La gira presidencial por Rusia y China que concluyó hace unos días generó entre nuestros periodistas serios y los opositores de Juntos por el Cambio (dos colectivos que cada día cuesta más diferenciar) un frenesí de rechazo sólo comparable al apoyo entusiasta que ocasionaron las giras de Mauricio Macri por esos mismos países. Recordemos el episodio del empresario chino que tantas expectativas generó al entregarle una tarjeta al entonces presidente.
No sólo Juntos por el Cambio manifestó su rechazo a los acuerdos comerciales firmados por Alberto Fernández, también lo hicieron Javier Milei y José Luis Espert. Para ambos liberales imaginarios, la incorporación del país a la Nueva Ruta de la Seda- un proyecto chino que financiará inversiones y obras por más de 23.700 millones de dólares en el país- es una pésima noticia ya que China es un país tanto “comunista” como “fascista” y “no respeta los derechos humanos”. No deja de asombrarnos que estos economistas que se dicen pragmáticos y exigen al gobierno que aliente las inversiones extranjeras, las rechacen por cuestiones ideológicas. Resaltamos, eso sí, su súbito interés hacia los derechos humanos. ¿Este cambio encomiable los llevará a exigir que Cargill, Nidera y al resto de las grandes exportadoras de granos cesen todo comercio con la república Popular China? Una duda trepidante.
Tal vez inspirada por el inquietante fascismo marxista chino, la ineludible Cristina Pérez- paciente ambulatoria de la Fundación Alfredo Casero para el tratamiento de las psiquis devastadas por el kirchnerismo- denunció el “delirante entreguismo de Alberto Fernández al neo comunismo zarista”, un paradigma novedoso que se estudia en la Waldo Wolff School of Politics.
Este contenido se hizo gracias al apoyo de la comunidad de El Destape. Sumate. Sigamos haciendo historia.
Como ya es costumbre, ningún medio analizó la gira presidencial en base a sus resultados y acuerdos concretos sino a través de la vestimenta de los funcionarios, el uso de bufandas y gorros, el tipo de saludo, las miradas de sus anfitriones e incluso el movimiento de piernas de Vladimir Putin. Según el Teledoctor Castro- experto televisivo en diagnósticos a distancia- dicho movimiento denotaba el agobio del mandatario ruso. Al parecer el supuesto agobio de Putin hacia Alberto Fernández sería un hecho tan indignante como el interés que le manifestaba a la entonces presidenta CFK. Otro maravilloso ejemplo de #IndignaciónCapicúa.
La gira presidencial también generó grandes momentos de asombro en la habitual conferencia de prensa de la vocera presidencial Gabriela Cerruti. Inquieto, un periodista llegó a preguntarle si “a raíz de esos gestos que tuvo (Alberto Fernández) con el comunismo, con Rusia y Xi Jinping, si se está poniendo en la mesa la posibilidad de revisar el sistema político de la Argentina”. Por suerte la vocera descartó que el Presidente buscara abolir la propiedad privada, socializar los medios de producción y entregar todo el poder a los soviets, al menos por ahora.
La humorista Silvia Mercado volvió a sorprender al criticar los “desmedidos elogios” de Alberto Fernández hacia sus pares Vladimir Putin y Xi Jinping, crítica que incluyó también a los embajadores argentinos. Silvia tiene razón, es inaudito que se intercambien elogios durante una gira presidencial. El protocolo diplomático establece el agravio mutuo como norma en las relaciones internacionales. O al menos las anécdotas de fútbol, como ocurría en las giras del ex presidente Mauricio Macri que sí respondían a las expectativas de Silvia Mercado y sus colegas.
Pero quién brilló con luz propia en este nuevo Nado Sincronizado Independiente fue Jorge Faurie, quien cuestionó la incorporación de Argentina a la Nueva Ruta de la Seda con la misma pasión lacrimógena con la que había señalado la importancia de incorporarse a ese acuerdo comercial cuando todavía era Canciller. Elige tu propio Faurie.
Al parecer, los acuerdos económicos con China también son como el colesterol: los hay buenos y los hay francamente malos.
Imagen: Axel Kicillof acuerda la obligación del cuello Mao en toda la provincia de Buenos Aires (cortesía Fundación LED para el desarrollo de la Fundación LED)