Los de Scorpions también se vacunaron con la Sputnik V

16 de junio, 2021 | 05.00

En 1990 pasaron cosas. Mientras vivíamos los efectos de la Caída del Muro, en todas las casas y todas las calles del mundo sonaba la canción Winds of Change que terminó siendo un himno celebratorio de la victoria del capitalismo sobre la experiencia soviética.

En 2021 están pasando cosas. Mientras nos vacunamos con la rusa, con la mexicana o con la china, vemos como en el mundo suena una nueva versión del clásico de Scorpions. El 2do año de la pandemia de Covid es también el año de la derrota definitiva(?) del Ofertismo. El ofertismo es el nombre elegante de lo que conocemos como Reaganomics. La contrarrevolución conservadora liderada por Reagan y Thatcher, que impulsó un retroceso generalizado del Estado del Bienestar, las regulaciones virtuosas y los sistemas tributarios progresivos. 

A fines de los 70´s y comienzo de los 80´s, se imponía como discurso dominante a escala global el paradigma que puede sintetizarse en el lema de la Sociedad Rural que hizo propio el autor intelectual del proceso de reorganización nacional (a.k.a. la dictadura), el ministro de facto Martínez de Hoz, “Achicar el Estado Es Agrandar la Nación”. Esta ola restauradora que proponía el ajuste permanente duró más de 45 años, pero parece que la pesadilla terminó. Veamos cuales son los hechos que nos permiten ilusionarnos.

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  1. Janet Yellen propuso aumentar el impuesto a las ganancias de las empresas para gastar más en obras de infraestructura, educación y salud públicas y capacitación de los trabajadores y las trabajadoras. Yellen es la Secretaria del Tesoro de Joe Biden (a.k.a. la ministra de economía yanqui). En su propuesta dijo más o menos que hasta ahora los países competían para atraer inversiones bajando sus impuestos (te están hablando a vos Ofertismo) y que esa carrera terminaba perjudicando a todos los competidores (race to the botton). La compañera Yellen es compañera de George Akerlof quien fue premiado con el nobel de economía junto con su compañero de aventuras académicas, nuestro ya conocido Joe Stiglitz. 
  2. La Revista The Economist, uno de los medios más respetados en el mundo de los negocios, ha publicado recientemente una investigación que da por tierra con uno de los latiguillos más comunes de los economistas de derecha, “el salario mínimo crea desempleo”. La nota cita nuevos trabajos publicados en EEUU y en Gran Bretaña que dan cuenta de los efectos positivos que tiene el establecimiento del salario mínimo sobre los salarios de bolsillo de los trabajadores peor pagados.
  3. La OECD es el grupo de países más desarrollados del planeta. Esta semana, se produjo una noticia de fuerte impacto sobre nuestras vidas, aunque llevará tiempo que nuestros bolsillos se den cuenta de ello. Los países más poderosos acordaron implementar una cruzada contra las empresas multinacionales y las guaridas fiscales. Proponen un cambio en el sistema tributario internacional para que las empresas paguen sus impuestos donde se generan sus ingresos por ventas y que no utilicen más la contabilidad creativa para derivar sus ganancias a las guaridas fiscales.
  4. Hace una semana se conocieron las Tax Leaks. ProPublica publicó un informe basado en información interna del IRS (Internal Revenue Service) sobre el pago de impuestos de los hombres más ricos del mundo. Los dueños de las empresas más grandes del planeta Tierra en los últimos 15 años han pagado en promedio impuesto sobre sus ganancias por apenas el 4% de sus ganancias gracias a que aprovechan al máximo las oportunidades de elusión que existen en la legislación tributaria vigente en EEUU. Esta noticia la debemos vincular con dos publicaciones que ha realizado el FMI en los últimos meses. En el libro “Corporate Income Taxes Under Pressure”, sus autores explican que los países en desarrollo no se han subido a la moda de reformas en el impuesto a la ganancias de los países desarrollados de los últimos 30 años que han ido reduciendo su presión tributaria sobre las empresas compensandola con una mayor carga fiscal sobre sus accionistas, debido a las menores capacidades institucionales de sus administraciones tributarias (a.k.a. no pueden cobrarle impuestos a los accionistas porque no pueden controlar las prácticas elusivas y evasivas). En el working paper “A Firm Lower Bound: Characteristics and Impact of Corporate Minimum Taxation” los investigadores del FMI explican que los países desarrollados han bajado sus alicuotas sobre las empresas en 20 puntos porcentuales desde 1980 como respuesta a las estrategias de planificación fiscal implementadas por las empresas multinacionales para derivar sus ganancias a las guaridas fiscales.

¿Los vientos de cambio también suenan en la Argentina? 

Es la pregunta que todes ustedes que leyeron hasta acá se estarán haciendo…

Tenemos señales encontradas. Mientras que el gobierno intenta alinearse a los nuevos vientos con reformas tributarias progresivas, el establishment genera cambios institucionales que lo ponen de frente a los vientos de cambio.

Desde diciembre de 2019 con la ley de Solidaridad Social y Reactivación Productiva el sistema tributario argentino ha venido ganando en progresividad. La reversión de la reforma regresiva del Impuesto sobre los Bienes Personales que aplicó el gobierno de Macri generó que en 2020 su recaudación se multiplicara cinco veces respecto a 2019. En 2020 la recaudación tributaria creció 1,56 puntos del PBI con respecto al 2019. El impuesto sobre los bienes personales explica el 41% de ese incremento.  El nuevo impuesto PAIS sobre las operaciones en moneda extranjera contribuyó con el  31%, mientras que las reformas del impuesto a las ganancias de las empresas (congelamiento de la reducción de la alícuota del 30% al 25% prevista por la reforma macrista) explicaron el 27% del boom recaudatorio. Efectivamente, como propone Yellen para EEUU, en Argentina estamos presenciando una reforma tributaria progresiva que financia mayores gastos en obras públicas, viviendas y  políticas sociales.

Mientras tanto estalló una interna al interior de la principal gremial empresaria del país, la Unión Industrial Argentina. La UIA eligió nuevas autoridades hace pocos días. Fue elegido como presidente el abogado especializado en derecho laboral, Daniel Funes de Rioja. Un dato de color que sirve para explicar quien es Funes de Rioja es acceder al sitio https://www.funes.com.ar/es/ . El estudio de abogados del nuevo presidente de la UIA se presenta como “Alta Especialización Laboral”. Recordemos que el ex presidente Macri había dicho durante su gobierno que en Argentina existía una mafia de “abogados laboralistas” liderada por nuestro héroe Hector Recalde. Evidentemente, los abogados que asesoran en derecho laboral a las multinacionales no son abogados laboralistas sino que son abogados con alta especialización laboral. La elección semántica siempre es una posición política e ideológica.

Parece ser que la interna explotó por el incumplimiento del sector empresario que representa Funes de Rioja del acuerdo de caballeros negociado con el sector encabezado por el Vasco De Mendiguren. El vasco hizo público que ambas partes habían acordado la nueva conducción estaría encabezada por Funes de Rioja como presidente y por el propio De Mendiguren como vicepresidente pero pasaron cosas. El grupo Techint habría vetado ese acuerdo. 

A contramano de los nuevos vientos que soplan a favor del abandono definitivo del ofertismo y la flexibilización laboral, el establishment parece organizarse para resistir estos cambios y mantener su constante prédica a favor de la precarización laboral y el debilitamiento del poder del Estado. 

En ciertas  oficinas de la Avenida Leandro N Alem sigue sonando esta canción como desde hace 31 años.