En paralelo a un mes caliente en el Congreso de la Nación, con debates que pintarán de pies a cabeza a los integrantes de Juntos por el Cambio, la alianza opositora se encamina a encarar semanas importantes para inaugurar el armado electoral del 2023. Mientras los dirigentes construyen internas dentro de cada partido, la coalición hará lo posible para federalizarse, ganar cuerpo, generar liderazgos pero, sobre todo, certezas, objetivos y contenido a una unidad que buscará dejar de ser una amalgama coyuntural para pasar a lograr proyecciones.
Cambiemos tendrá que tomar definiciones interesantes durante febrero. En primer lugar, quedó un tanto opacado el debate por la modificación al Consejo de la Magistratura, que la oposición quiere debatir pero con un proyecto propio, así como también el Consenso Fiscal firmado por todos los gobernadores menos por un Horacio Rodríguez Larreta cada vez más crítico, jugando su interna con Patricia Bullrich. El acuerdo de la Argentina con el Fondo Monetario Internacional tendrá que ser tratado en el Congreso y la alianza ya mostró cierto apoyo al pacto aunque prefirió guardar las consideraciones concretas hasta conocer la “letra chica” del texto y el “plan económico” de crecimiento.
Las posturas, al menos en lo discursivo, no serán unánimes. Gerardo Morales, presidente del radicalismo, ya se mostró propenso al diálogo y remarcó, casi como dueño de Cambiemos, que habrá responsabilidad opositora. Del otro lado, el PRO se plantó un poco más duro. Larreta, con la urgencia de convocar al núcleo duro, cuestionó la ausencia de un plan económico y Gerardo Milman, alfil de Bullrich, volvió a criticar la supuesta demora en el acuerdo. Según él, Juntos por el Cambio hubiera pactado en cinco minutos y de mejor manera. Más allá de eso, el diálogo pasará por el Congreso, no por otros medios. Lo que se diga en redes sociales, en los medios de comunicación, servirá para el show pero las firmas o rechazos estarán en el Parlamento.
En el medio, para cortar el mes, el 18 y 19 de febrero habrá un encuentro con legisladores nacionales de JxC en Santa Fe. Corridos por varios sectores, pero sobre todo por un radicalismo que pidió más federalismo, la alianza eligió descentralizar los encuentros y los diputados y senadores se reunirán sin una agenda establecida pero que seguramente buscará unificar criterios parlamentarios. Lo harán en un contexto bastante particular porque se comenzó a desplegar una estrategia para intentar unificar a sectores no peronistas de la provincia anfitriona dentro del gran sello de Juntos por el Cambio.
Dentro de las cuestiones pendientes para la oposición en materia parlamentaria está la elección de un jefe de interbloque en Diputados, una ausencia que implicó una estruendosa derrota cuando se debatió la suba del mínimo no imponible a Bienes Personales. Desde la UCR, con una definición clave en el tintero, ya alertaron que la unificación de su bloque en la Cámara Baja podría esperar a marzo porque Morales está de vacaciones. Eso podría demorar la decisión de un jefe global. El ágape de febrero también podrá servir para delinear estrategias y temas a proponer durante el período ordinario en el Congreso, muy centrados en la seguridad, en el esquema impositivo, en la modificación de la ley de alquileres, el avance de la iniciativa de Ficha Limpia y Boleta Única.
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La guerra entre porteñismo (o un exceso de AMBA) e interior del país fue escuchada. El enojo de varios dirigentes provinciales quiso ser aplacado y Cambiemos optó por canalizar las demandas con la creación de otras instancias a lo largo y ancho del país. Camino a eso, el 18 de marzo se conformará una mesa federal y ya comenzaron a armar instancias similares en cada una de las provincias. Fue uno de los objetivos fijados el 27 de diciembre, en la última reunión de la mesa nacional del año pasado. Ese día se estableció que esos armados tendrán características locales y que deberán estar todas armadas al finalizar el primer trimestre del 2022. En ese camino están.
El objetivo del año será consolidar armados cambiemitas en todo el territorio, mantener y conquistar otras provincias, sostener las relaciones con dirigentes del interior y ganar cada vez más apoyos. Pero también cada partido jugará su propio juego. Así como en Buenos Aires el PRO se propuso sumar peso para hacerle frente al radicalismo, a nivel nacional también habrá una disputa para ver quién aportará la ancha base que les permita pensar en volver a ser gobierno. Si bien Bullrich celebró el crecimiento de la UCR dentro de la expansión de Cambiemos, si bien Larreta consideró válidas las pretensiones presidenciales de Morales, habrá internas. No sólo de nombres sino también de espacios políticos.