y el contado con liqui. Lo dejaron subir de 80 a 200. Llegaron tarde. No va a bajar a 80.
Ahora con los contagios:
Esta semana se anunciarán duras restricciones por el aumento de los contagios. Tarde: ya pasamos las fiestas juntos. Los pibes que hacen meses salen de joda pasaron las fiestas con los abuelos que si se contagian se mueren. TARDE. OTRA VEZ.
El sistema de decisión es el que hace que siempre lleguen tarde. El del Frente de Todos. No hablo solo del Ejecutivo.
Y ese es un tema que algunos altos exponentes del FDT empiezan a plantear.
Es un sistema de volantazos. Dejo que el dólar suba, suba, suba hasta que Cristina mandó a su equipo económico de 2015 a que lo baje. No fue Guzmán. Fue tarde y no fue Guzmán. Y no va a volver a 80.
Con la carne pasó lo mismo. Subió, subió, subió, hasta que Cristina dijo que había que alinear precios y salarios. Tarde. Otra vez.
Así, no tenemos un sistema liberal, como el que parece que preferiría el equipo económico de Alberto, ni heterodoxo, como sabemos quiere Cristina. Los integrantes del FDT debieron armar un sistema de decisiones ANTES de asumir. No lo hicieron. Hay que armarlo ahora. No va a ser lo mismo: siempre tarde es peor.
Antes de asumir las cuentas estaban claras. La mayor parte de los votos los puso Cristina. Una parte Massa. Otra Alberto, como artífice de la unidad y tejedor de alianzas varias. Axel la rompió en Provincia. Pero pasaron cosas. La pandemia llevó a Alberto hasta un 80% de imagen positiva en abril, mayo. Bien ganado. Hoy mismo sostiene adherentes ajenos a Cristina. ¿Cuántos? Difícil de medir.
Hace un año no existía el albertismo. Hace seis meses existía en la mente de un grupo de funcionarios. Hoy Alberto habla de albertismo. “El kirchnerismo te lleva al paraíso a patadas en el culo, el albertismo dialogando y negociando”, suele decir el presidente.
Y bien visto se ganó su derecho a pensar así, a pensar que existe el albertismo. Se lo ganó a fuerza trabajo y algunos goles, pagados con kilos y ojeras. Así y todo deben sentarse a armar un sistema de decisiones.
Ahora bien: se lo mida como se lo mida la mayoría de los votos siguen siendo de Cristina. Así, la orientación general debería ser la de ella.
¿Como se congenia esa primacía con el actual gabinete?
Es que son tan distintos..: Porque aún si decide Cristina sería como un equipo seleccionado por Menotti y dirigido por Bilardo.
Guzmán le dice a quien quiera oírlo que la inflación actual se relaciona con la emisión: “Emitimos, los pesos se fueron al dólar, el dólar subió y arrastró los precios”, explica.
Su plan es subir las tarifas un 40% para todos menos para el 40% más pobre.
Es un buen tipo. Es un tipo brillante. Pero alguien me explica por qué tenemos a un académico sin experiencia en la vida pública ni privada, que se fue en 2007 a Estados Unidos, tratando de entender por qué en Argentina el maíz hace un año costaba 7500 y ahora 15.000 y encima muchos lo venden a 20 mil. Por qué le pedimos al tipo que entienda cómo manejar 17 tipos de cambio distinto. Lo hubiéramos dejado solo con la deuda, que es para lo que se preparó.
Pero además el gobierno debería revisar este temita de los buenos modales.
El gobierno le pide a tipos que están haciendo campaña para que la gente no se vacune y se muera que reflexione.
¡¡¡Clarín hace campaña contra la vacuna!!! Y les juro por la memoria de mi madre que los principales funcionarios del gobierno me dice que las cosas con Clarín están mejor.
¿¿La relación con Clarín no debería ser materia de debate en el Frente de Todos?? Creo que sí.
Empezó 2021 y las cartas están sobre la mesa: uno quiere ganar y el otro quiere mandar.
El Frente de Todos debe ganar y mandar. Porque un gobierno con 50 mil muertos, el dólar a 140 y el asado a 600 pesos no es un buen gobierno.
El Frente de Todos debe ganar y mandar. Para eso tienen que reunirse, diagramar un sistema de decisiones, un plan de gobierno y poner funcionarios que sepan y quieran jugar ese juego.
Porque un gobierno con productores agropecuarios con las ganancias en dólares más altas de la Historia y 11 millones comiendo en comedores no es un buen gobierno, aunque gane elecciones.