En una columna anterior sobre el perfil del gabinete de Alberto Fernández, y como parte de una investigación mayor con datos del Observatorio de las Elites del CITRA-CONICET-UMET, comenzamos a analizar la composición de género de sus elencos de gobierno. Concretamente, qué peso tenían las mujeres en el total de los cargos más altos de gobierno (ministro, secretario y subsecretario, y cargos de jerarquía equivalente), y cuáles eran las áreas de gobierno más igualitarias en términos de género.
Allí verificamos que el gabinete de Fernández presenta un porcentaje histórico de mujeres ocupando altos cargos, un 37,5%. Un dato muy relevante comparado, por ejemplo, con el peso que tenían las mujeres en los gabinetes nacionales previos, el de Mauricio Macri (2015), con sólo un 23,1% del total, o el de Cristina Fernández de Kirchner (2011), donde las mujeres eran el 22,7%.
Los datos que surgen de esta investigación en curso sugieren que estamos asistiendo a un cambio importante en las dinámicas de reclutamiento de los ejecutivos (al menos, del nacional), y a una mayor atención gubernamental al avance de las agendas de género y a la reducción de las desigualdades. Aun así, es imprescindible continuar profundizando la investigación sobre estas tendencias generales, con el objetivo de colaborar con estos avances en la reducción de la desigualdad de género en los espacios más importantes de la toma de decisiones políticas y gubernamentales.
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Una cuestión central en estos temas es la de las jerarquías. Porque aún dentro de los espacios más altos del poder, también es posible encontrar jerarquías internas que contribuyen con la conservación de las desigualdades, dando origen, por ejemplo, a la ya conocida cuestión del “techo de cristal”.
En los gabinetes en particular, este “techo de cristal” que bloquea el ascenso de las mujeres se ha manifestados de muchas formas: por ejemplo, además de haber sido una minoría, cuando las mujeres han estado presentes en los gabinetes nacionales han sido reclutadas, generalmente, para ocupar las áreas menos relevantes y los puestos de menos jerarquía. ¿Qué sucede en este plano en el gabinete de Fernández? ¿Han logrado las mujeres, además de aumentar su peso relativo dentro del conjunto, comenzar a ocupar posiciones más altas? ¿Ha aumentado la influencia de las mujeres en los procesos de toma de decisiones ejecutivas? ¿Han logrado las mujeres efectivamente romper el “techo de cristal” en estos espacios? Para responder en parte a estas preguntas, observar el panorama que presentaba el reclutamiento de mujeres en los gabinetes de Fernández de Kirchner y Macri será de especial ayuda para lograr una mirada en perspectiva.
Nuestros datos muestran que en el gabinete 2011 de Fernández de Kirchner las mujeres eran una minoría en los tres cargos jerárquicos que estudiamos, con un peso similar en cada jerarquía, pero con una tendencia a ocupar los cargos más bajos. Sobre un total de 16 cargos de ministro (donde incluimos al Jefe de Gabinete), las mujeres eran sólo 3 (19%): Alicia Kirchner, Ministra de Desarrollo Social; Debora Giorgi, Ministra de Industria; y Nilda Garré, Ministra de Seguridad. Este reducido peso de las mujeres se mantenía en las segundas líneas jerárquicas. Las mujeres con cargo de secretarias eran solo un 20% en el grupo de secretarios del gabinete, agrupadas en áreas como Desarrollo Social, Economía y Finanzas Públicas, Justicia y Derechos Humanos, Relaciones Exteriores y Culto, Seguridad y Trabajo, y estaban casi ausentes en las demás áreas de gobierno, donde todos los secretarios eran hombres. Dentro del grupo de las subsecretarías, las mujeres eran sólo un ¼ del total (25%).
En el gabinete inicial de Macri la situación de las mujeres empeoró. De los tres gabinetes que analizamos, es donde la desigualdad de género se presenta con más fuerza. Las mujeres continuaron siendo minoría, pero además su peso en relación con los hombres se redujo en los tres tipos de cargos, salvo en los más bajos (subsecretarías). Sobre un total de 21 cargos de ministro, dado el aumento de carteras implementado por Macri en el momento de asunción, las mujeres continuaban siendo sólo 3 (ahora, un 14%): Carolina Stanley, Ministra de Desarrollo Social; Susana Malcorra, Ministra de Relaciones Exteriores; y Patricia Bullrich, Ministra de Seguridad. La escasa presencia de mujeres en la toma de decisiones políticas se mantenía en las dos jerarquías inferiores. Las mujeres secretarias se habían reducido a sólo el 16% del total de secretarios, concentradas en áreas como Desarrollo Social y Educación. Las mujeres reclutadas por Macri para integrar su gabinete en 2015 lo fueron, siempre hablando en general, para ocupar las posiciones más bajas en las jerarquías: las subsecretarias alcanzaban un 28%.
Nuestros datos muestran que las designaciones de Alberto Fernández en el gabinete no sólo han aumentado su peso en el total, sino además “ascender” en la escala jerárquica, especialmente en las segundas líneas. Aunque continúan siendo minoría en los tres tipos de cargos, avanzaron mucho en el nivel de las secretarías y subsecretarías. Esto no responde a que Fernández haya designado un gabinete con más cantidad de cargos de segundas líneas que Macri (por el contrario, Fernández redujo las segundas líneas en 47 cargos), sino que reclutó para ocuparlos más mujeres que Macri. En el nivel de secretarías es donde más han avanzado las mujeres, 24 puntos más que en 2015, más del doble (del 16% al 40%). Estas mujeres secretarias están distribuidas además con bastante regularidad en las diferentes áreas, siendo Jefatura de Gabinete y Desarrollo Social donde hay mayor cantidad de secretarias mujeres. Las funcionarias avanzaron 10 puntos en el espacio de las subsecretarías, donde ahora representan el 38%, contra el 28% del gobierno de Macri.
Por el momento, los datos de nuestra investigación muestran que hay por lo menos dos espacios importantes que siguen marcando un “techo” al avance de las mujeres. El primero es el de la posición jerárquica más alta del gabinete: el cargo de ministro. Allí las mujeres han avanzado, pero notablemente menos que en las segundas líneas, creciendo del 14% al 19%, con la designación de 4 ministras mujeres: María Eugenia Bielsa, Ministra de Desarrollo Territorial y Hábitat; Marcela Losardo, Ministra de Justicia y Derechos Humanos; Sabina Frederic, Ministra de Seguridad; y Elizabeth Gómez Alcorta, Ministra de las Mujeres, Géneros y Diversidad. El segundo espacio que se encuentra, al menos hasta hoy, a contracorriente de la tendencia general del gabinete de Fernández en términos de género, son aquellas dependencias que, como mostramos en nuestra columna anterior, aún no han designado ninguna mujer para desempeñar altos cargos en la Administración Pública Centralizada: Transporte, Trabajo y Obras Públicas.