Con la de México este 24 de agosto, suman ya tres las Cumbres de la Acción Política Conservadora, organizadas en lo que va del año, por sus principales referentes locales, como ámbitos destinados a recaudar fondos y crear acontecimientos políticos para desplegar lineamientos en territorios que no gobiernan pero aspiran a conquistar.
Ante atentos escuchas, rigurosos pagadores de membresías y entradas, despliegan sus casos de éxito, exhiben a sus asesores de comunicación y marketing digital y ofrecen soluciones para temas que les preocupan, como lo que llaman la ideología de género, las amenazas a la institución familiar o la migración.
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Así ha sucedido a comienzos de este año, en Washington, Estados Unidos, bajo la promoción de la Unión Conservadora Estadounidense, en un evento que duró 4 días y reunió figuras como el recién reelecto presidente de El Salvador, Nayib Bukele; el líder del partido de derecha español Vox, Santiago Abascal; Donald Trump y Javier Milei, quienes dejaron para la posteridad un video en el que el presidente argentino desbordaba de emoción al conocer a Trump.
La próxima ocurrió los días 6 y 7 de julio en Brasil, Camboriú, donde Bolsonaro obtuvo más del 70% de votos en 2022. Organizado por Eduardo Bolsonaro, el encuentro, que se extendió por 2 días, aglutinó al arco político conservador brasileño y contó con la participación especial del chileno, Antonio Kast, el mexicano Eduardo Verástegui y el Presidente Javier Milei, quien al mismo tiempo evitó presentarse en la Cumbre del Mercosur, que se realizaba en Paraguay, en medio de una escalada de tensiones con el presidente brasileño Lula da Silva.
Desde Camboriú los conservadores dieron un espaldarazo al inhabilitado para participar en el terreno político hasta 2030, Jair Bolsonaro y afirmaron que la derecha saldría fortalecida de dicho evento, además de abogar por el vaciamiento de los bloques de integración regional para ser sustituidos por acuerdos comerciales con EEUU, que según expresaron también en esa cumbre, aspiran a que sea gobernado por Donald Trump. El evento, también contó con un potente discurso de Michelle Bolsonaro a quien pretenden catapultar en las próximas elecciones.
Más amesetada y con solo un día de duración, la cita mexicana de este 24 de agosto cayó en desgracia cuando el promocionado presidente argentino, declinó su participación. Kast y el ahora anfitrión Verastegui, además de Carlos Leal, otro referente político conservador mexicano y Eduardo Bolsonaro, dijeron presente a la cita que, bajo el lema Freedom Fighters “La evolución del pensamiento y la política”, convocaba en su página oficial a debatir ejes como la política económica, la seguridad, la educación, la política exterior y los valores tradicionales.
Casualmente en México recientemente fue promulgada la primera presidenta mujer, Claudia Sheinbaum, tras haber prometido llevar adelante el segundo piso de la cuarta transformación, que impulsó Andrés Manuel Lopez Obrador. Aún en funciones, el presidente mexicano batalla con los medios, el poder judicial y el arco político opositor para llevar adelante una reforma judicial.
La raíz neofacista, los entramados y el capitalismo digital
Estas expresiones políticas se encuentran en franco ascenso desde 2016, cuando la llegada de Donald Trump a la Casa Blanca habilitó y permitió observar, en más de un país del mundo y especialmente en América Latina, la constitución de fuerzas sociales, armadas moral y materialmente en una clave neofascista y en representación de una trama económica particular de los Estados Unidos y de nuestro continente.
La ultraderecha actual -que podría nombrarse como neofascismo del siglo XXI- no representa sólo figuras “monstruosas” en las políticas domésticas de cada país. Son actores políticos que expresan en el sistema institucional la articulación de actores económicos, financieros, mediáticos y de inteligencia (disfrazados de Consultoras, Centros de Estudios y Fundaciones), y múltiples expresiones de masas, como el neopentecontalismo evangélico, y hasta de “choque” callejero, como el paramilitarismo, el narcotráfico y los “grupos de tareas” que accionan violentamente cuando es necesario.
Pese a que a primera vista no presentan homogeneidad en cuanto a programas económicos y a los sectores económicos locales que los soportan y los promueven, decíamos en reflexiones anteriores que el neofascismo tiene, de distintivo y particular, un nacionalismo de cartón y un furibundo antiestatismo, propio de una férrea defensa del dogma neoliberal (citas de Von Hayek o Friedman, incluidas) y de un capitalismo irreversiblemente transnacionalizado. En algún punto, este neofascismo es la expresión ideológica reaccionaria al “desorden” que viene imponiendo la emergencia económica, financiera, tecnológica y digital de China en “Occidente”.
Estas fracciones neo reaccionarias, se muestran además virtuosas en la lectura de la fase digital hacia la que transita el capitalismo. Un tránsito liderado por los miembros de la Aristocracia Financiera y Tecnológica Global, quienes controlan los sectores estratégicos de la economía, particularmente los ligados las Nuevas Tecnologías de la Comunicación y la Información e imponen una nueva gobernanza global en la que los estados quedan subordinados.
Así demuestran amplias capacidades para el el manejo de las redes sociales, un campo de batalla por excelencia para el desarrollo de la guerra cognitiva, propia de esta época, en la que la segmentación de audiencias y las burbuja de comunicación, ayudan, por medio del bombardeo informativo a la propagación de los discursos racistas, patriarcales, negacionistas, anticientificistas, exitistas y clasistas.
Los “influencers”, como bien indica su nombre, trabajan fino en la persuasión de la opinión que se forma mientras se navegan las redes sociales y los ejércitos de trolls, en el ataque a las ideas contrarias y el posicionamiento de las propias.
Es de público conocimiento el estrecho vínculo entre el dueño de X, Elon Musk y Donald Trump, que podría transformarse en una asesoría política del primero hacia el segundo de cara las próximas elecciones estadounidenses. Javier Milei, fue apoyado y promocionado abiertamente en campaña por Musk. Mientras que Bolsonaro y Bukele, son dos referentes conservadores, que han mostrado su afinidad con el magnate. Entre todos ellos, el denominador común es la utilización de X y otras plataformas, donde expresan sus ideas e impulsan la reproducción de discursos a nivel masivo.
La Cumbre de Acción Política Conservadora, puede ademas ubicarse en el entramado de la derecha fascista latinoamericana e internacional, que incluye empresas, Think Tanks, fundaciones, organismos supra nacionales, mandatarios y exmandatarios de ultraderecha, ONGs, medios de comunicación y cárteles del narcotráfico.
Actores políticos y político institucionales como la Unión de partidos políticos latinoamericanos (UPLA) y la Organización Demócrata Cristiana de América, podrían ubicarse dentro de esta red, junto con el gobierno de EEUU, el gobierno de Israel, el Departamento de Estado, la DEA, la CIA y la Comisión de Asignaciones de EEUU.
También el Complejo Militar Industrial Energético (Comando Sur, Pentágono y Exxon Mobil); organismos multilaterales como la Organización de Naciones Unidas (ONU), la Unión Europea (UE) y la OEA; empresas militares privadas como Academy (ex Black Water). Tanques de pensamiento, ong y fundaciones como la Fundación Nacional para la Democracia, Adam Smith Center For Economic Freedom de la Florida International University de Miami, el Grupo Democracia y Libertad, la Fundación Internacional para la Libertad, la Sociedad Interamericana de Prensa y la Red Atlas.
Este último está asociado con alrededor de 500 organizaciones en casi 100 países donde se encuentran por ejemplo el Movimiento Brasil Libre, Fundación Libertad de Educador y la Fundación Pensar creada por el dirigente argentino del PRO Mauricio Macri. La red ATLAS cuenta con el apoyo financiero de otras fundaciones como Pfizer, Shell, Exxon Mobil, Philip Morris, Procter & Gamble, entre otros.
Tal y como expresa Lucas Aguilera, en un artículo titulado Democracia o libertad: las antinomias de la nueva fase capitalista “en medio del vertiginoso desarrollo del régimen de acumulación y el cambio de fase del sistema capitalista que está configurando la era del metaverso, la democracia revela sus fines y demuestra sus límites. El capital ya no la necesita tal y como durante más de 2 siglos organizó la estructura política en la arena internacional, aunque los desgastados Estados nación sigan siendo un tablero importante en la disputa por la riqueza socialmente producida”.
A decir del autor “la contradicción que se presenta en este tiempo histórico podría definirse por la disputa entre el proyecto de la globalización y sus contradicciones y la “derecha alternativa”, Alt-right o neoreaccionaria, livianamente llamada neofascista”.
Pero se trata, en verdad, de distintas personificaciones sociales y políticas de una misma clase: la capitalista.
Las fracciones norreaccionarias capitalizan el descontento social, promoviendo la idea de que la modernidad ha llevado a la alienación y la deshumanización, utilizando este argumento para justificar la eliminación de derechos y la imposición de un orden más autoritario.
Sin embargo -como dice Aguilera- la contradicción principal en esta fase no radica en esta antinomia entre democracia y libertad, sino en la feroz competencia entre diversas redes transnacionales de poder financiero- digital por el control del intelecto general y del tiempo disponible de la humanidad.
La peligrosa articulación de las derechas a nivel regional y global y su fusión en la trama de actores económicos y estratégicos, obliga, sin duda, a repensar las estrategias de los campos populares, en todos los terrenos en los que se libra esta guerra multidimensional.