El editorial de Roberto Navarro en El Destape Radio (FM 107.3 y AM 1050) pronunció un editorial acerca del acuerdo por la deuda externa con el Fondo Monetario Internacional (FMI), las ventajas que tiene la derecha en el política argentina y la renuncia de Máximo Kirchner a la presidencia del bloque del Frente de Todos en la Cámara de Diputados.
- El lawfare, la guerra judicial, sacó del poder a Zelaya en Honduras, Evo Morales en Bolivia, Lugo en Paraguay, Dilma Rousseff en Brasil. Persiguió a Correa y Chávez. En Argentina derrotó al peronismo en 2015 con denuncias aberrantes como Nisman o la morsa de Aníbal Fernández. Esa una forma de dictadura moderna que muchos dicen no percibir, fue la que obligó a la conformación de un gobierno contranatura en la que la persona con mayor intención de voto elige a otro como candidato a Presidente.
- Las contradicciones en esa coalición de gobierno se perciben desde un principio. Hicieron eclosión con la carta de Cristina Kirchner y entraron en zona de peligro en estos últimos días. Ambas partes quieren lo mismo: que al Gobierno le vaya bien, ganar las elecciones n 2023 y que la derecha no vuelva. Pero difieren, cada vez de forma más dramática, en la forma de lograrlo.
- Las diferencias constantes van minando la relación llegando a tal tensión que generan el efecto contrario al buscado: así ayudan a la derecha. Hace mucho que el progresismo busca cómo lidiar con la derecha. Los gobierno populares suelen poner a presidentes del Banco Central de derecha. Es una forma de negociación.
- Cómo se negocia con la derecha es uno de los problemas en el Gobierno. El kirchnerismo hubiera querido un medio de confrontación más duro con el FMI aún no llegando a resultados distintos, porque creen que una posición más negociadora compromete entre otras cosas todo el capital simbólico que conforma el movimiento popular que mejoró la vida de los argentinos durante 12 años.
- El kirchnerismo vio caer fuertemente sus votos en la elección anterior. Incluso en algunos lugares en manos de Milei, perdiendo una parte de ese núcleo duro cuya constitución granítica se mantuvo durante muchos años en esa mística que Cristina supo sembrar y que mantuvo a fuerza de nuevos derechos para todos. Ese capital simbólico es el que se va perdiendo en los últimos años y que la conformación del acuerdo, cree Máximo, vuelve a licuar.
- Acá se discute el rumbo, se discute el cómo y esa discusión tensa hasta el límite que puede resultar ruinoso para este proyecto. Lo que no podemos es hundir el barco antes de llegar a la Costa.
- No hay acuerdos buenos con el Fondo. Hay malos, hay muy malos, hay mediocres, hay regulares. Este, a mi juicio, es el menos malo. La discusión tiene que ser quiénes paguen la deuda, que la paguen los que la fugaron. Pero no podemos discutir firmar o no firmar, porque sino firmamos al otro día tenemos un dólar a mil pesos, hiperinflación y el gobierno cae.
- Firmar significa que seguimos vivos y mientras hay vida, hay posibilidad de triunfo. Podemos discutir, lo que no podemos es perder la unidad, porque ese día vuelve la derecha que tanto daño nos ha hecho. Debemos postergar nuestras decisiones personales en pos de la unidad, ellos son terriblemente poderosos. Solo unidos podemos vencerlos, el único enemigo es la derecha.