El cambio climático y la arquitectura del sistema financiero mundial aparecen como los dos grandes temas en la agenda de cara al encuentro global de líderes que se llevará a cabo en los próximos días por partida doble, cuando a partir de este sábado los jefes de Estado se den cita primero en Roma, para celebrar la cumbre anual del G20, y a continuación en Glasgow en la Conferencia de la ONU sobre Cambio Climático.
Con ese rumbo voló Alberto Fernández, que tendrá en las próximas jornadas la oportunidad única de exponer la situación argentina ante sus pares de manera presencial, tanto en ambos plenarios como a través de un rosario de reuniones bilaterales que enhebrará casi sin pausa durante su viaje. Una solución para la deuda impagable con el Fondo Monetario Internacional (FMI) es lo que vino a buscar; la agenda verde una posibilidad para acercarse a eso.
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Los planes para financiar a nivel global una recuperación económica robusta tras la crisis causada por la pandemia de coronavirus también tendrán un espacio importante en la agenda de los países más importantes del mundo, así como el análisis de la respuesta sanitaria durante los dos años que pasaron y el debate sobre la propiedad de las patentes de vacunas que aún no llegaron hasta los países más pobres, lo que significa un riesgo para todos ante la aparición de nuevas variantes.
Roma será la sede de un nuevo cara a cara, el segundo, entre el mandatario argentino y la titular del FMI, Kristalina Georgieva, en la recta final de las negociaciones para refinanciar el pasivo de 44 mil millones de dólares que dejó el gobierno de Mauricio Macri en el tramo final de su mandato. Dos urgencias se contraponen: la deuda externa, que compromete la solidez de la economía del país, y la interna, donde se entrecruzan necesidades sociales y políticas impostergables.
La agenda de reuniones cara a cara de Fernández también incluye a la canciller alemana Ángela Merkel, en su última actividad internacional antes de concluir su gobierno de 16 años; a la titular de la Comisión Europea, Úrsula von der Ley; al presidente del Consejo Europeo, Charles Michel y al director general de la OMS, Tedros Adhanom Ghrebreyesups. También tendrá un encuentro con la reina de Holanda, la argentina Máxima Zorreguieta.
También compartirá encuentros con sus pares Pedro Sánchez, presidente de gobierno de España; Emmanuel Macron, presidente de Francia; el primer ministro canadiense, Justin Trudeau; Carlos Alvarado Quesada, mandatario de Costa Rica; y Guy Parmelin, presidente de la Confederación Suiza. La agenda todavía está abierta y con expectativas: la posibilidad de un mano a mano con el norteamericano Joe Biden, aunque difusa, podría coronar la gira.
Las charlas con el FMI, avanzadas
Al desembarco europeo de Fernández lo precedió el acto por el aniversario de la muerte de Néstor Kirchner, que sirvió al mismo tiempo para consolidar las posiciones al interior del Frente de Todos respecto a cómo se debe llevar adelante esa negociación y para que el Presidente viaje con un mandato firme y claro a la hora de sentarse con sus interlocutores: es imposible plantear el pago de la deuda si no hay un sendero de crecimiento sostenible para el país antes.
En la cabeza del mandatario eso se traduce en conseguir la reducción de las sobretasas de interés, que podrían significarle a la Argentina un ahorro de más de mil millones de dólares por año, y en avanzar en un mecanismo que otorgue mayores plazos para devolver lo adeudado. Por estas horas el FMI estudia adoptar una tercera línea de créditos, un "fondo de resiliencia", con mejores condiciones que los acuerdos contemplados en la actualidad, que funcionaría en ese sentido.
Las charlas sobre un acuerdo alrededor de un programa para la Argentina están avanzadas, sostienen altísimas fuentes de la delegación, y no incluyen condicionalidades que impliquen reformas estructurales, como sugirió esta semana un documento del Fondo. El recorte de sobretasas podría resolverse pronto. El fondo de resiliencia, en cambio, no estará listo hasta el 2023, pero Fernández propone incluir una cláusula que permita adherir a cualquier mejora que se apruebe tras la firma.
Tanto la baja de tasas como la implementación de un tercer programa del fondo recibieron hace pocas semanas el apoyo de los ministros de Finanzas del G20, que recomendaron al FMI avanzar en esa dirección. Fernández viajó a Roma a buscar que los jefes de Estado hagan lo mismo y esa iniciativa quede plasmada por escrito el domingo. No se trata del final del camino de la renegociación pero sí un paso importante en ese sentido.