Hace unas semanas el ex presidente de la Nación, Eduardo Duhalde, agitaba las aguas de un golpe de Estado en una entrevista televisiva. Luego, con un ridículo accionar, una parte de Juntos por el Cambio montaba un show en el Congreso Nacional, utilizando su ejército de obsecuentes en las redes sociales para enrarecer el clima político de nuestro país. A la par de todo esto, un grupo minoritario, fanatizado y cargado de odio hacia el resto de sus compatriotas, marchaba en contra del aislamiento social, preventivo y obligatorio. Por último y si faltaba algo, Mauricio Macri, también ex presidente de la Nación, festejaba y promovía estas marchas desde la comodidad de su estadía en Europa. Todos malos síntomas que nos llevan a preocuparnos en serio por la convivencia política y democrática que la Argentina se merece.
Nos encontramos, entonces, con actos totalmente irresponsables de una parte de la oposición que atentan contra el respeto democrático. A todo lo citado se le suma en las últimas horas la manifestación de un sector de la Policía Bonaerense frente a la residencia del Gobernador Axel Kicillof. Me cuesta ser ingenuo y no pensar que detrás de todos estos hechos hay un mismo hilo conductor que los atraviesa. Hago un llamado a la reflexión para aquellos que están contribuyendo con esta desestabilización en el medio de la mayor crisis sanitaria que enfrenta el mundo entero en los últimos cien años.
Respecto al reclamo policial, entiendo que es preciso remarcar que todas las personas que cobran un sueldo en la Argentina vienen desde hace años perdiendo poder adquisitivo. Y esto es, en gran parte, gracias al desastre económico de los cuatro años macristas, en los que millones de argentinos quedaron debajo de la línea de la pobreza. A esto se le suma el desarrollo de la pandemia, que ha dificultado cualquier tipo de recuperación. Por todo esto, se puede encontrar legitimidad en la exigencia salarial por parte de la fuerza policial, pero de ninguna manera se pueden aceptar estos aprietes que dejan a millones de personas desprotegidas en medio de esta gran crisis sanitaria. La solución llegará solo con diálogo y con respeto a la voluntad popular.
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Realizamos un abrazo simbólico a la gobernación en apoyo a Axel Kicillof y el gobierno provincial. Ante esta ofensiva irresponsable y desestabilizadora, los movimientos populares estamos atentos y movilizados. Las urnas nos entregaron un resultado contundente el año pasado: más de la mitad de los bonaerenses ha tomado la decisión de acompañar este proyecto. Es imprescindible el respeto hacia la voluntad popular y recuperar la convivencia democrática de nuestra sociedad. Nos encontramos en un momento en el que argentinos y argentinas debemos permanecer en unidad para poder superar los efectos de la pandemia y salir adelante de todos los males que nos vienen aquejando en el último tiempo.