El presidente Alberto Fernández destacó al Juan Domingo Perón del '73, al "león herbívoro", para resaltar la capacidad de persuasión y de conseguir objetivos a través del diálogo. "El poder no pasa por quien tiene la lapicera sino por quien tiene la capacidad de convencer", afirmó para posicionarse frente al reclamo de la vicepresidenta Cristina Kirchner para que use la lapicera que ella le facilitó al nominarlo candidato. Fernández utilizó el encuentro en la CGT para marcar diferencias y hacer una nueva defensa de su gestión, destacando los datos de crecimiento de la actividad, de empleo y de recaudación aunque -ironizó- "no hago grandes actos, ni doy grandes discursos". Finalmente, hubo cinco gobernadores presentes y también algunas ausencias llamativas.
Mucha expectativa se había generado alrededor del acto. El primer capítulo de un homenaje a Perón en dos tiempos, que este sábado cerrará Cristina en Ensenada. Además de presidente de la Nación, Fernández también es el presidente del PJ y utilizó el histórico salón Felipe Vallese de la CGT como sede para la actividad oficial, decisión que generó diferencias en la conducción de la central. Por ejemplo, mientras dos de los secretarios generales -Héctor Daer y Carlos Acuña- flanquearon a Alberto sobre el escenario, faltó el tercer integrante, Pablo Moyano, quien seguramente estará en el acto de Cristina. Quien sí participó, en cambio, fue su padre, Hugo Moyano.
En el primer tramo de su mensaje, Fernández hizo un recorrido por la trayectoria de Perón. Resultó una introducción para concluir en una exaltación al viejo líder en su vuelta del exilio y del abrazo con Ricardo Balbín, que empleó para marcar distancia con el kirchnerismo, que le reclama un estilo más confrontativo contra los poderes concentrados. "Para crear valores lo mejor es acordar, llegar a acuerdos", dijo en su interpretación de aquel Perón. "Convencer es una tarea más ardua, pero más segura. Perón convenció a millones de argentinos que hasta el día de hoy lo sienten vivo. Nunca necesitó de una lapicera", agregó. Seguro que la vicepresidenta tendrá algún comentario sobre esta reflexión.
Uno de los aspectos políticos que se esperaban conocer tenía que ver con las presencias. Finalmente, hubo cinco gobernadores sentados en las primeras filas: Axel Kicillof (Buenos Aires), Jorge Capitanich (Chaco), Raúl Jalil (Catamarca), Ricardo Quintela (La Rioja) y Osvaldo Jaldo (Tucumán). Al tratarse de un acto del peronismo bonaerense, Kicillof también será parte del encuentro en Ensenada. El Presidente llegó a la sede de la CGT a las 18 y antes de hablar pasó por el cuarto piso del edificio para conversar con los jefes gremiales. Además de Daer, Acuña y Moyano estuvieron Andrés Rodríguez (UPCN), Gerardo Martínez (Uocra), Armando Cavalieri (Comercio), Antonio Caló (UOM), Juan Carlos Smith (Dragado), Amadeo Genta (Municipales) y Mario Calegari (UTA), entre otros. Daer, que llegó poco antes del acto desde Brasil, asumió los errores de comunicación que hubo en la organización.
El gabinete participó casi a pleno. Una ausencia llamativa fue la del ministro de Desarrollo Productivo, Daniel Scioli, quien se excusó en una decisión administrativa que tomó por la tarde, relacionada con la restricción de las importaciones que viene reclamando la vicepresidenta para cuidar las reservas. En contrapartida, estuvieron el ministro del Interior, Eduardo "Wado" de Pedro, y el de Justicia, Martín Soria, los más cercanos a la vice. Otro ausente fue el presidente de la Cámara de Diputados, Sergio Massa, que prefirió hacer una recorrida por el municipio de Malvinas Argentinas. Lo decidió en medio de una nueva ola de rumores sobre su posible llegada al gabinete junto a algunos economistas de su confianza. Lo cierto es que el ministro de Economía, Martín Guzmán, presente en el acto, recibió esta semana un fuerte respaldo por parte del Presidente.
En su mensaje, Fernández resaltó el crecimiento sostenido que muestra el país desde la salida de la pandemia, la creación de 1.200.000 nuevos empleos y el incremento del 82% en la recaudación fiscal. En este punto, se detuvo a leer un whatsapp que dijo le había enviado la titular de la AFIP, Mercedes Marcó del Pont, otra de las apuntadas por la vicepresidenta. También se ubicaron en las primeras filas los referentes de las organizaciones sociales como Emilio Pérsico, del Movimiento Evita, Daniel Menéndez, de Barrios de Pie, y Luis D'Elia. "No es una discusión de planes sociales, la economía popular es una realidad", marcó Fernández, en otra de las diferenciaciones respecto al último mensaje de la vice. No hubo movilización acompañando al acto, sólo algunos cientos de militantes que no llegaron a aportar el calor de las grandes citas del peronismo. Sólo el legendario Tula aportó algo con su bombo solitario. Pero no es un ítem que desvele al albertismo, sabe que ahí no puede medirse.
El cruce de mensajes entre el presidente y la vice se da en un momento especial. Fernández ratificó esta semana su intención de presentarse a la reelección y competir en las PASO del Frente de Todos con quien desee hacerlo. Fue una respuesta a las versiones que surgieron desde el Instituto Patria respecto a una posible candidatura de Cristina o, en su defecto, de alguien que represente al kirchnerismo. "La fase moderada está agotada", confirmaría luego el ministro bonaerense y secretario general de La Cámpora, Andrés Larroque. Con su discurso recordando al Perón del '73, Fernández pareció aceptar el reto.
"El Presidente se siente referente de este sector, algo que vendría a ser el peronismo no cristinista", analizaba un funcionario a la salida del acto. Consideraba más preciso decir "no cristinista" que "no kirchnerista", dado que algunos funcionarios alineados al Presidente como Agustín Rossi, Aníbal Fernández o Daniel Filmus están identificados como kirchneristas. "Evidentemente, él se para en un lugar diferente al de Cristina, a quien igualmente todos reconocemos como una gran líder política. También pensamos que es momento de intentar otra cosa y Alberto mostró cifras que le dan argumentos para reivindicar su gestión", completaba. Como última reflexión optaba por descartar un cambio de gabinete. "Dejemos a Guzmán donde está. Con casi nada, esta semana frenó una corrida. Si se llega a ir sería el principio del fin", concluía.